Uriel Bertran (Badalona, 1976) empezó su trayectoria política como líder de las juventudes de ERC —cargo en el cual le sucedió el que ahora es presidente de la Generalitat, Pere Aragonès— hasta que encabezó la corriente interna crítica Esquerra Independentista. Cada vez más discrepante con la estrategia del partido, pasó a Solidaritat Catalana per la Independència con Joan Laporta, partido por el cual fue diputado en el Parlament. En la siguiente legislatura quedó fuera de la cámara y dejó la primera línea política, hasta que hace un año y pico reapareció como miembro del Secretariado Nacional de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y mano derecha de Dolors Feliu en el comité permanente. Es responsable de la comisión de estrategia y discurso y estos días afronta el debate sobre la consulta de la entidad sobre la posición que tenía que tomar respecto de las elecciones 23-J en el Congreso, que se ha considerado una derrota de la dirección porque la militancia ha decidido, por un 60%, que no se haga campaña por la abstención o el voto nulo. Él hace otra lectura y se compromete especialmente con la próxima consulta, la que tiene que decidir si sale adelante la lista cívica.
La ANC planteó en una consulta a sus bases la posibilidad de llamar a la abstención o el voto nulo para el 23-J y han votado en contra el 60% de los más de 3.700 socios que participaron. Lo que se percibía como la apuesta de la dirección se ha tumbado claramente. ¿Qué lectura hacen de ello?
La apuesta del Secretariado Nacional era hacer la consulta. La hoja de ruta aprobada recientemente especificaba que si no había unidad de acción independentista para bloquear el Congreso español se plantearía el voto nulo político y que esto se tendría que someter a consulta de los socios. La posición de la dirección ha sido totalmente neutra, no ha habido posicionamiento del Secretariado Nacional respecto del sentido del voto en esta consulta. De hecho, cuando se convocó se añadió la abstención, que no estaba incluida en la hoja de ruta, que solo hablaba del voto nulo, porque vimos que en las elecciones municipales una parte relevante del independentismo había optado por la abstención como voto de castigo ante la inoperancia para hacer efectiva la independencia por parte de los partidos. Quisimos recoger el debate vivo que había en el independentismo y someterlo a consulta.
Y ahora, ¿cuál es la posición de la dirección de la ANC?
Respetamos los resultados y creemos que un 40% del voto a favor de la abstención y el voto nulo político indica que empieza a haber una parte relevante del independentismo, no solo de la entidad, que se plantea mecanismos de castigo de los partidos. También vemos este 40% como un voto de confrontación del Estado español. No participar en unas elecciones españolas significa no reconocer esta ‘democracia plena’ que dicen que tienen.
¿Cuándo dice que ‘empieza’ a haber una parte del independentismo que tiene esta posición, quiere decir que piensa que irá a más?
Tradicionalmente, la ANC exigía a los partidos hacer efectiva la independencia. Y ahora se está pasando de la exigencia a los partidos a plantear nuevas propuestas, pasar por encima de los partidos y de su inoperancia. Es un pensamiento estratégico nuevo en el independentismo y en la ANC. Un 40% de socios hacen una crítica explícita a los partidos independentistas. Tenemos abierto el debate de la lista cívica, que en los próximos meses también se someterá a consulta para saber si este giro acaba concretándose en la lista cívica.
Pero la ANC se considera la entidad más crítica del independentismo, y solo el 40% está a favor del voto de castigo. Hay gente que considera que este resultado cuestiona la posición del Comité Permanente, al cual usted pertenece.
Esto es un pensamiento interesado.
Interesado ¿en qué?
Lo que quieren es cuestionar una evolución de la entidad que puede llevarla a impulsar una agrupación de electores en forma de lista cívica. Ante esta posibilidad, que restaría relevancia a las actuales posiciones inmovilistas del independentismo, ya anticipan este análisis absolutamente interesado. La ANC es la única entidad del independentismo que ha sometido a consulta de sus bases su posición con relación a las elecciones del 23-J. Hemos hecho un ejercicio de democracia. Y lo que sabemos ahora es que hay un 60% de socios que no han querido que hagamos una campaña activa en favor de la abstención o el voto nulo. Pero no significa que quieran votar a los partidos que se presentan a las elecciones. Esto es una extrapolación interesada. Lo que tiene que hacer ahora la ANC es mantener una posición neutra y no hacer una campaña activa ni de apoyo a los partidos ni para impulsar votos de castigo.
