Gabriel Rufián es un hombre arrepentido. Lo ha dejado claro este domingo en una larga entrevista –casi dos horas, una edición extra en dos partes del programa– en Lo de Évole, en La Sexta. Una de las cosas de las que está arrepentido es, por ejemplo, de haberle tenido manía a Évole. Un sentimiento que han expresado que fue mutuo, de la misma manera que ahora se caen bien. Así ha comenzado la conversación, precisamente, con estas confesiones, ambos metidos en un escondite para observar aves en el delta del Ebro, la zona donde veranea Rufián –en un pueblo «feo, que nadie se ofenda» que se llama la Torre de l’Espanyol.

El portavoz de ERC en el Congreso también lamenta la época en la que le caía mal Xavier Domènech –exdiputado de los comunes. Le pasaba con él lo mismo que con Évole: que sentía que debían ser «de los suyos» y no lo eran. Ahora eso es agua pasada. De la misma manera que lo es su etapa trabajando en la cuarta planta de El Corte Inglés y peleándose con los compañeros por las comisiones. Una época dura que años después lo llevó a querer vengarse de su antigua jefa y presentarse ante ella cuando ya era un político conocido para decirle: «Y ahora, ¿quién es el cero a la izquierda?». De eso también se arrepiente. Y de un tuit que escribió la noche antes de la muerte de Carme Chacón, que aunque «no era sobre ella», piensa que tal vez le causó malestar «cuando ya se encontraba mal». Muchas veces lo piensa, dice.

Jordi Évole y Gabriel Rufián, durante la entrevista, rodada en el delta del Ebro
Jordi Évole y Gabriel Rufián, durante la entrevista, rodada en el delta del Ebro

Y lamenta haber tenido la «ingenuidad» de «creerse la hoja de ruta» del independentismo que, según él, fue lo que lo llevó a pronunciar en el Congreso una frase que ha tenido que tragarse tantas veces, aquella en la que anunció que él solo estaría en la cámara baja española 18 meses, porque luego Cataluña sería independiente. Y, como ya se sabía por el avance que la cadena televisiva había hecho para promocionar el programa de este domingo, el mayor arrepentimiento es por haber «repartido carnets de pureza», uno de los principales errores, según él, del independentismo. «Obviando toda la maquinaria que ha tenido en contra [del Estado], el error ha sido no cuidar a aquellos y aquellas que hablaban para los de fuera [del independentismo], repartir carnets de pureza, yo he participado, me arrepiento», ha respondido cuando Évole le ha preguntado por qué al movimiento le ha ido mal los últimos años. «Decíamos que se golpeaba con la Constitución en la cabeza de la gente, pero nosotros hemos golpeado con la estelada en la cabeza de la gente, no hemos entendido que era más importante el porqué que el cómo», ha añadido. Para el diputado, faltan más perfiles como el suyo: «Hay miles de personas en este país como yo. No soy extraordinario, yo no debería ser el Copito de Nieve de Esquerra Republicana ni casi del independentismo casi».

La conversación Évole-Rufián, dos hombres «del extrarradio de Barcelona con familia que había llegado de fuera» –en ningún momento han usado la palabra «charnego»–, ha tenido muchos momentos de crítica dura y directa a «la derecha catalana», Convergència y Junts. Comenzando, incluso, por un episodio sobre Marta Ferrusola, de la que el diputado de ERC ha dicho que encargaba tiendas para las que sus padres –que trabajaban en talleres de peletería– «abrigos de pieles que no eran legales». No ha sabido especificar cuáles eran las pieles ilegales, y ha admitido que «ella tal vez no sabía que eran ilegales». Aquí lo ha dejado. También ha recibido Artur Mas, del cual, entre Évole y Rufián han dicho que pasó de ser abucheado por la calle por los recortes a ser aclamado por la consulta del 9-N. Y a partir de ahí ha ido subiendo en una espiral de expresar sin tapujos las hostilidades con Junts.

El periodista Jordi Évole, durante la conversación con Gabriel Rufián en La Sexta
El periodista Jordi Évole, durante la conversación con Gabriel Rufián en La Sexta

«Hay una parte del independentismo que yo no quiero representar, que va hacia Salem [la caza de brujas]. Sobre todo la órbita de Junts, que va hacia allí. Por ejemplo, que me critiquen que yo hable en castellano en el Congreso, gente que antes me pedía que fuera a su pueblo o a su barrio a hablar de independentismo en castellano para intentar interpelar a todos, eso forma parte de la regresión, del secuestro mental y mediático de Junts que hace que cada vez seamos menos, aunque muy convencidos, y yo, como dice Bildu, quiero mayorías extensas y no intensas», ha lanzado.

