La cita con Sidonie en su local de ensayo se produce cuando quedan menos de 12 horas para que salga Catalan Graffiti (Sonido Muchacho, 2025), su primer álbum íntegramente en catalán. Hay cansancio después de una semana intensa de promoción y también hay nervios por el estreno y por cómo recibirá el público de la banda, muy acostumbrado a escucharlos cantar en castellano, este nuevo disco. Hay nervios y respeto por ver la aceptación que habrá fuera de Cataluña, como admiten en esta entrevista con El Món, pero también quieren ver la reacción del público catalán. En esta conversación Marc Ros, Axel Pi y Jesús Senra, Jes, explican por qué han decidido hacer ahora, después de 27 años de carrera, un disco íntegro en catalán. La explicación es clara. Lo han hecho porque les apetecía hacerlo. Y no lo han hecho antes porque no tenían las canciones para hacerlo. «Cuando llegaron las canciones, nos atrevimos a hacer el disco», explica Marc, que tiene la sensación de que la lengua está de moda, pero a la vez sufre por su salud porque, por ejemplo, en Poblenou, barrio donde está situado el estudio, oyen más gente hablando en inglés por la calle que en catalán. Por otro lado, Marc admite que cantar en la lengua materna le ha permitido acercarse a sus recuerdos de infancia, como el día que, con 10 años, experimentó la observación de un ovni. Las letras del disco también abordan el amor, el desamor y la muerte, pero el grupo tiene cuerda para rato y quieren aprovechar su larga trayectoria para «naturalizar cantar en catalán fuera de las fronteras de nuestro país, de Cataluña».
Después de casi 27 años haciendo música, ¿por qué hacéis ahora un disco en catalán?
Marc Ros: Primero de todo, porque las cosas que hacemos con Sidonie normalmente son cosas que nos apetecen. No lo hacemos ni por obligación, ni a disgusto. Nos ha apetecido muchísimo. Lo habríamos hecho antes, sinceramente, pero no había las canciones. Había algunas ideas, algunas melodías, algunos versos; pero no había canciones. Y cuando llegaron, y nos atrevimos a hacerlo, salió este Catalan Graffiti.
¿Cuál es la razón de no haberlo hecho antes?
M.R.: La razón es que tenía una canción que se titula Dua Lipa, Moreneta de Montjuïc y es un horror de canción. No me he atrevido ni a enviarla a Axel y Jes, porque era espantosa, pero es un proceso de aprendizaje. Entonces, hasta que no tuve un grupo de canciones que fuera presentable, no me atreví a compartirlas con Axel y Jes. Y cuando esas canciones se convirtieron en cinco, diez, pensamos que esto podría ser un disco. Y aquí es cuando comienza todo.
¿Os daba respeto dar el paso?
M.R.: No, el respeto lo siento ahora cuando esto se ha convertido en realidad, y acaba de salir el disco. No dormimos muy bien y durante la promoción estás nerviosillo, pero es que es un disco en catalán, es un doble salto mortal.

Vosotros comenzasteis haciendo discos en inglés y luego pasasteis al castellano. Ahora tenéis la sensación de que habéis abandonado vuestra zona de confort?
Axel Pi: Está bien explicar, o entender, que la zona de confort de Sidonie ha terminado siendo la evolución y el cambio constante, porque así lo explican nuestros discos y las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra carrera. El primer paso importante fue del inglés al castellano, pero es que en la etapa en castellano hay cambios sustanciales en cuanto a alejarte voluntariamente de la comercialidad con un disco como Fluido García, que no es amable en cuanto a la digestión, precisamente; cuando vienes de acariciar el éxito más popular y más comercial con El Incendio. Eso también es un salto al vacío, y también estábamos cagados cuando hacíamos eso. Lo que pasa es que todo queda muy compensado por el deseo que tienes de hacer lo que quieres, porque es así como lo sientes. Es cierto que ahora también es otro cambio, pero nos gusta pensar que Sidonie está en constante evolución. Evolucionamos en cuanto a utilizar una guitarra, solo guitarras, y, en otro disco, dejar de usarlas como ejercicio de producción y de arreglo para ir hacia otro lugar. Y así, sin parar. Y, por lo tanto, como entendemos que el idioma, la lengua, es el más potente de los arreglos, ahora lo usamos en este camino imparable en cuanto a nuestra evolución. En consecuencia, me gusta pensar que nuestros seguidores están acostumbrados a estos cambios. También nosotros, pero eso no significa que no estemos expuestos a la opinión pública y nuestros propios nervios.