¿No es muy extraño que una entidad como la ANC, activismo puro, tenga una posición que se limite a ser ‘neutra’, y, por tanto, ambigua, en un momento crucial?
Con unas elecciones españolas, no. La mayoría de los socios de la entidad no se las sienten como suyas. Con la consulta interna, se ha llegado al resultado que estas elecciones españolas para la entidad no son especialmente relevantes con relación a la línea estratégica que llevamos. Para la ANC, las elecciones prioritarias son las del Parlamento de Cataluña y aquí sí que tenemos una posición clara. El 23-J, gane quien gane, PSOE o PP, con relación en Cataluña, harán lo mismo.
¿No es importante para el independentismo tener fuerza en el Congreso, incluso si el objetivo tiene que ser bloquearlo? Es lo que están planteando ahora los partidos independentistas.
Es imposible bloquear el Congreso español. Los españoles nunca permitirán que las opciones independentistas bloqueen nada. Se pondrán de acuerdo entre ellos y ya está.
¿Un pacto PP-PSOE?
Esto ya pasó. El PSOE ya se abstuvo una vez para que el PP gobernara. Con esto basta para que los independentistas no pinten nada. El Estado español nunca dejará en manos de los independentistas su futuro.
En la investidura de Pedro Sánchez intervinieron los votos de ERC, de Bildu…
Pero no para bloquear nada. Los votos independentistas han contado por qué estaban a favor de la investidura. Si no lo hubieran estado, habría habido otros escenarios. Obviamente, si el independentismo vota gratis, el PSOE coge sus votos encantado de la vida. Si el independentismo pone unas condiciones que no son asumibles para el españolismo, el españolismo buscará otras posibilidades. Ciudadanos estaba dispuesto a abstenerse con Pedro Sánchez, el PSOE se abstuvo en la investidura de Rajoy y, si hiciera falta, volvería a haber otro escenario de estas características. Es jugar a la ilusión que el independentismo puede poner en jaque el Estado español en el Congreso. Cataluña aporta 48 diputados de 350. Punto final.
Entonces, ¿por qué defendían que hubiera unidad de acción independentista para el 23-J?
Porque, si había un frente unitario para no votar a ningún presidente para el gobierno español, no impediría que hubiera presidente, pero si tienes todo el independentismo que actúa en términos de fortaleza política, esto envía un mensaje a escala internacional y visibiliza el conflicto con el Estado. Porque si el independentismo facilita las investiduras del gobierno español de turno sin un reconocimiento del derecho a la autodeterminación, la visión que se da internacionalmente es que se ha acabado el conflicto. Una candidatura unitaria con una estrategia de confrontación con el Estado no paralizaría nada, pero permitía visibilizar el conflicto.
¿Y cómo se convierte el voto nulo o la abstención en una herramienta política de visibilización de un conflicto?
De entrada, lo hemos visto con las elecciones municipales. La pérdida de un 10% de participación ha provocado el estallido del debate.
Y que el independentismo no llegue a tener suficientes votos para gobernar instituciones, como Barcelona.
El hecho de que haya un partido que se llame independentista no quiere decir que cuando llega a las instituciones haga nada independentista. Lo estamos viendo en el gobierno de la Generalitat. ¿Qué diferencia hay entre la gestión de Pere Aragonès y la que haría Salvador Illa? La Generalitat no está haciendo nada en clave independentista. Y muchos ayuntamientos se han pactado con el PSC sin ningún problema ni ningún escrúpulo. El independentismo muchas veces está blanqueando el PSC y el unionismo. En la Diputación de Barcelona había un pacto de PSC y Junts. Cuando el independentismo hace esto, lo que no puede pretender es que el voto continúe secuestrado. Llega un momento que como ciudadano tienes que demostrar que tu voto vale algo, y es una posición de dignidad, de autoestima y fuerte. Y ya estamos viendo candidatos que están suplicando a favor de ir a votar, dicen que ahora sí que serán más exigentes y admiten que es por el mensaje recibido con la abstención del 28-M. Ya es un paso. Después ya veremos qué hacen, pero la abstención ha enviado un mensaje claro.

