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Ángela Fernández, psicóloga: «las personas con ansiedad suelen compartir tres rasgos de personalidad»

Ángela Fernández es psicóloga y a través de su cuenta de TikTok ha señalado que existen tres rasgos de personalidad que son repetitivos en personas que padecen de ansiedad.

Sin embargo, lejos de ser esto un diagnóstico, estas afirmaciones nos invitan a autoevaluarnos para ajustar aquello que nos mantiene en una alerta constante.

La autoexigencia es una carga que pesa mucho

Uno de los primeros rasgos que nos indica Fernández y que comparten muchas personas con ansiedad es la autoexigencia. Se trata de aquellos individuos que buscan hacerlo todo a la perfección y llegan a sentirse incómodos, se culpan y se castigan si no cumplen al máximo o si no lo tienen todo bajo control.

Esta necesidad de perfección puede parecer una virtud para quien lo percibe desde fuera, pero internamente genera una presión muy difícil de sostener.

La autoexigencia no solo se manifiesta en espacios laborales. También se encuentra en la vida personal, en la manera como cuidamos de los demás, en cómo organizamos la rutina y, sobre todo, en la forma como nos juzgamos por lo que hemos hecho y por lo que hemos dejado de hacer.

Es como convivir con una voz interna que no calla, que señala errores, defectos y nos exige constantemente un poco más.

El exceso de amabilidad que hace que nos olvidemos de nosotros mismos

El segundo rasgo que comenta Fernández tiene que ver con esta tendencia a ser muy complacientes. Son personas que, en definitiva, no saben decir que no, siempre están disponibles y acaban poniendo por delante las necesidades de los demás sin tener en cuenta las propias.

Es una amabilidad extrema que, aunque se ejerce con buena intención, puede llevarnos a un agotamiento emocional.

@angelaprs.psicologia

Te explico 3 rasgos de personalidad comunes que comparten las personas con ansiedad. Conocernos es clave para poder regular nuestras emociones sin frustrarnos ni forzarnos demasiado ❤️‍🩹. ¿Te suena algún rasgo? 🙆🏻‍♀️ #fy #foryou #psicologa #saludmental #desarrollopersonal #bienestar #bienestar #emociones #psicologia #ansiedad #personalidad

♬ sonido original – pursuit.psicologia

Cuando decimos que sí solo por compromiso o para evitar conflictos, o cuando sentimos culpa por priorizarnos, estamos cediendo nuestro terreno personal. Todo esto se convierte en un desgaste silencioso que, con el tiempo, nos pasa factura.

Pero no se trata de dejar de ayudar, ser empático o generoso, sino de hacerlo sin traicionar nuestras emociones, necesidades o apetencias.

Hipersensibilidad a flor de piel

El tercer rasgo hace referencia a una sensibilidad elevada ante cambios, imprevistos o cualquier situación que altere la rutina. Las personas con ansiedad suelen tener “una alta reactividad emocional”. La doctora Fernández lo define como neuroticismo.

Es decir, lo que para otros puede ser solo una molestia sin importancia, para estas personas se convierte en una preocupación muy intensa. No obstante, esta manera de sentir no puede catalogarse como un defecto. De hecho, a menudo también se asocia con la empatía, pero si no se regula, esta intensidad se puede transformar en una sobrecarga muy difícil de gestionar.

Vivir en este estado de alerta es agotador y afecta la calidad del descanso, la concentración y el disfrute de la vida misma.

Qué hacemos para gestionar estos tres rasgos

La doctora Ángela, en el mismo vídeo, nos proporciona algunos consejos interesantes que podemos poner en práctica.

  • No todo tiene que salir perfecto todo el tiempo. Es importante aprender a tolerar situaciones imprevistas, aceptar errores, fallas y soltar ese control cuando no es necesario.
  • Establece límites claros y di no cuando algo te supera. Aprende a reservar tiempo para ti mismo o a pedir ayuda cuando sea necesario, porque eso no nos hace menos válidos.
  • Intenta incluir en tu rutina actividades que te lleven a la calma. Incorpora momentos de pausa y meditación en tu día, actividades que te conecten con tu yo interior y ofrezcan a tu cuerpo la opción de reducir la sobreestimulación emocional.
  • Finalmente, háblate internamente con una voz amable, en lugar de criticarte. Aquella voz interna que te juzga, transfórmala en una voz pasiva en lugar de imperativa. No te digas “tengo que hacerlo todo bien”, mejor si te dices “estoy haciendo lo mejor que puedo”. Este puede ser un punto de partida clave para avanzar en la dirección correcta.

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