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Cambiar Japón por Australia: así acaba la reindustrialización de Nissan

La reindustrialización de Nissan entra de lleno en el último capítulo de esta serie interminable. Ahora hace casi tres años, la compañía japonesa decidió poner punto final a su producción en la fábrica del Consorcio de la Zona Franca, en Barcelona. Ante esta inminente salida y sus consecuencias -sobre todo el posible despido de toda la plantilla- el departament d’Empresa i Treball decidió pactar con Nissan la compra de sus terrenos para instalar algún conglomerado de empresas que pudiera llevar a cabo el motor del nuevo sector automovilístico, es decir, la electrificación de los vehículos. Tres años después y prácticamente unas treinta reuniones más tarde, la australiana Goodman ha conseguido el poder de operar estos terrenos, donde trabajará el hub de descarbonización liderado por las catalanas QEV y Btech (D-Hub). También habrá espacio para la catalana Silence, otra compañía dedicada a la producción de vehículos eléctricos de movilidad compartida.

Desde que 2021 se hace efectiva la salida de Nissan de la Zona Franca, la mesa de negociación de la reindustrialización se puso manos a la obra. Formada por representantes sindicales, de Nissan, del departament d’Empresa i Treball y de las mismas empresas que se presentaron, esta mesa ha sido el epicentro de todas las polémicas, pero también de todas las soluciones en esta compra. Primeramente, los retrasos en la negociación pivotaban sobre el mismo eje: quién se quedaría con los terrenos de la compañía automovilística. El gigante automovilístico chino Great Wall Motores se postuló como candidato y sonó como sustituto de Nissan durando meses, pero acabó retirándose del proceso antes de que la planta barcelonesa fabricara el último vehículo, en diciembre de 2021. Después de este momento, el hub de descarbonización se convirtió en el preferido de la mesa, puesto que aportaba todo aquello que querían: una producción verde y sostenible.

A pesar de que la mesa decidió abrir un concurso público donde cualquiera se podía presentar, parecía que la apuesta era clara. El problema del hub era principalmente la inversión millonaria que había detrás de la compra de los activos de Nissan, una alta cantidad de millones de euros poco probables de poder aportar desde el primer momento. En este punto entró en juego la australiana Goodman, el operador logístico que quería hacer tándem con lo hub y hacer la gestión mientras ellos trabajaban en la producción. En este punto, esta combinación se convirtió en la única candidata al concurso, pero faltaba que les aprobaran el plan. Finalmente, 28 reuniones después y cediendo en exigencias por parte de Nissan y las empresas, se acabó cerrando un acuerdo a finales de febrero.

Foto de familia del acto de ratificación de los acuerdos de la mesa de reindustrialización de Nissan a la sede del Consorcio de la Zona franca (CZF) / ACN
Foto de familia del acto de ratificación de los acuerdos de la mesa de reindustrialización de Nissan a la sede del Consorcio de la Zona franca (CZF) / ACN

Después de casi dos años de citas, reuniones y discusiones, el contrato se ha acabado firmando con todas las partes conformes. Si bien es cierto que el mismo delegado especial del gobierno en la Zona Franca, Pere Navarro ha confirmado que todas las partes han cedido un poco, pero que finalmente se ha podido llegar a un entendimiento entre todas las partes implicadas, entre ellas también los sindicados. Estos últimos llevan prácticamente tres años pidiendo que se esclarezcan las cosas para dar una respuesta los casi 1.300 trabajadores que se tenían que recolocar de Nissan. Aun así, más de un millar ya tienen un puesto de trabajo asegurado en las empresas que se quedan a los terrenos y según las previsiones, el hub creará 7.000 nuevos puestos de trabajo. Con todo, pues, Goodman invertirá un aproximado de 100 millones de euros en los activos de Nissan, además recibirá 65,3 millones de los recursos vinculados al PERTE del vehículo eléctrico, que servirán para poner en marcha la planta multimarca de la Zona Franca. La previsión del grupo es que las instalaciones produzcan 60.000 coches anuales en 2026.

Los sindicatos, la pieza esencial de las negociaciones

Los sindicatos han participado de manera muy activa en estas negociaciones. De hecho, parte de la presión para avanzar este proceso venía de los trabajadores, puesto que han tenido que esperar dos años, durante los cuales se han ido agotando las prestaciones de paro, sin saber cuál será el sustituto de la compañía nipona. Aun así, en declaraciones los medios, los representantes sindicales ya aseguraron que solo un centenar de personas habían renunciado a las prestaciones y a la posterior recolocación, lo que hacía pensar que ya tenían otro trabajo asegurado. Actualmente, quedan para recolocar entre 1.000 y 1.200 trabajadores de Nissan, descontadas las jubilaciones y las personas que han decidido dejar la empresa con una indemnización de 60 días por año trabajado. En total, el cierre hizo perder el trabajo a 2.500 trabajadores.

Vista aérea de la planta de Nissan Zona franca / ACN
Vista aérea de la planta de Nissan Zona franca / ACN

Silence y sus ultimátums

Una de las piezas clave de esta historia fue Silence, la empresa catalana que tenía que compartir el espacio que dejaba Nissan con el hub. Desde un primer momento había tres terrenos disponibles: uno en Sant Andreu de la Barca, uno a Montcada i Reixac y el último en la Zona Franca. De estos tres, el primero quedó descartado por tener un propietario diferente que no estaba interesado en la reindustrialización. En cuanto al segundo, Silence pidió instalarse en las fábricas de Moncada. A pesar de que el principio parecía una operación fácil, finalmente se descartó su instalación en el pueblo y se les concedió un espacio de la Zona Franca. Ante esta situación, la empresa catalana aseguró que peligraba su participación en el proyecto, a pesar de que finalmente acabaron accediendo a trabajar en la Zona Franca.

El segundo ultimátum de Silence llegó a causa de los retrasos en las negociaciones, que acabaron por demorarse años. En aquel momento, la compañía esperaba empezar a trabajar mucho antes, pero las negociaciones entre el hub y Nissan no acababan de encajar. La empresa de vehículos eléctricos aseguró que si no empezaban el proceso en un periodo de tiempo considerable, se planteaban volver a dejar el proyecto. Es por este motivo, que la empresa pudo empezar a trabajar a principios de este año, antes de que se cerrara el concurso. Por otro lado, hay que recordar que Silence no formaba parte del concurso y, a pesar de compartir instalaciones y proyecto, no tenían ningún vínculo con el hub y podían empezar a trabajar en el momento que se los diera el visto bueno.

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