Viure bé
L’exercici sencillo que un médico de longevidad equipara a caminar 10,000 pasos al día

La promesa de vivir más y mejor ya no se basa solo en pasar horas en el gimnasio. Cada vez hay más evidencia que avala que pequeños gestos de movimiento repartidos a lo largo del día pueden marcar la diferencia en la salud metabólica y en la longevidad. Las recomendaciones de actividad física de la Organización Mundial de la Salud insisten en acumular al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado y en trabajar la fuerza varias veces por semana para mantener la autonomía en la edad adulta.

El problema es que la mayoría de los adultos pasa buena parte de la jornada sentada, en la oficina, en el coche o en el sofá. Este sedentarismo prolongado se asocia con un riesgo más alto de diabetes tipo 2, hipertensión y pérdida de masa muscular, incluso en personas que se entrenan algunos días a la semana. Ante este escenario, un médico especializado en longevidad propone un sencillo movimiento de fuerza que, realizado de manera estratégica, puede llegar a equipararse al impacto de los famosos 10,000 pasos diarios.

El método del médico de longevidad

El médico y experto en longevidad David Céspedes resume esta nueva manera de entender el movimiento con una fórmula llamativa: sugiere que hacer diez sentadillas cada 45 minutos a lo largo del día puede ofrecer beneficios metabólicos similares a los de caminar unos 10,000 pasos diarios. No se trata de magia, sino de aprovechar picos breves de activación muscular para compensar las horas de inactividad frente a la pantalla.

La idea se basa en investigaciones recientes publicadas en la revista Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, que han analizado qué pasa cuando se interrumpen largos periodos sentado con pequeños bloques de ejercicio, como series de sentadillas. Estos trabajos muestran que activar los grandes grupos musculares de las piernas de manera regular mejora el control de la glucosa en sangre incluso más que una caminata continua de 30 minutos, especialmente en personas con sobrepeso o riesgo metabólico.

El mecanismo es claro: cada vez que los músculos se contraen de manera intensa, liberan sustancias con efecto beneficioso sobre el metabolismo, regulan mejor la insulina y aumentan el gasto energético. En otras palabras, introducir breves microentrenamientos de fuerza a lo largo de la jornada puede contrarrestar parte del daño del sedentarismo, aunque no sustituye del todo un estilo de vida activo ni las recomendaciones oficiales de actividad física.

Cómo aplicar las diez sentadillas cada 45 minutos

Para trasladar esta estrategia a la realidad de una jornada laboral típica, Céspedes propone una pauta sencilla: cada 45 minutos de trabajo sentado, levantarse y hacer diez sentadillas lentas y controladas. En un día de ocho horas, esto supondría alrededor de entre 80 y 100 sentadillas repartidas en pequeñas dosis. Es suficiente para activar la musculatura de piernas y glúteos, elevar ligeramente la frecuencia cardíaca y romper el círculo del sedentarismo continuado.

No es necesario disponer de material ni cambiarse de ropa. Basta con dar unos pasos atrás de la silla, separar los pies a la anchura de las caderas, mantener la espalda recta y flexionar caderas y rodillas como si fuéramos a sentarnos en una silla imaginaria. Para personas con menos fuerza o molestias articulares, el gesto se puede adaptar levantándose y sentándose de una silla, o realizando el movimiento con un rango de flexión más pequeño, siempre sin dolor.

Ejemplo de jornada con microentrenamientos

  • 09:00–09:45: trabajo sentado.
  • 09:45: 10 sentadillas o 10 levantadas de silla.
  • 10:00–10:45: trabajo sentado.
  • 10:45: 10 sentadillas de nuevo.
  • Y así sucesivamente hasta el final de la jornada, acumulando entre 6 y 10 bloques de sentadillas.

Esta lógica de «pago a plazos» es especialmente interesante para aquellos que se sienten incapaces de cumplir rutinas largas de ejercicio. Los bloques son breves, manejables y fáciles de encajar entre reuniones, llamadas o tareas frente al ordenador. Con el tiempo, se pueden añadir otras variantes de fuerza, como zancadas, elevaciones de talones o planchas cortas.

Un plan de fuerza para padres de entre 50 y 60 años

Céspedes lanza también un mensaje directo a los hijos adultos: si tus padres tienen entre 50 y 60 años y no hacen ejercicio, es muy probable que no conserven la independencia funcional a los 70. A partir de esta década, la pérdida progresiva de masa muscular (sarcopenia) y de fuerza (dinapenia) hace que acciones cotidianas como levantarse del sofá, subir escaleras o cargar la compra se vuelvan cada vez más difíciles si no se entrenan.

La buena noticia es que no se necesita un gimnasio sofisticado para revertir esta tendencia. Con dos o tres sesiones semanales de fuerza bien planteadas y el hábito de moverse cada día, muchas personas de mediana edad pueden recuperar estabilidad, fuerza y confianza al caminar. Céspedes propone una rutina basada en ejercicios sencillos que se pueden hacer en casa con el propio peso corporal o con objetos cotidianos.