Después de la consulta que ha desestimado hacer campaña por la abstención o el voto nulo, ¿qué riesgo ven que en la consulta para salir adelante la lista cívica pase lo mismo?
Evidentemente, no rehuimos la importancia que tiene, con la hoja de ruta actual, la apuesta del Secretariado Nacional por la lista cívica. De entrada, es una opción propositiva. No es lo mismo promover la abstención que presentar un proyecto alternativo, es más fácil que tenga apoyo. Estamos elaborando una propuesta de cómo queremos impulsar esta agrupación de electores y la someteremos a votación de los socios antes de que se acabe el año. Se le tiene que dar forma, pero la hoja de ruta aprobada deja muy claro que la lista cívica tiene que tener como prioridad hacer efectiva la declaración de independencia. No votaría ninguna investidura de presidente de la Generalitat si el independentismo no se pone de acuerdo para hacer efectiva la declaración.
¿Esta consulta sí que será determinante para la continuidad de la actual dirección?
Obviamente. Porque será lo que marcará si la estrategia que se está haciendo se culmina o no se culmina. Si la asamblea de socios no quiere ir por aquí, otros compañeros tienen que coger las riendas de la entidad.
¿Quiere decir que dimitirían?
Yo solo puedo hablar por mí mismo, pero, obviamente, sí. Soy el responsable de la comisión de estrategia y discurso. Si sometemos a consulta uno de los pilares fundamentales de la estrategia de la hoja de ruta y no se aprueba, daría un paso al lado. Por otro lado, los socios han aprobado esta hoja de ruta [con un 76% de votos a favor], y todo indica que hay una corriente favorable a la lista cívica.
Esta semana Carles Puigdemont rompió un silencio largo y concedió una entrevista en RAC 1 en que, entre otras cosas, se mostró abiertamente en desacuerdo con la lista cívica…
Con todos el respeto que tenemos por el presidente Puigdemont, y teniendo en cuenta que todas las posiciones son legítimas, hay que tener en cuenta que él es militante de un partido…
Y uno de los líderes más influyentes en una parte amplia del independentismo. Si tanto Puigdemont como los otros partidos y exdirigentes de la ANC, entre los cuales algunos de los fundadores y dimisionarios del actual Secretariado Nacional, hacen campaña en contra de la lista cívica, ¿qué efecto puede tener?
Nosotros confiamos en la madurez de cada socio para tomar su decisión. Y la dirección de la ANC ha puesto muchos filtros para encarrilar este proyecto. Ya formaba parte de la anterior hoja de ruta, forma parte de la actual y hemos puesto una consulta. Si la lista cívica tiene que nacer, tiene que nacer con fuerza, porque sería una posición radicalmente nueva en la política catalana, dispuesta a bloquear el Parlamento si no es para hacer la independencia. Hasta ahora, se hablaba de independencia durante la campaña electoral y una vez conformado el gobierno y repartido el pastel, se dejaba de hablar de independencia hasta la siguiente campaña electoral. Queremos cambiar las reglas, el juego. No hay reparto del pastel si no se hace efectiva la independencia. Esto es un cuestionamiento a toda la política de los partidos llamados independentistas de los últimos años. Por eso las personas que han participado en esta estrategia de alguna manera es normal que se sientan incómodas. Puigdemont expresa su opinión como militante de un partido en este sentido.
Pero hay ramas diferentes del independentismo enfrentadas entre ellas que casi solo están de acuerdo en que no sería buena idea la lista cívica…
Porque es la única opción que puede hacer que no puedan continuar pactando con la placidez que han pactado para no hacer la independencia. A pesar de que después de dos años las bases están haciendo distanciarse del último pacto la CUP y Junts, que salió del Govern con una consulta a la militancia. Ahora no se quieren encontrar con un Parlamento donde la condición sine qua non sea hacer efectiva la independencia. Quieren tener más margen de maniobra para hacérselo a su manera, que es ir prolongando la gestión autonomista. Ya está bien que haya este debate abierto, porque si en estas circunstancias la sacamos adelante, tendrá mucha potencia.

El lunes se presentó la manifestación de la Diada para este año y al día siguiente hubo un comunicado muy hostil de la Asociación de Municipios por la Independencia, la AMI, quejándose de que los han excluido de la organización.
