Cuenta atrás para el cambio hora de la primavera del 2023, que ha dado el pistoletazo de salida esta semana. Como cada año, esta modificación horaria se produce durante el último fin de semana de marzo. Esta vez, se tendrá que avanzar la hora de los relojes durante la noche del 25 al 26 de marzo. Así pues, a las 2.00 de la madrugada del domingo serán las 3.00 y empezará oficialmente el horario de verano. De los dos cambios horarios que se hacen al año, el más esperado suele a ser el de la primavera, ya que esto supone ganar una hora de luz al día y, a partir de la semana que viene, la puesta de sol se retrasa hasta pasadas las ocho de la tarde. Pero, ¿qué efectos tiene esta medida en la salud de las personas?
Los beneficios del cambio temprano de la primavera es que, a pesar de que se hace de día más tarde, las tardes se hacen algo más largas porque la luz natural aguanta hasta más tarde de las 20 horas. También sacan provecho las actividades de ocio, turísticas y la restauración.
¿Tiene efectos en la salud?
A pesar de que la duda general es si el reloj se avanza o se retrasa, también hay muchas personas que se preguntan qué efectos puede tener el cambio de hora en la salud. Mayoritariamente, los niños y la gente mayor son quienes más notan los efectos negativos y, sobre todo, provoca trastornos del sueño, como recoge el Hospital Sant Joan de Déu. A pesar de que la normalidad en el sueño se recupera en unos días, también existen herramientas o consejos para poder reducir los efectos del adelanto horario, que también implica que, el día siguiente, se avanzan las comidas. Esto puede provocar que los más pequeños presenten cambios en el patrón del sueño los primeros días, así como mal humor, irritabilidad y pueden estar más apáticos y ansiosos.
Para que el cambio sea menos brusco, se aconseja acostumbrar los pequeños unos días antes de que tenga lugar el cambio horario y retrasar las rutinas de comida, dormir y levantarse unos 15 minutos.
Este efecto en el sueño también se puede dar en jóvenes y personas adultas por la alteración en la secreción de melatonina, la hormona que regula los estados de vigilia en función de la luz solar. Esto quiere decir que cuanto más luz hay, menos melatonina se produce y, por lo tanto, más tarda al inducir el sueño.
