Después del retorno del exilio de la secretaría general de Esquerra Republicana, Marta Rovira, el diputado Ruben Wagensberg, el vicepresidente de Òmnium Cultural Oleguer Serra, el periodista Jesús Rodríguez y el empresario Josep Campmajó de este mismo viernes queda por definir, entre otros, como será el del presidente en el exilio y candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont. Según apuntan en El Món fuentes consultadas, el líder de Junts está decidido a cumplir su palabra y volver, sea cual sea su situación personal, cuando haya el primer debate de investidura, independientemente de quién sea el candidato. «No será tan tranquilo ni tan emotivo como este», comentaban con un punto de desazón fuentes de los juntaires este viernes en Salses y en Cantallops, los dos puntos de recibimiento de los retornados. Un retorno, el de Puigdemont, que ya se empezó a tratar en el encuentro que Junts, ERC, Òmnium y ANC mantuvieron en Waterloo el fin de semana pasado. «Volverá cuando haya debate de investidura», insisten estas fuentes, que alertan del alto riesgo de detención. Hay diferentes escenarios previstos para el retorno, pero todos tienen un objetivo común: dificultar su detención.

Antes de que Puigdemont vuelva a pisar la Cataluña sur, un retorno que a estas alturas no tiene una fecha fijada, el líder de Junts tiene previsto participar en dos actos en el exilio. El primero será el próximo 20 de julio, en un primer encuentro de la asamblea territorial del Consejo de la República. El segundo se celebrará una semana después, el 27 de julio. Junts per Catalunya está preparando un gran acto en la Cataluña Norte para dar «apoyo» a Puigdemont con la mirada puesta en su retorno y para insistir en la necesidad de que la Generalitat tenga un gobierno independentista. Además, servirá para celebrar el cuarto aniversario del partido, que se constituyó en julio de 2020. La formación cree que el retorno se hará «en unas circunstancias difíciles» teniendo en cuenta la posición del Tribunal Supremo y la judicatura española.

Discreción, con la vista puesta en la reacción del Estado

El retorno se trató en la primera reunión unitaria después de siete años y sus participantes no han querido dar muchas pistas porque prometieron «discreción», pero han dejado entrever que se producirá «un retorno de país», como el mismo Puigdemont defendió durante la pasada campaña electoral. Así, el secretario general de Junts, Jordi Turull, presente en la reunión a Waterloo, ha dejado claro que «hay que reaccionar» ante una hipotética detención de Puigdemont porque significará la no-aplicación de la amnistía por parte de la cúpula judicial española, y ha asegurado que «llamaremos a la reacción del país ante este hecho».

Estas declaraciones tienen consonancia con la posición adoptada por la ANC en una resolución aprobada por el Secretariado Nacional, donde se compromete a hacer una «defensa popular de su integridad si el poder judicial español intenta arrestarlo» porque el presidente en su retorno «merece el reconocimiento del pueblo catalán por sus años de exilio y por la tarea de proyección internacional del conflicto entre Cataluña y España». «Se está hablando de todo», señalan fuentes consultadas por El Món.

El expresidente Carles Puigdemont llega al Ayuntamiento de Elna y saluda el ex consejero Lluís Puig, en una imagen de archivo / Jordi Borràs / ACN

¿Cuándo se puede producir el retorno de Puigdemont?

Si hay pacto para investir a Illa

A estas alturas no hay una fecha en el calendario para el retorno del presidente en el exilio, a pesar de que, según fuentes consultadas, se contemplan dos escenarios. Carles Puigdemont podría volver a Cataluña en una eventual investidura de Salvador Illa, si PSC, ERC y Comuns llegan a un acuerdo y la militancia de los republicanos avala el acuerdo en la consulta posterior, porque las fuentes consultadas dudan de que el líder de los socialistas catalanes quiera ir a un debate de investidura fallado. En este caso, el retorno de Puigdemont y una eventual detención podría poner en una situación muy complicada a los republicanos, que tendrían que gestionar su voto favorable a Illa con la detención del presidente en el exilio.