Rutina básica de 20-25 minutos en casa

Una propuesta orientativa para adultos de entre 50 y 70 años, siempre que no exista contraindicación médica, podría ser la siguiente:

EjercicioObjetivo principalSeriesRepeticiones
Sentadilla o levantarse de la sillaPiernas y glúteos2-38-12
Peso muerto con mochila o garrafasEspalda y cadena posterior2-38-10
Flexiones con las manos apoyadas en la pared o en una mesaPecho, hombros y brazos2-36-10
Press por encima de la cabeza con botellas de aguaHombros y tronco2-38-12
Planchas con las rodillas apoyadasCore y estabilidad2-310-20 segundos

Realizar esta secuencia dos o tres veces por semana, dejando al menos un día de descanso entre sesiones, puede mejorar de manera notable la fuerza, la movilidad y el equilibrio en pocos meses. Combinada con el hábito de interrumpir el tiempo sentado con sentadillas cada 45 minutos, la rutina ayuda a mantener la capacidad de levantarse del suelo, reaccionar ante un tropiezo y evitar caídas, aspectos críticos para continuar viviendo de manera independiente en la vejez.

Señales de alerta que conviene vigilar

  • Dificultad para levantarse de una silla sin usar las manos.
  • Cansancio excesivo al subir un solo tramo de escaleras.
  • Miedo a caminar por la calle por inseguridad o falta de equilibrio.
  • Pérdida visible de masa en los muslos o en los glúteos.

Estas señales indican que ha llegado el momento de priorizar el entrenamiento de fuerza y el movimiento diario. Cuanto antes se actúe, más fácil será recuperar la funcionalidad perdida.

Cardio inteligente: no todo es correr

El enfoque de Céspedes se complementa con la visión de otros profesionales del ejercicio. La entrenadora personal María Casas recuerda que, cuando el objetivo es perder grasa sin sacrificar músculo, no siempre tiene sentido abusar de carreras intensas o sesiones extenuantes de cardio. Defiende el cardio de baja intensidad y larga duración (LISS, por sus siglas en inglés) como herramienta principal para mejorar la salud cardiovascular sin dificultar la recuperación después del entrenamiento de fuerza.

Este tipo de cardio se sitúa en la denominada “zona 2”, aproximadamente entre el 60 % y el 70 % de la frecuencia cardíaca máxima. En la práctica, significa caminar en la cinta con una pendiente ligera, pedalear en bicicleta estática o hacer rutas de senderismo a un ritmo en el que aún se pueda mantener una conversación. Es un esfuerzo sostenible que favorece el uso de la grasa como fuente de energía y que se puede mantener durante 30 a 60 minutos sin agotamiento extremo.

Combinar fuerza, sentadillas y LISS

Las recomendaciones actuales para adultos convergen en un mismo punto: combinar actividad aeróbica moderada (como caminar a buen ritmo o hacer cardio en zona 2) con ejercicios de fuerza al menos dos días por semana. La propuesta de diez sentadillas cada 45 minutos encaja como un complemento que ayuda a romper el sedentarismo y a sumar minutos de activación muscular, pero no sustituye la necesidad de dedicar bloques un poco más largos de tiempo al movimiento.

Una semana tipo para una persona con vida sedentaria que quiera empezar a cuidarse podría incluir:

  • Microentrenamientos de sentadillas o levantadas de silla cada 45 minutos durante los días laborables.
  • Dos o tres sesiones de fuerza de 20-30 minutos, como la rutina básica descrita para adultos de 50-70 años, adaptada a cada nivel.
  • Dos o tres salidas de cardio suave en zona 2 de 30-45 minutos (caminar a paso ligero, bicicleta, caminar por la montaña).
  • Pequeños hábitos extra: subir escaleras en lugar de usar el ascensor, bajar una parada antes del transporte público o dar breves paseos después de las comidas.

Una estrategia realista para vivir más y mejor

El mensaje de fondo es simple: no se puede compensar todo un día sentado con una sola hora de gimnasio. Lo que hacemos entre entrenamientos es tan importante como el propio entrenamiento. La propuesta de David Céspedes de realizar diez sentadillas cada 45 minutos recuerda que el movimiento se puede integrar en la rutina laboral sin grandes cambios de agenda ni instalaciones deportivas específicas.

Al mismo tiempo, los expertos insisten en no caer en una falsa sensación de seguridad. Las sentadillas intermitentes mejoran el control de la glucosa, activan el músculo y ayudan a mantener la autonomía, pero deben complementarse con caminatas, cardio suave y sesiones de fuerza estructuradas. La clave es sumar: cada serie de sentadillas, cada paseo corto y cada rutina casera cuentan en la construcción de una vejez con más movilidad, independencia y calidad de vida.

Convertir estos gestos en hábitos diarios quizás no sea tan vistoso como una transformación física rápida, pero es precisamente esta constancia silenciosa la que, según los especialistas en longevidad, más ayuda a acumular años de vida con buena salud. Y todo empieza por una decisión sencilla: levantarse de la silla, hacer diez sentadillas y repetir el gesto, una y otra vez, a lo largo del día.

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