Para la psicóloga Silvia Severino, lo que parece una decisión inteligente oculta una trampa que nos deja atrapados en vínculos que no nos permiten avanzar.
Seguir siendo amigos y no darte tu espacio ni poner límites te mantiene atado al pasado. ¿Y si solo estás disfrazando el miedo a quedarte solo?
Un vínculo emocional que te mantiene atrapado
Cuando nos toca enfrentar una ruptura, lo más lógico sería tomar distancia, darnos un espacio para curar, reconstruir sentimientos y mirar hacia adelante. Pero no siempre lo hacemos. A veces, lo que sucede es que, después de romper, se dice: “podemos seguir siendo amigos”. Es justo aquí cuando comienza el autoengaño.
Silvia Severino es especialista en relaciones afectivas y advierte que este intento de mantener un vínculo con tu expareja bajo otra etiqueta no es saludable. “Muchas personas se mantienen en contacto con su ex, y no precisamente porque todavía haya afecto, sino por una necesidad. No han podido cortar el lazo afectivo y disfrazan este apego como amistad”.
Y es que la idea de mantenerse en contacto y cerca de alguien que ha sido importante puede resultar reconfortante, pero el precio emocional casi siempre es alto. Lo que sucede es que se pospone el duelo, que acaba alimentándose de esperanzas e impide un cierre real de ese ciclo.
Entonces, en lugar de curar, nos quedamos en una especie de limbo emocional.
¿Se puede ser realmente amigo de un ex?
Establecer una amistad real con una expareja es posible, pero sinceramente, no es nada común y tampoco es algo que se genere de manera automática.
Esto requiere tiempo, distancia y una desvinculación emocional profunda por parte de ambos. Si no se da este cierre completo, lo que puede parecer una amistad a menudo es un anzuelo emocional disfrazado.
El mayor riesgo es que uno de los dos guarde expectativas, y eso, en muchos casos, no es consciente, pero no significa que no exista. Está el deseo de volver, se alberga la esperanza de que algo cambie, o sencillamente hay la necesidad de seguir ocupando un lugar en la vida del otro.
Las trampas de seguir en contacto con tu ex
Aceptar las migajas de una relación pasada no es madurez, es miedo. Es el miedo de afrontar un vacío emocional o una ausencia. En este intento de endulzar el duelo pensando que se puede establecer una amistad, lo que se hace es alargar este momento de sufrimiento que debería llegar.
La proximidad constante con esa persona no te dejará avanzar y, además, puede generar culpas, confusión y, lo peor de todo, dependencia. Terminarás aferrándote a rutinas, a encuentros y a la ilusión de una conexión que ya no existe.
Aprende a dejar ir
Tras el vídeo de esta psicóloga que se ha hecho viral en la red social, muchos usuarios manifestaron sentirse de esta manera y estar pasando por esta fase de cortar con todo, poner límites y dejar ir.
Silvia explica que se requiere mucha fortaleza emocional, poner tu bienestar en primer lugar, establecer límites, distancia y silencio. “Si terminas con tu pareja pero siguen en contacto, te emociona recibir un mensaje o ves sus historias, la ilusión sigue ahí y eso no es sano”, asegura.
Es posible que veas como un fracaso haber roto con alguien, especialmente si aún guardas sentimientos importantes por esa persona. Pero la verdadera madurez emocional no está en conservar “lo que fue” a cualquier precio, sino en saber retirarse a tiempo. Permítete pasar por el duelo completo y cerrar esta relación del todo.
De lo contrario, además de quedarte atrapado en un rol que ya no te corresponde, tú mismo te estás impidiendo ver todas las opciones que tienes en tu futuro.