Forma parte del proceso.
Jesús Senra: Creo que Sidonie vive con el riesgo. Hemos estado toda la vida viviendo con el riesgo. Los cambios que acaba de decir Axel. Estamos acostumbrados a este riesgo. Nosotros y nuestro público también. Yo creo que el público también dice, ‘hostia, ahora un disco en catalán Sidonie’ y da miedo. Sí que da miedo. Claro que da miedo, pero es un disco muy honesto. Como todos los que hemos hecho.
¿Y la decisión la habéis tomado también un poco pensando en la situación que atraviesa la lengua?
M.R.: También. Sí. Como persona humana y persona catalana que vive en Cataluña te preocupa desde el minuto uno. Y, evidentemente, eso acaba afectando lo que tú vas haciendo en el día a día, y eso queda bien marcado por todo esto. Es paradójico el momento que vivimos con la lengua catalana. Si solo hablamos de música, el puntapié absoluto de lo que es gracias al Estadio Olímpico y, al mismo tiempo, Rosalía cantando en catalán, pero cuando tú paseas por el barrio donde estamos ahora, que es Poblenou, la mayoría de gente habla en inglés. Mucha gente, no lo quiero exagerar, pero mucha gente habla en inglés, y muchos restaurantes ni siquiera rotulan en castellano, y mucho menos en catalán. ¿Qué paradoja, no? Tenemos la sensación de que el catalán está de moda, y, por otro lado, sufrimos por su salud.
Son como dos realidades paralelas.
M.R.: Sí. No lo sé. Estoy muy confundido. De momento, lo que nosotros podemos aportar como grupo es que como catalanohablantes, y habiéndonos dedicado a la música en castellano, ahora lo hacemos en catalán. Y que este sea nuestro pequeño granito de arena.
A.P.: Nosotros siempre hemos explicado que nuestra identidad como personas y en cuanto a la escena política, cultural, social se desprende de nuestras canciones. Y no siempre hemos estado abiertos a posicionarnos en cuanto a mensajes con contenido político, pero, en relación con este disco, que nos gusta haberlo hecho, porque lo sentíamos y porque además creemos que las canciones suenan maravillosamente bien en catalán; pero no te engañaremos, que de una manera muy humilde nos creemos en una posición de privilegio a la hora de poder naturalizar cantar en catalán fuera de las fronteras de nuestro país, de Cataluña. Si en esta paradoja vemos que la lengua también está amenazada, nuestra pequeña aportación será normalizar algo que lucha contra esta realidad. Tenemos la suerte de tener un público fuera de Cataluña que escucharán el disco en catalán. Seguramente menos del que escucharía el disco en castellano, pero habrá un público nuestro que está acostumbrado a escucharnos en castellano que ahora nos escucharán en catalán. Y muchos de ellos, porque ya nos está pasando, nos dicen, y nos dirán, que están aprendiendo el catalán gracias a estas canciones. Y eso no es prepotencia. Eso nos está pasando y ha sido una sorpresa maravillosa. Esto, para nosotros, forma parte de este compromiso que ahora tenemos con nuestra lengua y que va acompañado de muchos otros elementos que nos han ayudado a tomar esta decisión.
Habláis de un público que no está acostumbrado a escucharos en catalán, pero yo, después de escuchar el disco y seguir vuestra discografía, lo primero que encontré fue los Sidonie de siempre.
