La financiación singular será uno de los arietes de la campaña electoral de ERC para desgastar tanto al PSC como a Junts. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, presentaba hace unos días una propuesta de modelo de financiación a la vasca, en el cual Cataluña recaudaría todos los impuestos y cedería una parte para pagar los servicios que el Estado presta en el país y otra parte a un fondo de solidaridad interterritorial. La propuesta, elaborada por el Departamento de Economía, fue inmediatamente rechazada tanto por Junts, que la tildó de electoralista, como por el PSC, que desde el primer momento se ha opuesto a una financiación singular y, atado de pies y manos por el PSOE, apuesta por una simple reforma de la financiación autonómica.
A falta de adelantos tangibles en un futuro próximo en la carpeta de la autodeterminación, los republicanos están dispuestos a apretar el acelerador para conseguir una nueva financiación para Cataluña, un hito que iría en la línea marcada por el partido de andar hacia la independencia sin abandonar el mientras tanto. “Esta campaña tenemos que hablar de propuestas”, ha dicho Aragonés en una atención a los medios este sábado desde la Feria Medieval de Hostalric (Selva). “Nosotros tenemos la nuestra, que es la plena soberanía fiscal, y desconocemos cuál es la del PSC y la de Junts”. En sus últimas apariciones públicas, la financiación ha sido un tema recurrente, mucho más que otras cuestiones, como el referéndum o el traspaso de Rodalies.
Maniobra de ERC para desarmar a la oposición
El problema es que ni los de Carles Puigdemont ni los de Salvador Illa tienen una propuesta propia para contrarrestar la elaborada por ERC, que ha sido muy criticada por toda la oposición tanto por el momento —justo antes de la campaña— como por las formas —haciendo uso de recursos de la Generalitat—. Junts, que en el Parlamento ha apoyado a varias iniciativas para obtener una financiación singular, tiene poco margen para presentar un modelo sustancialmente diferente al de ERC. Recaudación del 100% de impuestos y reducción del déficit fiscal son los dos ejes de la propuesta republicana y, también, de la de los juntaires. En cuanto al PSC, no tienen una contrapropuesta real más allá de una inconcreta reforma que sea “justa” para Cataluña y “solidaria” para el resto de autonomías. En la Moncloa no quieren ni oír hablar de una financiación singular porque abriría un conflicto territorial muy difícil de abordar en un momento en el cual el PSOE no tiene prácticamente poder municipal ni autonómico.
Aragonés —que ya ha avisado a Pedro Sánchez que, si quiere legislatura, tendrá que hablar de financiación singular— ha acusado al PSC de ser el “partido del no” a todo, una estrategia que ya ha usado Junts para confrontar a los socialistas. “¿Qué proponen al país, aparte de decir que no para no molestar a La Moncloa?”, se ha preguntado el presidente de la Generalitat. Otro recurso del manual de ERC que saldrá a menudo durante la campaña será la capacidad de los republicanos de hacer cambiar de opinión al PSOE en cuestiones que “hasta hace cuatro días” estaban fuera de la mesa, como los indultos, la amnistía o el traspaso de Rodalies.
