La historia de Cataluña no se puede comprender sin tener en cuenta la vida de grandes artistas del país, como el ampurdanés Salvador Dalí. Nacido el once de mayo de 1904 a Figueres -ciudad donde perdió la vida 84 años más tarde-, Dalí fue un pintor, escultor, decorador, escritor y pensador catalán, el cual, con los años, se convirtió en el gran referente catalán -y, incluso, mundial- del surrealismo. De carácter alocado, con gustos excéntricos, y una capacidad creativa sin muchos límites, Dalí forjó su historia en el Ampurdán, donde hoy en día todavía perduran muchos recuerdos de su pasado. Su vida, pero, no se puede entender sin su esposa y musa, Gala Dalí, quien además de servir de inspiración para las obras de Dalí, también complementaba a la perfección la puesta en escena del pintor cada vez que aparecía en público.

Parte de este legado ampurdanés que ha dejado Salvador Dalí se encuentra al Castell de Púbol, una fortificación que fusiona la arquitectura gótica y la renacentista, la cual se convirtió en la residencia del pintor desde la década de los setenta hasta su muerte. De hecho, la esposa de Dalí continúa enterrada en el castillo, motivo por el cual, con los años, se ha convertido en una de las piezas más importantes del rompecabezas dalinià del Ampurdán. El castillo de Púbol está situado en la zona más elevada del núcleo de la Pera (Baix Empordà). Está formado por varios cuerpos dispuestos alrededor de un patio, en el cual se conservan gran parte de las estructuras y elementos originales de la época gótico-renacentista. La fachada principal todavía conserva elementos originales como la portalada de acceso de arco de medio punto con dovelas de piedra y las ventanas de origen gótico del piso principal.


La residencia de Salvador Dalí

A pesar de que este castillo tiene casi un millar de años, puesto que el primer documento en que aparece mencionado fecha de 1065, esta edificación cobró una vida especial cuando Salvador Dalí adquirió la propiedad. Concretamente, en 1969, Dalí prometió a su estimada que le compraría un castillo. Después de que fallaran las negociaciones con el castillo de Ampurdán, el castillo de Foixà y el castillo de Requesens, finalmente adquirió el castillo de Púbol, pero este se encontraba en muy mal estado.

Teniendo en cuenta sus habilidades artísticas, el mismo Dalí se puso al frente de las obras de restauración. De hecho, él mismo decoró cada rincón del interior de la casa, motivo por el cual el castillo se convirtió en una obra de arte por sí sola. Una obra que regaló a su estimada. Los dos hicieron estancias durante la década de los setenta, especialmente en verano. El año 1982, pero, cuando Gala perdió la vida, Dalí decidió enterrarla en el castillo.

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