M.R.: Eso que acabas de decir es lo más difícil de todo, porque habría sido fácil cagarla en este disco, porque yo no tenía ni idea de qué letras tendría. Eso es clave, el tema de qué hablarás. Hay un talento en cuanto a hacer melodías, pero las letras… Al principio sí que me parece que eran como más irónicas, y un punto sarcásticas. No lo sé, porque no tenía unos referentes directos claros. Pero me parece que quizás al principio maneleábamos, quizás de alguna manera, o el ludwigvanbeábamos. A Ludwig los escucho, pero no me veía. Entonces sí que encuentras tu voz hablando de cosas como más… Es curioso, porque con el disco he encontrado la infancia, la adolescencia.
¿Puede ser que la lengua materna también facilite eso?
M.R.: Exactamente, sí. Creo que el puente este es el hecho de que utilizando la lengua materna te vayas a tu adolescencia, incluso a tu infancia.
Porque habláis de infancia, habláis de amor, habláis de desamor y de muerte.
M.R.: Sobre la muerte es la última canción. Exactamente. Baby, baby, muy bien. Habla de la muerte, la guadaña y de ovnis. Hay una canción que se llama Ovni 84 que estaba basada en un hecho real sobre una observación de un ovni que mi persona experimentó.

La canción sobre el ovni habla de la infancia, ¿no?
M.R.: Yo tenía 10 años. Curioso que en el disco anterior, Marc, Axel y Jes, se hablaba de nuestra madurez, de tener 50 años, y cómo eres en la vida…
Y este son más recuerdos.
M.R.: Sí, y este son más recuerdos. Supongo que por el hecho del catalán, que también nos ha llevado a hacer un tipo de melodías, incluso un tipo de arreglos.
Es un disco en catalán, pero con un título en inglés que catalaniza una película americana. ¿Qué relación hay?
M.R.: Toda. La idea del concepto del disco es en un viaje a Estados Unidos donde surge una canción que se llama Baby, Baby; que justamente es la canción a la que antes hacías referencia, y que recuerda mucho también el Brill Building, en Broadway, oficinas donde se hacían grandes temas sin parar en el período de finales de los años 50 y 60. Este pop nos gusta mucho.
Estas pequeñas píldoras musicales, ¿no?
M.R.: Píldoras producidas por Philip Spector y compuestas por Carole King y Gerry Goffin, y toda esta panda de magníficos, que cantaban las Ronettes o los Righteous Brothers. Estas canciones… Be My Baby, de las Ronettes, la mejor canción de la historia. Queríamos aspirar a este tipo de pop. Nos conectaba muy bien con la banda sonora de American Graffiti. Los títulos de crédito, que es como arranca la película, es una puesta de sol en la zona del Valle de San Fernando, más cerca de Los Ángeles, que tienen unas puestas de sol preciosas, y sale un drive-in, que es donde vas con el coche a pedir una Coca-cola o una hamburguesa. Nos encanta. Queríamos reflejar todo esto en el disco.
Y una portada muy Velvet Underground con una berenjena en lugar del icónico plátano de Andy Warhol.
A.P.: Como introducción a esto añado una cosa. ¿Sabes eso de ‘quien bien busca, bien encuentra’? Pues esto tiene que ver con la portada de la Velvet Underground and Nico. Creo que desde el primer disco que estamos contemplando esta portada como la referencia estética en cuanto a cualquier diseño que le hemos pedido seguir a cualquier diseñador con quien hemos trabajado a lo largo de nuestra carrera. Siempre, en cualquier conversación. Pues, al final, quien bien busca, bien encuentra, y gracias a la idea que tuvo Marc de sustituir el plátano por la berenjena, que simboliza nuestra catalanidad. Y por fin hemos podido hacer este homenaje y hemos podido tener la hortaliza más parecida a un plátano. Y que gracias al trabajo de Miquel Quiroga, nuestro diseñador, este deseo se ha hecho realidad. Tenemos el homenaje de la Trempera Matinera de la Trinca, tenemos esta tipografía maravillosa y tenemos esta catalanidad reflejada y simbolizada en esta berenjena.
