Los colegios electorales franceses han abierto a las 8 horas. Unos 50 millones de ciudadanos están llamados a las urnas para escoger la próxima Asamblea Nacional, que el presidente Emmanuel Macron disolvió después de los males resultados de las elecciones europeas. Los comicios de este domingo –con segunda vuelta el próximo 7 de julio– ponen a prueba la fuerza del presidente de la república, en la cuerda floja por primera vez desde que consiguió entrar en el Elíseo en 2017, con un movimiento centrista y renovador que entonces dejó en la estocada al Partido Socialista y a los Republicanos. Las urnas dirán ahora en qué grado se ha desgastado el movimiento político de Macron, que mira de apaciguar el
Las últimas encuestas denotan un crecimiento significativo de la extrema derecha en Francia. El Reagrupamiento Nacional de Marino Le Pen obtiene el 37% del apoyo en los sondeos y la gran incógnita es saber si conseguirá la mayoría absoluta suficiente que se ha marcado como objetivo. Con el 28% de los apoyos –siempre según las encuestas– está el Frente Popular, la nueva coalición de izquierdas que integra el Partido Socialista y la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. Y después aparecen los de Macron, con solo un 20% del apoyo. En este caso, y a diferencia de las elecciones presidenciales, en segunda vuelta no solo se enfrentan los que dos partidos más votados, sino que pueden optar a la reválida los que han obtenido el 12,5% de los votos. En todo caso, Macron no ha aclarado si retiraría su candidatura, en caso de ser tercero, para apoyar a otro partido.

La izquierda se presenta unida
La coalición entre los socialistas y Jean-Luc Mélenchon los ha catapultado en las encuestas, todavía a mucha distancia de la extrema derecha, eso sí. Las diferencias entre ambos partidos saltan a la vista. De hecho, las dos formaciones se han repartido la presencia en los debates y no han aclarado quién sería el presidente de la Asamblea si consiguen ganar. Sus adversarios los han tildado de extrema izquierda y, los últimos días de campaña, el expresidente socialista François Hollande ha aparecido en escena para atrapar el voto moderado.
Mientras tanto, Emmanuel Macron, que ve peligrar incluso la segunda posición, ha equiparado ambos bloques durante la campaña, erigiéndose en el único partido centrista y catalogando de extremistas a la nueva formación de izquierdas y al partido de Le Pen. La candidatura del presidente francés la lidera el hasta ahora primero ministro Gabriel Attal. Los analistas franceses lo describen como el delfín de Macron. Attal es un político joven, fiel al presidente y está al frente del gobierno francés desde enero de 2024, cuando Macron le encargó el objetivo de desencallar un ejecutivo sin mayoría y anclado en las prórrogas presupuestarias.
El auge de la extrema derecha
El auge del partido de Marine Le Pen preocupa, sobre todo, en la población extranjera que vive en el país. Es el caso de algunos catalanes, que hablan de «temor» y «respeto» a la posibilidad que el partido ultra acceda al poder. Así lo han remarcado este fin de semana algunos testigos a la Agencia Catalana de Noticias. «Hace cosa porque no dejamos de ser extranjeros que vivimos en un país extranjero. Ya había empezado antes, pero estoy mirando cómo obtener la nacionalidad francesa», apuntaba Jesús Crespo, que hace 15 años que vive en París.
El buen momento electoral de Reagrupamiento Nacional en Francia coincide con el impulso de otras fuerzas reaccionarias en Europa, que empieza con el Brexit en el Reino Unido y que se ha extendido en otros países europeos. En las últimas elecciones europeas, los partidos de extrema derecha consiguieron 170 escaños, lo cual supone casi una de cada cuatro sillas del Parlamento Europeo.