Cataluña «es un país que no se rinde». Este ha sido el mensaje que ha lanzado este jueves Òmnium Cultural en el acto político de la Diada, o lo que ha quedado de él. Porque el aguacero que ha caído en Barcelona durante unas horas este mediodía, además de obligar a hacer apresuradamente y bajo la lluvia las últimas ofrendas florales al monumento a Rafael Casanova, también ha hecho imposible que la entidad cumpliera su programa. El tradicional discurso del presidente de la entidad en el escenario del Arc de Triomf, con actuaciones musicales y precedido de una lectura previa del manifiesto de cada año, que se hace de manera coral, se ha reducido a la intervención de Xavier Antich, resguardado en el escenario, rodeado de su junta directiva y con la prensa como únicos espectadores. En lo que debía ser la platea, la acera central del paseo Lluís Companys, las sillas se habían recogido y no quedaba nadie, convertida en un pequeño torrente de agua que no dejaban de descargar las nubes que, durante una hora, se había estado esperando que se llevara el viento.

Casualidad o no, Antich ha usado en medio de este aguacero de verano una metáfora marinera para hablar de Cataluña, la que «no se rinde». «En tiempos de naufragio, toca que la sociedad civil vuelva a ser un puerto desde donde trabajar por el futuro de la nación, por la libertad del país y por la plena restitución de los derechos nacionales y sociales de Cataluña y los Países Catalanes», ha dicho. Y ha concretado que su receta es «la democracia para abordar la resolución de los conflictos» y una apuesta «por el reconocimiento del pluralismo político del movimiento catalanista, soberanista e independentista, y por la diversidad».
Las circunstancias en que hacía el discurso le han permitido encajar especialmente bien las frases más épicas, como: «Somos un pueblo terco y perseverante, y por eso todavía estamos aquí». Por esta razón, según Antich, el objetivo del independentismo debe ser ahora «recuperar la hegemonía política y trabajar para reconstruir la hegemonía social». Esta es la vía que propone para reclamar «plenitud de la soberanía política como un estado de Europa». Un planteamiento que le lleva a pedir la construcción de «mayorías democráticas alrededor de los grandes consensos» para no caer en la «minorización». Esto significa, para Òmnium, tener presente que Cataluña es un país «sociológicamente diverso» y que «la inmigración es un fenómeno estructural desde hace más de un siglo«. «Y bien orgullosos que estamos de ello», ha añadido. Siguiendo este argumento, Antich ha reclamado «fomentar la cohesión social para incrementar el sentimiento de pertenencia, para sumar nuevas adhesiones a los valores de la catalanidad». Como parte de este objetivo, ha mencionado la defensa de la lengua como herramienta de «cohesión social», un inciso especialmente relevante al día siguiente de la sentencia del TSJC que ha anulado buena parte de los artículos del decreto del gobierno Aragonès que intentaba blindar el catalán en la escuela.

Y todo esto se debería hacer sin «negligir la responsabilidad histórica» de defender la civilidad ante los «cócteles explosivos que amenazan con la erosión de los sistemas democráticos y con la destrucción de los vínculos comunitarios». Momento en el que ha recordado la «barbarie cruel e insoportable diaria de Gaza, de Ucrania y de muchos otros lugares del planeta».
Manifiesto firmado por el independentismo civil
A pesar de que no se ha podido leer debido al aguacero, Òmnium ha distribuido igualmente el manifiesto que cobija esta Diada 2025, firmado por una cuarentena de personalidades históricas y recientes del independentismo, entre las cuales están Màrius Serra, Ada Parellada, Quico Pi de la Serra, Irene Rigau, Carme Forcadell, Jordi Cuminal, Xavier Vendrell, Isona Passola, Jordi Sànchez, Joan-Lluís Lluís, Blanca Serra, Magda Oranich, Marcel Mauri, Jordi Arcarons, Mònica Sabata, Rita Marzoa, Marcel Vivet, August Gil Matamala e Ignasi Termes.
El texto alerta que hoy más que nunca y de manera urgente, el independentismo necesita volver a dotarse de autoestima, valentía y orgullo, y recuperar la determinación”. Para los firmantes, es tiempo de “construcción nacional y de volver a plantar cara a la incertidumbre, al miedo y al odio que se extiende por todas partes, también lamentablemente en nuestra casa». «Algunos nos querrían hacer creer que todo se ha acabado. Pero continuamos siendo multitud y, a pesar de no haber conseguido aún nuestro objetivo, el movimiento independentista tiene razones, tiene organizaciones, tiene apoyo, tiene salud y, sobre todo, debe volver a tener autoestima», sentencia el manifiesto.