M.R.: No veo la cosa fálica en nuestra portada. En la Trinca es obvio que aquello es un falo, pero en Sidonie no lo veo.

¿Y por qué la berenjena?
M.R.: El pisto manchego no es con la berenjena. Se parece mucho a la samfaina, pero ¿qué lo diferencia? La berenjena. Es este ingrediente que también está en la escalivada. Creo que es una de las hortalizas más nuestras.
Cuando tomáis la decisión, ¿habéis tenido que poner muchas cosas en la balanza para calibrar pros y contras?
M.R.: Es lo que decía antes, que yo estaba cagado, que tenía problemas estomacales. Me parece que lo pienso más ahora que cuando se estaba haciendo el disco.
Por lo tanto, ¿os habéis lanzado a la piscina?
A.P.: Es que es sentirlo profundamente. De verdad. No ha habido una conversación en la que hemos compartido los pros y los contras. No ha existido eso. Es decir, no hemos hecho la típica lista de pros y contras. Ni por asomo. Hay un día en que entendemos, y gracias al hecho de que llegan canciones ya muy inspiradas de Marc en catalán, entendemos y sabemos, y ya deseamos profundamente, grabar un disco en catalán. Y a partir de ahí, ya está. Después vienen los miedos. Pero esa es la decisión a partir de la cual todo empieza. Y esa decisión se toma sin atender a la razón ni a jugar con ningún tipo de balanza. Si existiera esa balanza, pesaría mucho más el deseo de hacer lo que queremos hacer, que es esto.

¿Y habéis pensado cómo se recibirá fuera de Cataluña este disco?
A.P.: Y cómo se recibirá aquí también.
J.S.: Hemos estado toda la vida cantando en castellano, y es normal que nos lo preguntemos.
A.P.: Es normal la pregunta, y también nos la hacemos nosotros. Pero es que lo que nos preguntamos es cómo lo recibirá nuestro público. A los de aquí, habrá unas circunstancias que le afectarán a la hora de decidir si lo quieren escuchar o no. También habrá posiblemente alguna crítica alrededor de esta decisión de hacer un disco en catalán, que también lo harán pensar que no le interesa escucharlo o no le gustará. Y a fuera de Cataluña también hay otras connotaciones, otras circunstancias, que hacen que quizás alguien decide no acercarse al disco por el hecho de estar cantando en catalán. Y después habrá cosas muy bonitas, como las que ya están pasando, con aquellos que no entienden el catalán y se acercan al disco porque les gusta el grupo y confían que el disco les gustará. Y conectan con el catalán a través de nuestras canciones.
M.R.: Eso que has dicho, perdona, es clave, ¡eh! Una cosa tan sencilla como que les gusta Sidonie.
De hecho, a veces música en otros idiomas como, por ejemplo, en francés o en italiano, no terminas de entender la letra pero te atrapa igualmente.
M.R.: Sí, y no. Eso lo hacemos nosotros y nos encanta. Pero, ahora, recuerdo que hay los Super Furry Animals, que son de Gales. Estaba escuchando Radio 3 y me sorprendí porque no estaba acostumbrado a escucharlos en galés. Pero después vi que es un tema increíble.
A.P.: Y eso le puede pasar a alguien de fuera de Cataluña. Sin embargo, en Cataluña hay muchos seguidores que entienden perfectamente el catalán, pero que están acostumbrados a escuchar el grupo en castellano y le gusta y quizás ni le interesa, ni quiere, o se le hace extraño que cantemos en catalán. Por eso no nos debemos obsesionar a la hora de pensar cómo lo recibirán fuera. Lo que me interesa es saber cómo lo recibirá nuestro público o aquellos a quienes les pueda llegar. Creemos, siendo realistas, que quizás aquí habrá una repercusión más grande y quizás fuera de Cataluña no tanto. Es posible. Y quizás estamos equivocados.
¿Y habéis notado algún tipo de prejuicio cuando habéis tocado alguna de las nuevas canciones?
J.S.: Eso te iba a decir. Hemos tocado canciones en directo, y hemos hecho pruebas.
