«Ha sido el culebrón del verano». Así describe el caos vivido este verano en la alta velocidad el vicepresidente de la plataforma de Promoción del Transporte Público (PTP), Carles Garcia. Y el serial ha culminado con la eliminación de los Avlo entre Barcelona y Madrid, lo que deja a muchos usuarios de las comarcas de Ponent y del Camp de Tarragona sin su uso como tres regionales rápidos, y que ahora los pierden. Si quieren usar el AVE como alternativa, les costará el doble.
A finales del mes de julio, Renfe se vio obligada a retirar de la circulación cinco trenes de la serie Avlo S106, de la empresa Talgo, al detectar «fisuras» y anomalías técnicas en este modelo durante una revisión rutinaria. El problema, sin embargo, es que el S106 era el primer tren de alta velocidad que se estrenaba desde hace más de quince años y ha resultado defectuoso: «Recientemente, hemos tenido una incidencia muy seria en estos trenes al detectar en una revisión rutinaria algunas fisuras en las bogies de los trenes de la línea Madrid-Barcelona, lo que nos ha obligado a retirarlos de la circulación, con las afectaciones lógicas que esto supone», detallaba el ministro de Transportes, Óscar Puente, durante la comparecencia de esta semana en el Congreso de los Diputados.
Estas fisuras en algunos trenes de alta velocidad, sin embargo, no han sido hechos aislados. Durante el mes de agosto, algunos usuarios de los trenes Avant -es decir, los de media distancia de alta velocidad de Renfe- denunciaron a través de las redes sociales que los trenes que hacen este recorrido tienen vibraciones constantes «muy fuertes» que provocan malestar a los pasajeros y dificultan el viaje, especialmente en el tramo entre Tarragona y Lleida. Estos convoyes, sin embargo, no se retiran.
Al cúmulo de incidencias, que ha ido indignando cada vez más a los usuarios, se suma la decisión de Renfe de eliminar la línea low-cost Avlo del corredor entre Barcelona y Madrid, que entrará este lunes que viene. La operadora ferroviaria justifica la eliminación de los Avlo para centrarse en los AVE como una manera de «uniformizar» el servicio, ya que consideran que “se adapta mejor” a las “necesidades del perfil de viajero” del corredor: «Renfe también ha tenido en cuenta que el producto AVE se adapta mejor a las características del trayecto y a las necesidades del perfil del viajero corporativo, frecuente en este corredor», esgrimían desde la compañía.
Un incremento de precio que notarán especialmente los usuarios de Lleida y Tarragona
Defienden que mantendrán las mismas frecuencias porque se incorporarán más AVE al corredor, motivo por el cual no habrá un impacto directo en el número de trenes que circulan. Ahora bien, las diferencias se notarán en el bolsillo de los pasajeros, especialmente los vecinos de las paradas intermedias del corredor, que no tienen «perfil corporativo». Esto preocupa a usuarios consultados por El Món, como Miquel Pons, vecino de Lleida de toda la vida. Trabaja en Barcelona tres días a la semana, ya que los otros dos tiene permitido teletrabajar, y se desplaza en tren, porque solo tienen un coche familiar «y hay gente en casa que lo necesita más»: «Trabajo aquí porque es donde hay trabajo, pero no queremos irnos de Lleida. No nos lo hemos ni planteado», explica. Usa la alta velocidad desde hace cuatro años, momento en que se puso en marcha el servicio de bajo coste de Renfe, y, según explica, «casi nunca» había tenido problemas. Una efectividad del servicio que, sumada a los precios «competitivos», lo convertía en una gran opción. «Podía viajar por diez euros si lo reservaba con antelación», exclama Pons, quien ve con preocupación cómo le afectará económicamente la supresión de los Avlo.