Un escenario que fuentes republicanas, hoy por hoy, no acaban de ver a raíz de los posicionamientos de la militancia en las asambleas territoriales que se han celebrado en las últimas tres semanas. Unos cónclaves donde las bases se han mostrado bastante refractarias a un acuerdo con el PSC. «Ahora, incluso si nos pusieran un documento consensuado entre la dirección del partido y el PSC donde se pactara un referéndum, los militantes lo tumbarían», delatan con ironía las mismas fuentes. De hecho, el discurso de Marta Rovira en Cantallops apuntaba en sentido contrario al que la línea oficial del partido señalaba esta semana sobre el avance positivo de la negociación con los socialistas. Y los socialistas, esta semana en el Parlamento, a pesar de la paz impuesta, no compartían ni de lejos el optimismo de las negociaciones.

Si no hay pacto para investir a Illa

La otra opción es que, si no hay acuerdo entre las tres «fuerzas progresistas», Puigdemont decida comunicar al presidente del Parlamento antes de que se agote el plazo el 26 de agosto que ha logrado un pacto con Esquerra y quiere intentar su investidura, aunque sea fallida, puesto que a estas alturas el PSC ya ha dejado claro en cuatro idiomas que no se abstendrá para permitir que el candidato de Junts sea presidente. Una eventual detención, o el mismo debate de investidura, que se tendría que convocar alrededor del 24 de agosto, servirían para dar el pistoletazo de salida a la campaña para unos nuevos comicios que se celebrarían el 13 de octubre y servirían también para que el independentismo calentara los actos de la Diada. De hecho, fuentes de Junts apuntan que la opción hoy por hoy más plausible es agotar los plazos reglamentarios.

Marta Rovira en su primer discurso después de volver del exilio, en Cantallops, en el Alt Empordà, con otros exiliados que también han vuelto de Suiza –Oleguer Serra, Ruben Wagensberg, Jesús Rodríguez– y el empresario Oriol Soler, que también estaba imputado en la causa del Tsunami / Mireia Comas
Marta Rovira en su primer discurso después de volver del exilio, en Cantallops, en el Alt Empordà, con otros exiliados que también han vuelto de Suiza –Oleguer Serra, Ruben Wagensberg, Jesús Rodríguez– y el empresario Oriol Soler, que también estaba imputado en la causa del Tsunami / Mireia Comas

«No se lo pondremos fácil»: tres estrategias posibles

Sea como sea, Junts contempla varios escenarios y hace prospectiva sobre el retorno de Puigdemont, y más después de las últimas resoluciones judiciales. Ahora bien, el común denominador de estas proyecciones es su detención a la vuelta del exilio. Un arresto que entienden «comportaría una larga estancia en la prisión». «No lo detendrán por poco tiempo», vaticinan fuentes de su entorno. Ahora bien, el retorno tiene que contemplar un alto contenido político, simbólico y, sobre todo, pensado de cara la comunidad política internacional que hasta ahora ha parado los pies a la represión española fuera de las fronteras del Estado. «Es evidente que la vuelta del presidente no será como el acto de este viernes con el retorno de los exiliados de Suiza, no se puede olvidar que ninguno de ellos ha sido amnistiado, sino que la causa se ha archivado, excepto la desobediencia de Rovira en el Tribunal Supremo», aclaran desde los juntaires para destacar las intenciones de la alta judicatura española.

Por eso, los planes prevén «no poner fácil esta detención». De hecho, esta operativa policial ya está contemplada por la Jefatura de los Mossos d’Esquadra y, por otro lado, por los otros cuerpos y fuerzas de seguridad en el Estado que actúan en Cataluña. El «no poner fácil» comporta muchas lecturas. Desde una «caravana de retorno con 200 periodistas», con un gran interés de medios internacionales que hagan de testigo público de toda la actuación, a la activación por parte de la ANC y otros colectivos de una movilización estudiada para parar el país, pasando por una entrada discreta hasta garantizar que pueda entrar en el Parlamento dónde, supuestamente, la policía no puede ir armada ni actuar si no es con el permiso de la presidencia de la cámara catalana, como Josep Rull ha dejado claro esta semana. Las especulaciones son diversas e imaginativas porque, como apuntan fuentes del entorno del mismo Puigdemont, desde finales de octubre de 2017 se está pensando sobre este retorno.

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