M.R.: Sí que ha habido algún gesto de rechazo. Y una frase que se repite es «no lo voy a entender», y nosotros siempre les hemos dicho que no se preocupen, que ya las traduciremos. Aun así, siempre pienso que hoy en día hay canciones de mi grupo favorito, que son los Beatles, que no sé de qué van. Entiendo que la letra sea muy importante. Para mí lo es cuando escucho a Sabina, Llach, Serrat, o Dylan, pero a mí lo que me vuelve loco son las melodías, que es lo que sabemos hacer mejor nosotros. Nosotros pondremos todas las facilidades para que lo entiendan.
¿Y esas muestras de rechazo?
M.R.: Siempre hay. Por redes, en los directos… Fuera y aquí. Aquí también nos han llamado botiflers.
A.P.: También hay quien critica el hecho de que no lo hayamos hecho antes o que crean que esta decisión es fruto de un oportunismo relacionado con el hecho de que el estado de la música en catalán es muy dulce. Por tanto, nos afectará de la misma manera el mensaje cargado de prejuicios de aquí, en Cataluña, como de fuera.
M.R.: Pero eso no nos puede paralizar.
J.S.: ¿Y si somos nosotros los pacificadores del catalán y el castellano y lo unimos todo y lo normalizamos?
A.R.: Haremos un pequeño trabajo.
Uno de los temas del disco se titula Beatles. ¿Podéis estar con alguien a quien no le gusten los cuatro de Liverpool?
M.R.: Buena pregunta. Que da pie a una reflexión porque mi hermana me ha preguntado si esa canción estaba basada en hechos reales y si hablaba de mí. Yo le dije que no, que no se preocupara, que no estaba tan loco, pero sí. No creo que pudiera salir con una persona que me dijera que odia a los Beatles después de que yo le hubiera dicho que es mi grupo favorito. Me parece que sería muy deprimente. No podríamos iniciar una relación.
Y en esta eterna lucha Beatles o Rolling Stones, vosotros habéis sido teloneros de los Rolling.
M.R.: Nosotros lo llamamos Stones por el añorado Jordi Tardà, con quien descubrimos mucha música. Yo, por ejemplo, a Bowie lo descubrí escuchando sus programas de Catalunya Ràdio. Él siempre decía «los Stones» porque ellos mismos se llaman «Stones». Entre ellos no se llaman Rolling. Dicho esto, el mismo Jordi Tardà le dijo a Jordi Pujol, entonces presidente de la Generalitat de Catalunya, que se declaró más de los Beatles, «somos amigos, presidente». Beatles y Stones somos amigos. Seremos amigos siempre.
Pero cuando los teloneasteis salisteis con la sensación de que os arrasaron.
J.S.: No. La sensación, no. La realidad. Fue una barrida.
M.R.: La virtud humana más importante es la humildad. Y nosotros pensábamos ‘iremos allí, somos treinta años más jóvenes que ellos y va…’. Y fue todo lo contrario. Yo terminé ahogándome, y salió Mick Jagger, que hizo un concierto de dos horas impecable, afinando, y corriendo. Fue increíble.
Los nervios juegan malas pasadas en estas situaciones?
M.R.: Muy malas pasadas. Yo, aún hoy, ni puedo mentirme a mí mismo diciendo que allí fue una tarde bonita o agradable. Para mí no lo fue en absoluto. Yo me encontré mal y todo. Hemos sido teloneros de los Stones, pero no lo pasé bien.
A.P.: Sí, a mí me pasó lo mismo. Los nervios te juegan una mala pasada, es verdad. Pero cuando todo es tan abrumador, todo fluye como si no estuvieras allí. Me costó mucho vivirlo tocando de pies en el suelo porque muchas cosas me afectaban. Estás sobreexcitado, muy nervioso, y todo junto, en todo caso, me hizo alejarme de allí y, por tanto, me hizo que no lo disfrutara. Y cuando terminó todo, no sabía ni el bolo que habíamos hecho.

