Es Albert Donaire. Un mosso d’esquadra que nunca ha ocultado su independentismo a pesar de las presiones y el verdadero cerco que ha sufrido por parte de la temida División de Asuntos Internos del cuerpo, comandada por operativos y mandos manifiestamente españolistas. De nada, sin embargo, les ha servido el acoso y la media docena de procesos disciplinarios que le han abierto, porque todos los ha ganado en los tribunales. Eso sí, con un costo personal y económico altísimo.
Básicamente, aunque algunas de las investigaciones internas se han iniciado de oficio, es decir, por la misma policía, la mayoría han sido incitadas por denuncias de otra miembro del cuerpo, Immaculada Alcolea, militante de la causa españolista. Una ofensiva que ha obligado a Donaire a litigar en varios procesos judiciales. De hecho, la operativa ha sido presentar denuncias y querellas por tuits o comentarios en otras redes sociales, cuando las anteriores denuncias por hechos similares habían sido archivadas.
Un sistema que obliga a Donaire y a su pareja, también víctima de alguna de las denuncias, a estar continuamente en los juzgados para defenderse de las acusaciones. Ahora, Donaire ha presentado una demanda civil contra su insistente denunciante por vulneración del derecho al honor, la imagen y la intimidad personal. De hecho, los dos mossos mantienen demandas cruzadas, pero esta vez la pareja de Donaire se ha sumado porque también han difundido datos personales suyos a través de las redes sociales. La demanda de Donaire, a la que ha tenido acceso El Món, recuerda que Twitter (ahora X) ha clausurado varias veces la cuenta de Alcolea, muy activa en las redes y en un determinado espacio mediático unionista.

«Un poco de apoyo»
Donaire recuerda la cantidad de pleitos que ha tenido que pasar y los meses que ha estado suspendido de sueldo y trabajo. De hecho, durante un tiempo tuvo que realizar otro trabajo y, una vez reincorporado con todos los derechos porque la justicia así lo había decidido, sufrió la «relajación» con la que el departamento de Interior se tomaba a la hora de devolverle los salarios dejados de percibir mientras se instruían los expedientes disciplinarios.
De ahí que haya tenido que volver a poner en marcha su crowfunding para poder responder a las continuas denuncias que se presentan en diferentes juzgados, a menudo por las mismas razones. Es decir, los tuits son denunciados en diferentes juzgados a la vez, y hasta que no se llegan a acumular en un juzgado pasan meses, y mientras tanto requieren personaciones del denunciado en cada uno de los juzgados. Y hay procesos que se alargan aún más porque los jueces –por ejemplo en Olot y en Figueres– se van relevando con cierta continuidad. En total, Donaire calcula que ya ha abierto unos veinte procesos penales.
Donaire no piensa dejar de expresar opiniones que considera compatibles con su actividad policial. De hecho, recuerda que la justicia le ha dado siempre la razón ante Asuntos Internos del Cuerpo de Mossos d’Esquadra que, a menudo, le amonestaban o sancionaban. Cansado de la ofensiva contra sus opiniones, ha decidido llevar el caso ante un tribunal civil para recuperar sus derechos a la intimidad y al honor. De hecho, reclama 88.420 euros por «no haber podido ejercer su vida con normalidad» y por los daños morales que ha sufrido a raíz del acoso durante tres años y medio. La vista está prevista para el 22 de abril.