Un tsunami de infecciones de transmisión sexual (ITS). Esto es lo que viven en su día a día los principales hospitales catalanes, que alertan de que los casos continúan subiendo de forma “preocupante”. Según un estudio del observatorio Bloom, entre el 2012 y el 2019 las ITS se incrementaron más de un 1.000% en el estado español, es decir, se pasó de 1.390 casos a 16.304, 9.000 de los cuales se notificaron en Cataluña. Durante el año 2020 se experimentó una parada, pero después de la pandemia la oleada se ha vuelto a hacer fuerte, cosa que preocupa a las autoridades sanitarias.
Tanta es la preocupación que
De una cirugía cada dos meses se ha pasado a una cada semana
La médica adjunta de ginecología del Hospital de Mar Sílvia Agramunt asegura que las estadísticas, que alcanzan solo hasta el 2021, confirman lo que hace años que ve en el centro donde trabaja. “Atendemos a una población sexualmente activa, a diferencia de otros hospitales con una población más envejecida, cosa que hace que tengamos una tasa muy alta de ITS”, explica la médica, preocupada por el aumento “exponencial” de infecciones después de la pandemia. “Nos encontramos cada vez más ITS y jóvenes con enfermedades de transmisión sexual avanzadas que ya tienen consecuencias”, añade.
Estas consecuencias de las que habla la doctora pueden ser muy graves. Algunas infecciones de transmisión sexual no presentan síntomas o si los tienen son poco llamativos, cosa que hace que vayan avanzando sin impedimentos hasta provocar la enfermedad pélvica inflamatoria, que en muchos casos requiere la extirpación de las trompas de Falopio. “Antes hacíamos una cirugía cada dos meses y ahora hacemos una cada semana. Es un aumento muy significativo, y esto es solo un ejemplo. Es la punta del iceberg”, advierte Agramunt.
Las infecciones de transmisión sexual, además, tienen un impacto en la reproducción. “A las mujeres que tienen criterio de quirófano porque no se curarían de otro modo se les sacan las trompas, porque si no podrían morir de sepsis. Esto tiene impacto en la fertilidad, a pesar de que ahora hay técnicas de reproducción asistida”, explica la doctora. Añade que los casos menos graves, los que no requieren quirófano, también generan un impacto en la fertilidad, aunque sea menor.

La pérdida del miedo al VIH
Agramunt cree que hay varios factores que explican este aumento de ITS, entre los cuales está la pérdida del miedo a contraer el VIH. “Cuando hubo el boom del VIH toda una generación se educó sexualmente con pánico a coger el sida. Se usaba el preservativo y se transmitió la importancia de hacerlo durante años. Ahora se ha perdido el miedo”, explica.
Además, el comportamiento social mucho más liberal también es un factor a tener en cuenta. “Las mujeres cada vez inician las relaciones más pronto y tienen varias parejas. El perfil más habitual es la monogamia selectiva: están solo con una pareja, pero las van encadenando”, apunta. También ha contribuido el hecho que ahora hay otros modelos de parejas abiertas o poliamor y que el sexo ya no se ve como un tema tabú. Agramunt insiste en que “no se tiene que juzgar el comportamiento de nadie”, sino “enfatizar que el sexo tiene que ser seguro”. “Se tiene que concienciar y
El coordinador de la Unidad VIH y ITS del Hospital de Bellvitge, Arkaitz Imaz, coincide con su compañera que el uso del preservativo está en descenso, en parte, por esta pérdida de miedo al VIH, pero apunta que hay otros factores como los cambios sociales en la pareja y el uso de drogas que también influyen. “Las ITS afectan más a las personas con parejas sexuales múltiples y esto está relacionado con los cambios sociales que hay en los tipos de relaciones y la manera como se mantienen. En algún grupo, además, el uso de drogas vinculado al sexo también influye”, explica.
La franja más afectada, los adolescentes: un 5% de población, un 15% de los casos
“La línea de infecciones es totalmente ascendente, con incrementos de hasta el 40% de algunas enfermedades y un aumento de casos de clamidia en las mujeres que está siendo muy importante”, apunta el experto. La franja de edad en la que más aumentan los casos porcentualmente es la que va entre los 15 años y los 24, un incremento que el doctor destaca que “no es banal”. “Se estima que los adolescentes son un 5% de la población y, en cambio, representan el 15% de casos de ITS. Están exageradamente sobrerepresentados”, alerta.
Entre estas infecciones que se incrementan en toda la población hay el VIH, hecho que ha puesto en alerta a los profesionales sanitarios. “El VIH, que a partir del 2016 había experimentado un descenso de casos, ahora está vuelto a tomar fuerza. Esto se tiene que vigilar porque es una infección crónica sin cura y con muchas consecuencias para la salud que mucha gente todavía desconoce”, explica el experto. Avisa de que muchas personas que tienen VIH “no son conscientes” de ello, lo que demuestra que “no se diagnostica bien y el virus se propaga cada vez más”.
¿Un problema de concienciación?
Imaz considera que el conocimiento, la educación y la divulgación son claves para la prevención de las ITS. Cree que se tiene que poner especial énfasis en el hecho que las enfermedades de transmisión sexual afectan a la salud reproductiva, un problema que genera muchas consultas médicas y perjudica las relaciones sexuales. “Algunas de las infecciones pueden tener secuelas a largo plazo si no se tratan a tiempo y mucha gente no es consciente”, apunta.
En cambio, Josep Mallolas, jefe de la Unidad de VIH-SIDA del Hospital Clínic, apunta que el problema no es tanto la información como la aceptación que la población hace. Es decir, considera que “no falta información y todo el mundo a quien se le diagnostica era consciente de que le podía pasar”, pero falta educación sexual. “La educación sexual incluye la aceptación de la información que se recibe. Una cosa es que explicamos qué es la enfermedad, como afecta y como se transmite, y la otra es que la gente esté dispuesta a cambiar sus hábitos para protegerse”, apunta. Considera que esto “es mucho más difícil” por un “aspecto subliminar social”, es decir, porque la gente piensa que si se infecta lo tratarán y no habrá consecuencias.

“No hay la idea de que la transmisión de una enfermedad de este tipo tiene unas consecuencias clarísimas y graves en la salud”, añade. Considera que la famosa campaña
Mallolas no tiene claro que