El impacto económico de suprimir el low cost de Renfe
A raíz de la decisión de Renfe, el precio de los billetes se encarecerá más de un 50%, en algunos casos. Por ejemplo, tal como demuestran las tarifas publicadas en el mismo sitio web de Renfe, el costo de desplazarse de la capital catalana a Lleida a las dos de la tarde este pasado viernes con Avlo era de 19 euros. Viernes de la semana que viene, con los Avlo ya fuera de servicio, el billete de este mismo trayecto con AVE costará 55 euros. Es decir, más del doble del precio actual. Lo mismo ocurre con el Camp de Tarragona. Según los datos de Renfe, el billete para el trayecto de las dos de la tarde de este viernes pasado era de 15 euros, pero el precio del viernes de la semana siguiente del AVE es de 37,55 euros. Es decir, una vez más, más del doble del precio actual. A diferencia de lo que les pasará a los pasajeros de Lleida y Tarragona, los usuarios de las comarcas gerundenses continuarán con el servicio actual, porque ya solo circulaba un Avlo entre Figueres y Barcelona, que ahora será un Avant.
División de opiniones en la estación de Sants
En la cola de acceso a la alta velocidad de la estación de Sants, las opiniones sobre la supresión de los Avlo del corredor Barcelona – Madrid están divididas: «A mí, personalmente, me hacen una faena muy grande, pero qué le vamos a hacer. Tengo que venir a trabajar igual», expresa Pons, quien detalla que ha llegado a un acuerdo con la empresa donde trabaja para repartir el costo del desplazamiento. Cristina Sánchez, que vive en Barcelona y que acostumbra a tomar el tren «como mínimo» una vez cada dos semanas para ir hasta Madrid, no lo ve del todo igual: «Tengo a mi hijo en Madrid, que acaba de ser padre, y voy a menudo a verlo, pero para ver a mi nieto», ríe tímida. Según explica, prefiere pagar «un poco más» por tomar un AVE «de toda la vida» porque es «más cómodo»: «A mí me gusta poder usar el bar. Sí que tomaba últimamente los Avlo porque es más barato, pero si tengo que pagar un poco más, tampoco me parece tan mal», detalla Martínez.
Entre los pasajeros que esperan para cruzar los torniquetes de la alta velocidad en Sants, no todos toman los trenes operados por Renfe: «Yo hace tiempo que me he pasado a los Ouigo para ir a Madrid», comenta uno de los usuarios mientras enseña el billete -a través del móvil- al revisor para acceder al control de seguridad de la estación. El problema, sin embargo, no es conectar Barcelona con la capital española, sino con las otras estaciones catalanas: «En el Camp de Tarragona y Lleida mucha gente usaba los Avlo», recuerda Carles Garcia. Son estas poblaciones las que notarán más el impacto de la supresión del servicio low cost, porque muchos de sus vecinos que usan la alta velocidad ya optaban por usar los servicios de bajo coste, sea de Avlo, Iryo o Ouigo. «No siempre los trenes de Avlo acababan siendo los más baratos, porque el precio del billete funciona en función de la demanda», recuerda el vicepresidente de la PTP, quien apunta que Renfe ha suprimido el servicio de Avlo porque «perdían dinero»: «La apuesta por entrar en el mundo del low cost ha sido un fracaso», añade.

Una red propia catalana de alta velocidad
En respuesta a la decisión de Renfe de suprimir la alta velocidad low cost del corredor entre Barcelona y Madrid, se ha vuelto a poner sobre la mesa el debate de articular una red propia para Cataluña. En estos momentos, los únicos trenes puramente catalanes que circulan a alta velocidad son los Avant, que son regionales, pero son «claramente insuficientes». De hecho, así mismo lo constata el informe Red Catalana de alta velocidad, obligación de servicio público elaborado por Comisiones Obreras y publicado esta misma semana. Actualmente, el servicio Avant se presta en tres líneas de alta velocidad: Figueres Vilafant-Girona-Barcelona Sants, con 15 servicios diarios por sentido; Lleida Pirineus-Barcelona Sants, con ocho servicios por sentido al día; y Tortosa-Barcelona Sants, con 1 servicio por sentido al día, según consta en el informe.
Teniendo en cuenta esta situación, muchos usuarios optaban por tomar los Avlo. Ahora que dejan de circular, pues, el sindicato vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de crear un corredor propio para la alta velocidad. Sea como fuere, la supresión del servicio de bajo coste de Renfe entre Barcelona y Madrid para la alta velocidad deja entrever las costuras de la red de trenes rápidos que opera en Cataluña, ya que la decisión de unificar el servicio con los AVE encarece mucho el precio del billete de los trayectos, lo que repercute directamente sobre los vecinos del Camp de Tarragona y Lleida, dos zonas a menudo olvidadas por Renfe.