La gala de los premios Feroz ha dejado abundantes victorias para el cine catalán. Seis de los ocho galardones en juego en las categorías de actuación han caído en manos de intérpretes catalanes, bien recibidos por los periodistas cinematográficos especialmente a raíz de los éxitos Casa en Flames, de Dani de la Orden, y Salve María, de Mar Coll. Entre las estatuillas más prestigiosas, Emma Vilarasau se ha llevado el reconocimiento a la mejor actriz protagonista por su papel de Montse, la matriarca de la familia en el filme de De la Orden. Más allá de los agradecimientos al conjunto del equipo de la producción, desde el director a los compañeros de reparto, Vilarasau ha sido contundente contra una de las figuras más criticadas de la actualidad política: el magistrado Adolfo Carretero, que juzga el caso a raíz de la denuncia por agresión sexual que la actriz Elisa Mouliaá presentó contra el fundador de Podemos y exportavoz de Sumar en el Congreso Iñigo Errejón.

Carretero ha estado en el centro de las acusaciones sociales en las últimas jornadas después de que trascendiera el vídeo de los interrogatorios a denunciante y denunciado, en el cual el juez mostró actitudes muy diferentes al dirigirse a la víctima y al presunto agresor. Mientras mantuvo una cierta cordialidad con Errejón, Mouliaá sufrió un tono brusco y acusatorio, con el magistrado poniendo en duda la mayoría de sus declaraciones desde la tribuna. Al respecto, Vilarasau ha sido contundente: «En mi profesión, cuando alguien hace una actuación penosa, se le critica. Y uno se lo traga y calla«, ha espetado la actriz, aplaudida por la mayoría de los presentes. «¡Es libertad de expresión, coño!».

Carretero se defiende

El magistrado, acorralado por las intensas críticas que le ha valido el agresivo interrogatorio, ha rebatido cualquier duda respecto a sus intenciones. Lejos de corregir el cuestionamiento a Mouliaá, ha doblado la apuesta, y ha reclamado que el Consejo General del Poder Judicial salga en su defensa. Para Carretero, las imágenes que se han podido ver en los medios de comunicación «estaban sesgadas». Fundamenta el duro cuestionamiento a la actriz, a menudo abiertamente contrario a la defensa, porque «la versión de la víctima debe ser muy sólida» en una acusación como esta -una exigencia que no ha trasladado al acusado-.

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