La reforma parcial de estatutos y del reglamento de régimen Interno de la ANC que los socios aprobaron en la última asamblea general ordinaria (AGO), celebrada entre los días 25 y 30 de junio de forma telemática, ha provocado, según ha podido saber El Món, un goteo de dimisiones de secretarios nacionales críticos con los postulados oficialistas de la entidad independentista. Además, también se ha producido la dimisión en bloque de la sectorial de Empresarios por la Independencia y ha dimitido toda la junta de la territorial de Tarragona.

En cuanto a los secretarios nacionales, han dimitido, de golpe, once miembros: Albert Llorenç, Roser Campi, Àngels Digón, Chus Castillo, Joan Mollà, David Castillo, Joan Freixanet, Núria Macià, Francesc Sabater, Neus Alsina, Anton Dunyó. La entidad presidida por Lluís Llach, de hecho, ya ha borrado las imágenes de estas personas de la web, y ya no figuran entre los integrantes del Secretariado Nacional. Estas dimisiones se suman a las de Josep Punga y Mariana Muchnik, que dimitieron antes de la AGO para sumarse al proyecto de Dempeus, donde actúan como portavoces.

Las fuentes consultadas por este diario también remarcan que estas dimisiones seguramente no serán las últimas que se producirán en el seno de la entidad independentista y, además, recuerdan que, antes de esta avalancha de dimisiones posteriores a la AG, ya habían dimitido media docena más de representantes. Este diario ha tenido acceso a varias cartas de dimisión presentadas por los secretarios salientes, que se muestran críticos con la reforma de las normas de la ANC y con la dirección que ha tomado la entidad independentista bajo la presidencia de Llach.

El presidente de la ANC, Lluís Llach, durante su intervención para cerrar el acto de la ANC / Albert Hernàndez (ACN)

Fuentes oficiales de la ANC, por su parte, consideran que los secretarios nacionales que están dimitiendo adoptaron una postura pública «muy beligerante y absolutamente contraria» a los acuerdos del Secretariado, y también consideran que hicieron una campaña «muy intransigente» para pedir de forma «muy enérgica» el voto en contra de la reforma de los Estatutos, que ha sido avalada «ampliamente» por los socios. «Entendemos que este rechazo por parte de los socios forma parte del contexto en el cual presentan su dimisión», remarcan las fuentes, y defienden que con la reforma «hemos bloqueado que la Asamblea sea utilizada para promocionar opciones electorales», un hecho que, según subrayan, «no ha sido bien recibido por una parte minoritaria del Secretariado Nacional».

Los dimisionarios renuncian con duras críticas hacia el sector oficialista

Por ejemplo, Albert Llorenç carga, en una extensa carta de tres páginas, contra las «políticas de seguidismo a los actuales actores políticos y sociales que ya han renunciado a hacer la independencia de Cataluña» y subraya que la ANC «está dejando de ser una herramienta útil para la consecución de la independencia de Cataluña y se está convirtiendo cada vez más en una comparsa de los partidos que ya controlan la entidad». Además, lamenta «la actitud de menosprecio que la mayoría de este Secretariado ha practicado con quienes no piensan de la misma forma (aunque representan un espacio muy importante dentro de la entidad)» y considera que el sector oficialista liderado por Llach ha «olvidado» el mandato de trabajar por la independencia.

Joan Mollà expone, en su renuncia por escrito, que no quiere formar parte de ningún órgano de dirección de una entidad que, después de modificar la normativa que la rige, «cambia su naturaleza y carácter» y considera que deja de ser «aquella que tan decisivamente impulsó el independentismo». Además, lamenta que se ha sentido como «un intruso» desde el primer día de este mandato. «He notado una táctica de prepotencia y falta de empatía», dice, y deja claro que «a nadie se le escapa que una actitud como esta solo podía conducir, inevitablemente a una ruptura». «Ya la tenemos. Y nadie puede sorprenderse de que esto acabe debilitando la Asamblea y, posiblemente, llevarla a la irrelevancia e incluso a su lánguida desaparición», sentencia.

La sala del Casinet d’Hostafrancs casi se ha llenado para el acto de la ANC / ACN

Dunyó explica que ha tomado la decisión de renunciar por «una gran discrepancia con el rumbo que se ha impuesto a la entidad y el insoportable ambiente que hay dentro del mismo Secretariado» y después de constatar que el camino del consenso y la unidad «no es la visión de la actual dirección», que, según denuncia en la carta, «prefiere el pensamiento único, la autoridad, la disciplina y aquel ‘quien no piensa como yo es un enemigo y debo tratarlo como tal'». Mientras que Digón expone que la reforma parcial de los estatutos y del reglamento interno «han desvirtuado los valores fundacionales de transversalidad, democracia interna, consenso y compromiso colectivo con la independencia del país». «No me siento representada por las decisiones del CP [Comité Permanente, el órgano de dirección que toma las decisiones entre pleno y pleno del Secretariado] y el Secretariado Nacional ni por la manera en cómo han gestionado la entidad«, defiende. Y, como consecuencia, ha decidido dar un paso al lado como el resto de sus compañeros.

«El Llach político no me ha convencido»

Finalmente, Roser Campi lamenta el «clima» dentro del Secretariado y critica que «la influencia de Junts y Poble Lliure dentro del Secretariado es absoluta», junto con el «seguidismo del Moviment per la Independència de Pere Pugès». En este sentido, cree que la reforma de los estatutos y el reglamento «facilita las interferencias» políticas. Finalmente, Chus Castillo ha sido muy contundente con sus argumentos para renunciar y remarca que la ANC «no nació para ser un apéndice de los partidos, sino para empujarlos, fiscalizarlos y, si es necesario, desbordarlos». «Cuando renunciamos a este papel, perdemos la razón de ser. Cuando callamos ante la desmovilización, el autonomismo disfrazado de gesticulación y el pactismo vacío, nos hacemos cómplices de la rendición», sentencia.

Francesc Sabater se siente «especialmente» dolido con el papel de Lluís Llach al frente de la entidad independentista. «Es uno de mis artistas de cabecera», lamenta. «Estaba convencido de que aprovecharía su prestigio y la presidencia de la entidad para convertirse en un árbitro neutral y hacer encajar las diferentes sensibilidades», apunta, y manifiesta que «solo así hubiera liderado la setentena de secretarios nacionales en una misma dirección y se convertido en el presidente de todos». «Lamentablemente, no ha sido así. Seguiré fiel al Llach músico y poeta, pero el Llach político no me ha convencido», concluye.

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