Las juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña reivindican su posición en el Parlamento. El portavoz de la JERC, Pol Baldomà, ha defendido en una entrevista con el Diario de Barcelona que la diputada de su formación, Mar Besses, podrá votar en un sentido opuesto al de ERC en «cuestiones estratégicas»; aconteciendo imprescindible para cualquier acuerdo que busque el Gobierno con sus socios de investidura, atendida la precaria mayoría que lo sostiene. A parecer de Baldomà, la situación ha cambiado respecto de la legislatura pasada; especialmente respecto de la relación del partido con el ejecutivo. «Cuando estábamos en el Gobierno, entendíamos que nos teníamos que comer ciertos sapos», reconoce el portavoz. Ahora, desde la oposición, apunta que «son más libras» para incidir en las decisiones que tome el conjunto del grupo parlamentario.

En la conversación publicada al digital barcelonés, así, Baldomà insiste que la Juventud Republicana se «reserva la potestad de votar que no» en aquellas cuestiones en que haya una divergencia de fondo con el criterio de la dirección del partido. El portavoz, pero, defiende que la prioridad será siempre llegar a acuerdos dentro del grupo. Sobre el posible voto negativo de Besses, «el objetivo es que no pase». Ahora bien, si llega a darse el caso, asegura que asumirán «las consecuencias».

La diputada de Juventud Republicana, Mar Besses / Kike Rincón / Europa Press

Tensiones antes de la investidura

La aquiescencia de la Juventud Republicana ya fue un tema candente en las semanas anteriores a la investidura de Salvador Isla. Ya asegurado el apoyo de las bases de Esquerra en el acuerdo con el PSC, la dirección republicana, así como el candidato socialista, tuvieron que esperar a la decisión definitiva de las juventudes. La mayoría absoluta que ha llevado Isla a San Jaime, hay que recordar, es extremadamente justa: entre socialistas, ERC y Comunes suman 68 escaños, exactamente la cifra necesaria para ganar una votación en el Parlamento. A pesar de la oposición interna, finalmente la Juventud consensuó un «sí crítico» para «mantener la unidad del espacio político y erigirse en la verdadera garantía de cumplimiento del acuerdo». De este modo, la organización juvenil se compromete a fiscalizar el acuerdo de investidura, si bien sostienen que todavía hay «desconfianza» hacia el partido de los socialistas. «Se los saldrá caro no cumplir», aseguraban entonces.

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