«El Estado siempre mantiene la estrategia, es igual Garzón que García Castellón«. Esta advertencia demoledora de Mònica Terribas, con pareado involuntario, ha planeado durante toda la presentación del libro
La periodista y vicepresidenta primera de Òmnium Cultural era una de las ponentes que han flanqueado al autor en el acto, junto con Ramon Piqué, uno de los detenidos, y Carme Porta, otra de los muchos protagonistas del libro, que pudo desaparecer al saber que también la buscaban y presentarse ante el juez meses más tarde, cuando la fiebre olímpica ya había bajado.

Que la vivencia de Porta no fuera tan salvaje como la de otros implicados por Garzón no quiere decir que no forme parte de la generación de independentistas marcados por aquella operación. Y tiene clarísimo que aquel oscuro episodio –por el cual el Estado fue condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no haber investigado las torturas denunciadas– fue «el laboratorio de pruebas» de la maquinaria represora del Estado contra el independentismo catalán. «Querían ver la capacidad de resistencia del movimiento», ha asegurado. Y ha recordado: «Entonces hubo un centenar de imputados y ahora ha habido 4.000».
«Ha habido muchas operaciones Garzón»
También Ramon Piqué ha remarcado la conexión entre el comportamiento del sistema penal de 1992 y el de ahora. «Ha habido muchas operaciones Garzón. Aquella tuvo el nombre pero hubo más con la ley antiterrorista». Con el recuerdo en primera persona, Piqué ha criticado el «blanqueo» de la figura de Garzón que ha hecho «la progressia» estatal y ha recordado que cuando se trata de «salvaguardar España» toda la judicatura actúa igual. La diferencia entre la Cataluña de hace 32 años y la de ahora –»en algunas cosas hemos ido a mejor»– es que «el independentismo entonces era mucho más minoritario» y de la represión se hablaba mucho menos.
Los archivos del padre, Sebastià Salellas
Para escribir el libro, el autor ha partido de los archivos encontrados en un rincón del despacho de su padre, el abogado Sebastià Salellas, fallecido en 2008, que formó parte de la defensa de los afectados de la operación Garzón desde el principio hasta el final, hasta que ganó la demanda en Estrasburgo. Como joven abogado acabado de licenciar, su hijo Benet lo ayudó en la fase final y asistió con él a la vista oral solemne en el tribunal de Estrasburgo. Piqué también recuerda vivamente aquel día y la entrada en la sala dónde, como ha confesado, entraron convencidos de que lo tenían muy difícil y de que el hecho de llegar ya era «una victoria moral y política».
A pesar de la voluntad que declara Benet Salellas de no centrarse en la rabia y de poner de manifiesto que las víctimas de aquellos hechos han podido «reconducir lo que sentían hacia una cosa positiva, cuidarse más que culpabilizar»,

Lector voraz y con un gran dominio del lenguaje –había sido editor de textos en el diario
Y así se hace visible el hilo rojo que une a dos jueces supuestamente de orientación ideológicamente diferente pero españoles los dos: Garzón y el magistrado del caso Tsunami, Manuel García Castellón, trabajando con el mismo objetivo, de los años 90 a 2024.