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González de Echávarri, neurólogo: “la fibromialgia no es algo que la gente se invente”

Pero, durante años, la fibromialgia fue una de las dolencias más incomprendidas en el ámbito médico y social porque muchas personas diagnosticadas con esta enfermedad se enfrentaron al escepticismo e incluso a la incredulidad de su entorno.

Hoy, gracias a los avances científicos de la última década, ha quedado claro que la fibromialgia no es una invención, ni una muestra de hipocondría ni una exageración, sino que se trata de una alteración biológica real con raíces en el sistema nervioso central. González de Echávarri nos lo explica.

Alteraciones en el sistema nervioso central

Para descifrar la fibromialgia, el neurólogo y divulgador Chema González de Echávarri ha explicado que los pacientes con esta condición de salud sufren una hiperexcitabilidad en el procesamiento del dolor.

¿Qué significa esto en términos comprensibles para la gente común? Pues que sus cerebros reaccionan de forma desproporcionada ante estímulos que, en condiciones normales, no deberían generar tanta molestia.

Por otro lado, en estas personas los mecanismos que deberían inhibir el dolor como una forma de “freno natural” del sistema nervioso ante estos estímulos, no funcionan correctamente.

Así pues, sus cuerpos no logran regular las señales dolorosas. Todo este cúmulo de factores provoca una sensación de malestar constante y generalizada.

Desequilibrios neuroquímicos que agravan el dolor

Las diversas investigaciones en este campo también han identificado alteraciones en los niveles de neurotransmisores importantes para la percepción del dolor y el estado de ánimo en las personas con fibromialgia. Entre ellos destacan la dopamina, serotonina, noradrenalina, glutamato y la sustancia P.

Estos compuestos químicos, que son producidos por nuestro cerebro, actúan como mensajeros entre las neuronas, y sus desequilibrios explican por qué los síntomas de la fibromialgia incluyen tanto dolor crónico.

También nos dan pistas de por qué estas personas sienten fatiga, ansiedad y a menudo esto conlleva dificultades cognitivas.

De hecho, esta combinación de desequilibrio neuroquímico refuerza la idea de que el sufrimiento de los pacientes tiene una base medible y no es una cuestión psicosomática o psicológica.

Factores genéticos y hormonales en la fibromialgia

Otro aspecto relevante que han descubierto los médicos, genetistas y químicos es el componente genético y epigenético de la enfermedad.

En el primer caso, se trata de la herencia familiar vinculada a nuestro ADN, y en el segundo, de cambios como el estrés crónico, la alimentación, la falta de sueño, la exposición a tóxicos o incluso las experiencias emocionales intensas, que pueden modificar cómo se comportan ciertos genes.

Estas modificaciones tienen lugar mediante mecanismos que, básicamente, “marcan” qué genes se expresan más o menos en función de su tipología.

Los estudios recientes apuntan que hay variaciones en genes asociados al transporte de neurotransmisores y a la consecuente respuesta del cuerpo ante estos factores exógenos.

Asimismo, el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que regula la producción de cortisol u hormona del estrés, muestra un comportamiento anómalo en pacientes con esta condición de salud.

Esto podría explicar por qué la fibromialgia se acompaña de cansancio constante, insomnio, angustia y una sensación de estar siempre en alerta.

Inflamación y disfunción del sistema nervioso autónomo

Los científicos también han detectado niveles elevados de citoquinas proinflamatorias en la sangre y el líquido cefalorraquídeo.

Todo esto, que puede parecer ininteligible, apunta a una inflamación persistente de bajo grado en partes importantes del sistema nervioso. Además, se han encontrado proteínas asociadas al daño neuronal, lo que confirma la implicación directa del sistema nervioso en la enfermedad.

Por otro lado, las alteraciones en el sistema nervioso autónomo explicarían los problemas de sueño, la fatiga extrema y la llamada “niebla mental”. Este es un síntoma que se caracteriza por confusión, lentitud en el pensamiento y dificultad para concentrarse en determinados momentos de la vida.

Una enfermedad compleja y real

González de Echávarri resume la fibromialgia como una entidad neurobiológica compleja que la ciencia apenas comienza a entender, y no como una invención ni una condición psicológica o caprichosa de las personas.

Reconocer su origen físico no solo ayuda a los pacientes a recibir la empatía que merecen, sino que también impulsa la investigación (y su financiación) y la búsqueda de tratamientos más efectivos y humanos para una enfermedad tan invisible como dolorosa.

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