Por lo que decís la sensación es la que suele pasar en una celebración muy importante como, por ejemplo, una boda.
A.P.: Estábamos dispersos, demasiado angustiados, también, porque fue muy extraño, porque nos removió mucho, y, de repente, disfrutamos de un momento, es lo que recordaremos especialmente. Estábamos todos en la grada viendo el concierto de los Stones y allí empezamos a disfrutar. Y hay un momento clave en el que Mick Jagger agradece a Sidonie, y pronunciando perfectamente Sidonie, que hubiéramos tocado esa noche. Nuestra técnica lo grabó y si no fuera por eso quizás no nos lo habríamos creído. Jagger hizo que aquello fuera real y que fuera recordado.
Porque musicalmente la influencia de Sidonie es británica.
M.R.: Sí. Y eso también está en Catalan Graffiti. Cada canción lleva asociado un nombre; Smiths, The Cure, Beatles o, como te he dicho antes, Heavily Brothers. El ADN de Sidonie es pop inglés de guitarras de los 60 a los 90.
¿Y cómo veis la escena catalana?
M.R.: Hablando de guitarras, están saliendo de muy guapas. Están haciendo álbumes que nos vuelven locos.
J.S.: Remei de Ca la Fresca. Buenísimos.
M.R.: Krögers. Al·lèrgiques al Pol·len. Son grupos de guitarras que son muy guais.
¿Pero echáis de menos un poco ese sonido de guitarras?
M.R.: Aún vamos un poco atrás respecto a Madrid, que creo se han puesto las pilas con Alcalá Norte, Carolina Durante, La Paloma. Con esto vamos atrasados respecto a Madrid, pero habrá una réplica que, poco a poco, irá conectando con la gente y los medios. Los grupos de guitarra no tienen espacio. La putada de TV3 y la CCMA es que infantiliza la música, porque convierte a unos artistas que son muy interesantes en algo casi del Club Super3. Hay que mantener el carácter de los grupos.
Lo habéis comentado al inicio de la entrevista, pero ¿qué os transmite que Oques Grasses agoten en 21 minutos todo un Estadio Olímpico?
M.R.: Alegría y júbilo muy grandes. Muy orgullosos. Esto para el país es una noticia espectacular, y para la música también.
Y es una muestra clara de que el catalán no es ninguna frontera para conseguir nada.
M.R.: No, pero por eso te decía antes la paradoja de este barrio. Tú sales y vas a Aragón y preguntas qué es Oques Grasses, la mayoría de gente no tiene ni puta idea. Esto es demencial. Y es horrible que pase. Nuestros vecinos lo han querido así, pero nosotros también deberíamos ser responsables de escuchar más música en gallego y en euskera. Lo hacemos, eh, pero no lo hacemos lo suficiente.
¿Habéis escuchado el disco de Rosalía?
M.R.: Me ha gustado muchísimo. Y me lo compré en Disco 100, en Joanic.
J.S.: Nos ha gustado muchísimo. Es un discazo muy serio.
Muchas tiendas de discos pequeñas se han quejado de que Sony no se lo ha distribuido.
M.R.: La teoría de Disco 100 es que han hecho esta putada, porque eso me parece una patillada de Sony, es que quieren priorizar las ventas por las plataformas porque las tiendas pequeñas como El Genio Equivocado, Revolver o Ultra-Local Records no reportan al acta. Es una de las teorías. No tengo palabras. Me parece una vergüenza.

Si os propusieran hacer una colaboración con la Escolania de Montserrat, ¿en qué idioma la haríais? ¿En catalán o en castellano?
M.R.: Es igual. Cualquier elemento que aparece en el disco, Homem-Christo, de Daft Punk, o todas las colaboraciones, Sílvia Pérez Cruz y Estrella Morente. Todo lo que aparece en este disco lo querría para nosotros. Lo que pasa es que somos pobres.
J.S.: Pero sin cruces.
¿Qué esperáis que pase con el disco y la gira?
J.S.: Todo. Esperamos que pase todo. Que sea todo una maravilla.


