La práctica, conocida como oil pulling, proviene del Ayurveda y gana popularidad como método natural para “desinfectar” la boca. Moñino asegura que la aplica cada mañana, pero la comunidad científica aún debate si los beneficios van más allá del testimonio personal.
Mientras tanto, muchos se preguntan si este hábito tiene efectos reales o si responde a una nueva tendencia wellness sin base sólida.
¿Qué dice exactamente Sandra Moñino sobre el aceite de coco?
Sandra Moñino, nutricionista integrativa, se ha convertido en una figura influyente dentro del ámbito de la salud natural. En sus redes sociales y entrevistas, defiende rutinas sencillas para mejorar el bienestar cotidiano. Una de sus recomendaciones más llamativas ha sido esta: tomar una cucharada de aceite de coco en ayunas para desinfectar la boca y reforzar las defensas.
La afirmación ha circulado ampliamente en medios y redes, generando tanto interés como escepticismo. En una entrevista reciente, Moñino aclaró que no se refiere a tragar el aceite, sino a usarlo como enjuague bucal durante unos minutos, tal como indica la tradición del oil pulling. “No pienses que me lo tomo a cucharadas”, dijo, riendo.
Además de la higiene oral, ella señala otros posibles beneficios como el aumento de energía, la hidratación intestinal y el apoyo al sistema inmunológico. Pero, ¿qué parte de esto está avalada por la ciencia?
Oil pulling: una tradición ancestral con eco moderno
El oil pulling no es una invención reciente. Proviene de la medicina ayurvédica de la India y se ha practicado durante siglos como método para mejorar la salud bucodental. Consiste en retener una cucharada de aceite (generalmente de coco, sésamo o girasol) en la boca durante entre 5 y 20 minutos y luego escupirla.
La premisa es que este proceso ayuda a “extraer” toxinas, reducir la carga bacteriana y mejorar el aliento. En su versión moderna, esta práctica ha sido adoptada por influencers de salud y celebridades que la presentan como un hábito diario para “desintoxicar” el cuerpo y mejorar el bienestar general.
En plataformas como TikTok o Instagram, es habitual ver testimonios de personas que aseguran haber notado mejoras en la higiene bucal, encías más sanas o incluso una piel más limpia gracias al oil pulling. Sin embargo, los efectos visuales y subjetivos no siempre son suficientes para avalar una práctica desde un punto de vista médico.
¿Desinfecta realmente? Lo que dice la ciencia
El aceite de coco contiene ácido láurico, un compuesto con conocidas propiedades antimicrobianas. Estudios de laboratorio han mostrado que puede inhibir el crecimiento de ciertas bacterias como Streptococcus mutans, relacionadas con la aparición de caries y enfermedades periodontales.
Algunas investigaciones preliminares sugieren que el enjuague con aceite de coco podría reducir temporalmente la cantidad de bacterias en la cavidad bucal. Algunos estudios incluso lo comparan con colutorios comerciales como la clorhexidina, aunque los resultados no son concluyentes.
Sin embargo, los expertos advierten que faltan estudios clínicos amplios y rigurosos que confirmen la eficacia del oil pulling como método superior o equivalente al cepillado dental tradicional. Asociaciones dentales de referencia no lo consideran entre las prácticas recomendadas para la higiene bucodental.
En otras palabras, aunque el aceite de coco puede tener cierta acción antibacteriana, no sustituye los métodos de limpieza validados. Usarlo como complemento podría ser aceptable, pero siempre acompañado de un buen cepillado, uso de hilo dental y visitas regulares al dentista.
¿Y el sistema inmune? Una afirmación más discutida
La parte más polémica de la afirmación de Moñino es la que sugiere que el aceite de coco puede “reforzar las defensas”. Desde una perspectiva científica, un enjuague bucal localizado no tiene capacidad para activar el sistema inmunológico de forma sistémica.
Hasta ahora, no hay pruebas clínicas que respalden la idea de que enjuagarse con aceite de coco aumente la inmunidad, mejore la resistencia a infecciones o beneficie otros sistemas del cuerpo. Algunas interpretaciones pueden venir de confusiones con propiedades indirectas del aceite (como su leve efecto antiinflamatorio), pero extrapolar esto a un impacto en el sistema inmune no tiene base firme.
De hecho, muchos especialistas advierten del riesgo de atribuir a prácticas naturales propiedades casi milagrosas sin la evidencia necesaria. Lo que empieza como un hábito saludable puede convertirse en una distracción respecto de medidas más importantes, como una alimentación equilibrada, un descanso adecuado o la vacunación.
Riesgos, límites y consejos si decides probarlo
El oil pulling con aceite de coco se considera generalmente seguro si se practica con precaución. Sin embargo, hay algunas advertencias importantes:
- No se debe tragar el aceite después del enjuague. Puede contener bacterias y restos que no conviene ingerir.
- Algunas personas pueden experimentar náuseas o molestias intestinales si retienen el aceite demasiado tiempo.
- El aceite de coco es una grasa saturada. Si se ingiere a menudo, es necesario contabilizarlo dentro del equilibrio total de grasas de la dieta.
- No hay evidencia de que blanquee los dientes ni que evite caries mejor que el cepillado habitual.
- Desechar el aceite por el desagüe puede provocar atascos, ya que se solidifica con el frío.
En cualquier caso, si alguien quiere incorporar esta práctica, debería hacerlo como complemento, nunca como sustituto de la higiene dental habitual. Consultar con un odontólogo es la mejor manera de evitar riesgos innecesarios.
¿Truco saludable o placebo moderno?
El aceite de coco tiene propiedades interesantes, pero todavía tiene que superar el filtro de la evidencia clínica sólida. ¿Estamos ante un simple ritual de bienestar o un hábito con potencial real? Antes de incorporar prácticas virales, vale más informarse y consultar con profesionales.

