Tensión pero sin excesos. Así fue el curioso ‘Joc de cartes estiu‘ de este miércoles, que enfrentaba a restaurantes vecinos de la zona del Port Vell de Barcelona. Un programa que se emitía en TV3 justo la noche antes de la inauguración de la Copa América, que se celebra en la misma área. Esta semana, pues, el concurso que presenta el chef Marc Ribas se metía en el corazón de lo que había sido la Barcelona marinera y que ahora es la Barcelona más turística. Y la historia y la actualidad confluyeron y rivalizaron. Al poco del inicio del cuarto capítulo de esta temporada del concurso, ya se vio que los dos principales competidores serían el Brisa Palau de Mar y el Rooster and Bubbles. El primer restaurante en ponerse a prueba, La Cala de la Barceloneta, a pesar de su imponente terraza, obtuvo unas puntuaciones muy bajas: de hecho, suspendió, con un 4,6, y no pasó del 5 en ninguna categoría, ni siquiera en la del espacio. Una cocina bastante dejada y una comida que los competidores encontraron mediocre (le pusieron un poco habitual 3,5) –a pesar de que después se vería que Marc Ribas no compartía esta severidad, puesto que él la puntuó con un 5– les perjudicó y no se compensó ni con el servicio.

A partir de este momento, por lo tanto, y a pesar de que inicialmente cada tándem de concursantes solo sabía las notas que había puesto, la sensación que se impuso fue que la competición sería entre el Brisa y el Rooster and Bubbles. Por eso se generó cierta tensión entre Carla Serramitjana, responsable de comunicación del Brisa, y Marc Martínez, el propietario del Rooster, que concursaba acompañado de su madre, Anna Maria Casas, que demostraron ser un tándem sólido y con años de compartir trabajo y defender la historia del local, que es la de la familia. De hecho, esta era la gran baza del Rooster, la solera del local, que había abierto el abuelo de Marc, Joan Casas, «un pionero del pollo al ast con cava en Barcelona». Ahora, sin embargo, el local está totalmente modernizado, y no transmite la historia que acumula, que es una de las cosas que los reprocharon –sutilmente– el resto de concursantes.
El momento «señora croqueta»
El caso es que Marc se mostró muy estricto y exigente durante todo el programa, y cuando le tocó ser el anfitrión se puso a la defensiva. Y fue aquí cuando saltaron chispas. Carla, del Brisa, que había declarado al principio del concurso que es «mucho fan» de las croquetas y que las prueba allá donde va, encontró alguna pega en las croquetas de pollo del local de Marc, de pollo al ast. Concretamente, a pesar de reconocer que eran buenas porque se notaba el sabor de pollo, encontró que la masa era demasiado fina, demasiado triturada, y a ella le gusta encontrar «los trocitos». Y soltó la frase que lo desencadenó todo: «Yo me esperaba una señora croqueta». La observación llegó a orejas de Marc, que salió de la cocina para pedirle explicaciones. «Yo no me enfado nunca, eh, pero es que me han dicho que has dicho que te esperabas una ‘señora croqueta’ y querría que me lo explicaras». Cuando Carla le dijo que le gustaba encontrar «los trocitos», él, muy seco, dijo: «Pues a nosotros, al revés».
Se hizo el silencio y el ambiente se podía cortar con un cuchillo, pero el anfitrión volvió a la cocina y llegaron los segundos platos. Carla había pedido canelones de pollo, una de las estrellas de la casa. Y volvió a encontrar que el relleno de los canelones estaba demasiado triturado. Con una media sonrisa, dijo: «Bien, ahora igual sale y me pega, pero es que encuentro que faltan los trocitos». Fue uno de los momentos tensos pero a la vez divertidos del programa. Después, en las entrevistas que hacen a los concursantes por separado para que comenten que les ha parecido el restaurante de cada competidor, Carla y Mariona Cerdà –la directora de acontecimientos del Brisa, que hacía tándem con ella como pareja concursante– comentaron con ironía el punto de hostilidad de Marc, que encontraron inadecuado.
Fair play en ‘La confrontación’
La tensión fue subiendo, pero, curiosamente, se frenó en seco en la fase de
Con esta diferencia de puntuación, era muy difícil que el Brisa fuera desbancado con las notas de Marc Ribas, incluso si el medio punto del ‘plato estrella’ hubiera ido a parar al Rooster. Al final, la sorpresa fue que el presentador casi igualó La Cala (le puso un 9 al servicio y un 6,4 de media) y un 6,6 al Rooster, de forma que en la clasificación final quedaron 5,8 a 5.2. En cambio, el Brisa se llevó muy buenas notas de Marc Ribas, con un 8 para la comida, y un 9 en cada una de las otras categorías, un 8,8 de media. Y además les dio el medio punto adicional del plato estrella por su arroz Brisa, un mar y montaña. Por lo tanto, en la clasificación final, con todas las puntuaciones ponderadas, el Brisa tuvo un 8,6, el Rooster un 5,8 y La Cala un 5,2. Ningún suspenso y un ganador claro.