El alto representante para la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, se añade a la línea militarista de buena parte del ejecutivo comunitario. En una intervención este martes al Fórum Nueva Economía, el que fuera ministro español de asuntos exteriores ha criticado la tendencia al «desarme» de Europa desde la crisis financiera del 2008. Las concesiones en cuanto a la política de defensa continental a los mecanismos del OTAN, asegura, pueden girarse en contra de Bruselas ante el nuevo panorama geopolítico. Especialmente, argumenta, ante el riesgo de uno retorno de Donald Trump en la Casa Blanca. «Dependiendo de quién gobierne desde Washington, quizás no podemos confiar en el apoyo norteamericano para protegernos», alerta.
Ante esta coyuntura, poco halagüeña para la defensa de Europa en caso de conflicto bélico, Borrell ha hecho un llamamiento a establecer un «mecanismo comunitario» para garantizar la «protección» de los estados miembro. Ante el posible cierre del «paraguas de los Estados Unidos», los países de la UE tienen que «saber construir su capacidad de defensa». A pesar de que no niega la utilidad del pacto atlantista, que considera «irreemplazable», el catalán subraya la urgencia de situar la capacidad militar conjunta como un «pilar europeo». Todo y que los escenarios a medio plazo no contemplan una «guerra contra la UE», la «competición entre grandes potencias» sitúa cualquier región sin capacidad defensiva en una posición de debilidad.
En este sentido, Borrell ha instado los gobiernos de los países miembros de la UE a abandonar las históricas «reticencias» con la defensa común, no solo a escala militar. Una cooperación efectiva entre gobiernos y ejércitos en ámbitos como la inteligencia tiene, a ojos del alto representante, un «gran potencial». Similar al abandono de líneas rojas en el ámbito fiscal que se va producir durante la pandemia, el exministro ha instado a crear un instrumento financiero comunitario para «reforzar las capacidades de defensa de la Unión», dejando entrever una defensa de estrategias conjuntas de compra de armas y material militar, uno de los grandes tabúes que todavía sostienen los detractores de la autonomía del Atlántico Norte.
Ucrania, «momento fundacional»
El impacto sobre la política exterior y de defensa de la UE del conflicto en Ucrania sitúa la invasión, para Borrell, como uno de los grandes «momentos definitorios» de la construcción europea. Para el que fuera titular de Exteriores, la agresión rusa de febrero del 2022 se sitúa en la misma escala que la creación de la CECA después de la IIGM o la integración monetaria en la estructura conjunta de los 27. Las rendijas que ha generado aquella, pero, requieren que Europa se haga «fuerte en defensa y seguridad»; no solo ante la amenaza rusa, sino también por la evidencia de una multipolaridad conflictiva. «Nos hemos de relacionar ramb el resto del mundo, y esto quiere decir mantener unas relaciones internacionales más sólidas y mejorar nuestras capacidades de defensa», razona.