Me sabe mal esta interpretación de la AMI, estamos intentando reconducirla. Lo que se pretende con la manifestación de este año es precisamente abrirla a más entidades. Y la AMI fue invitada a la rueda de prensa de la presentación…
Pero no participaron en los parlamentos.
Ni nos comunicaron su malestar. Después hubo el comunicado. Todo ello ha generado unas interpretaciones que se tienen que reconducir, porque queremos que la AMI participie de la manifestación.
¿Por qué se ha llegado a este punto?
Hay una situación de transición en la AMI porque el actual presidente ya no es alcalde, después del 28-M, y es candidato en el Senado por ERC. Estamos esperando que escojan una nueva dirección, necesitemos que nos envíen los representantes reales de su nueva etapa, de los ayuntamientos actuales. El caso es que ha habido un malentendido, pero queremos que la AMI esté.
¿Pero hay comunicación?
Sí, sí, y tanto. Y, después de su comunicado, en una reunión del Comité Permanente analizamos como solucionarlo y decidimos pedirles inmediatamente un encuentro y ver como pueden participar más en la preparación de la manifestación. Entendemos que no hemos sabido hablar bastante y estamos trabajando para solucionarlo.
El año pasado las tensiones fueron con el president de la Generalitat, Pere Aragonès, que no participó en la manifestación por desacuerdo con el manifiesto del ANC. ¿Les parece relevante conseguir que vuelva?
Sí. Nosotros hacemos una confrontación con el Estado español y una confrontación con el autonomismo, con la estrategia autonomista, que eventualmente pueden tener determinadas personas y partidos, pero que es una circunstancia que puede cambiar. Y tanto el presidente de la Generalitat, como ERC, Junts y la CUP, si adoptan una estrategia que para nosotros sea coherente con el movimiento independentista, bienvenidos seran. No señalamos ni personas ni partidos concretos, combatimos el autonomismo. Por lo tanto, si viene el presidente de la Generalitat y esto significa un compromiso más firme con una estrategia independentista, bienvenido sea.
El año pasado no faltó porque la ANC no lo quisiera, sino porque no quiso ir él. E hizo crítica de la ANC. Lo que pregunto es si trabajarán para convencerlo para que venga.
Si la Generalitat de Cataluña nos dice que quiere venir…
¿Pero la ANC le pedirá que vaya?
Nosotros no pedimos a ningún ciudadano en concreto que venga a la manifestación…
Hablamos de la máxima autoridad del país, que es independentista. ¿Ustedes consideran relevante que esté?
Depende de como cada presidente entiende la manifestación del Once de Septiembre. Algunos no venían, como Artur Mas, pero llamaba a la participación. El año pasado, Aragonés no vino y además mostró malestar con la convocatoria. Otras veces han venido. Tiene que ser el mismo presidente quien defina cuál es su voluntad de participación. Si su voluntad es estar, estamos dispuestos a hablar y ver como puede participar con normalidad. No hay ninguna voluntad de que se sienta incómodo.
¿Y si no va?
Ya no vino el año pasado y el mundo continúa. No minorizó la manifestación, que tuvo una gran participación. Entenderíamos que viniera como una voluntad de un dirigente político de tener una conexión más directa con la ciudadanía, con el independentismo más activo. Nos parecería positivo y sano. Pero también implicaría saber acceptar las críticas que le pueda hacer la ciudadanía, que se tienen que hacer con respeto y con educación. Este Once de Septiembre, el planteamiento de la manifestación es de subrayar la confrontación con el Estado y coincidirá con la presidencia española de la Unión Europea, haya quien haya en la Moncloa. Con este esquema, cualquier independentista, incluido el presidente de la Generalitat, puede sentirse cómodo.
¿Esto implica que intentarán que el manifiesto de este año no provoque tensiones?
Será con la misma línea que el del año pasado, de confrontación con el Estado y con el autonomismo. Pero insistiremos que no lo personalizamos con nadie. Es más, si hay una voluntad por parte de los partidos independentistas representados en el Parlamento de variar la posición de colaboracionismo con el Estado hacia posiciones más críticas, será una aproximación a lo que dice la ANC. Si una manera de demostrar esto es venir a la manifestación, perfecto. Pero la Asamblea no cambiará su planteamiento porque es madurado, meditado y el tiempo nos va dando la razón.