Los republicanos, señalados como «traidores»

Aun así, Rufián todavía ha evitado morder algunos de los anzuelos que le ha lanzado Évole. Por ejemplo, si la tensión entre ERC y Junts viene del hecho de que Oriol Junqueras fuera a prisión mientras Carles Puigdemont se marchaba a Waterloo. «Yo viví como Marta Rovira tuvo que irse un domingo, dejando la familia y su ciudad porque si no iba a la cárcel de manera injusta. Por lo tanto, nunca entraré en ese juego», ha replicado para frenar un poco al periodista. Pero enseguida ha retomado el hilo: «Otra cosa es el ataque mediático, de un poder digital que Junts ha entendido muy bien, contra los que fueron a prisión, contra Junqueras, contra Joan Tardà. Yo los acuso de estar detrás de aquellas campañas que nos calificaron de traidores a la patria solo por haber entendido que era necesario que fuéramos más». «Bildu hace exactamente lo mismo que ERC y a ellos les va bien, con los mejores resultados electorales de su historia. Pero en el País Vasco pones ETB y no escuchas a nadie llamando traidor a Arnaldo Otegi, y en TV3 se nos ha llamado traidores en tertulias», ha continuado.

Pero todo tiene un límite y hasta Rufián los mide. Por eso ha querido dejar claro que querría una Cataluña independiente «aunque gobernara Junts [como le había preguntado su interlocutor], si es lo que decide la gente». Y ha querido hacer ver que frustraba otro titular buscado por Évole cuando ha evitado responder a la pregunta sobre cuánto tiempo hace que no habla con Míriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso. «Salseo!», ha respondido riendo. Que era una manera de contestar sin decir nada. «Es que da igual. Respondería, pero sería un titular absurdo. Da igual si nos llevamos bien o no», se ha hecho de rogar. E inmediatamente ha vuelto a disparar: «Yo solo pido a la derecha catalana que entienda que somos diversos y que a veces también pierden, y que nosotros no somos los criados de nadie. La derecha catalana se cree que Cataluña es suya y cree que te puede desalojar de las instituciones».

Como autocrítica, solo ha señalado una cierta inocencia de su partido: «ERC no somos un partido de poder, y cuando un partido no entiende que tienes que tener poder, en nuestro caso para cambiar las cosas, tenemos un problema. Hay partidos que lo entienden mucho más». Un comentario que ha ligado con un lamento: «¿Cómo es posible que el independentismo no entienda que debe tener creadores de contenido que expliquen lo que queremos? ¿Cómo es posible que no se nos entienda? Es como si en un restaurante hay unos cocineros de la hostia y luego los cocineros escupen en el plato. Eso ERC no lo entiende».

¿Una mosca llamada Junts?

El toma y daca Évole-Rufián ha terminado matando una mosca tras una pregunta que el diputado republicano también ha hecho ver que evitaba responder. «¿Te imaginas como cabeza de lista de ERC para presidir la Generalitat?». «No sé cómo decir esto sin parecer idiota», ha comenzado. Entonces ha usado el comodín del público: «Sí que me sorprende que cada día más gente me dice que ojalá me presente». Como no podía ser de otra manera, ha terminado asegurando que cree que él no serviría para esta función. «De momento trabajo para que Oriol Junqueres sea candidato. Aunque hay cosas que me motivan de hacer política en Cataluña [sobre el terreno, y no desde Madrid], por ejemplo enfrentarme a Sílvia Orriols. Tengo claras sobre lo que se debería hacer, pero igual mañana estoy en un quiosco, no lo sé», ha concluido.

Y ha dejado que Évole cazara la mosca que había estado molestándolos todo el rodaje. «¡Mátenla! Después de cuatro horas, la izquierda eficiente», ha exclamado el diputado en una especie de autoparodia. «¡La puta mosca!», ha respondido riendo el periodista. «Junts», ha añadido Rufián. «¿Has dicho Junts?», ha preguntado Évole falsamente escandalizado. «¡No, qué va!». «Ah, me lo había parecido». Risas. Final.

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