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El cardiólogo José Abellán advierte sobre las bebidas energéticas: «Son innecesarias y peligrosas»

El doctor José Abellán, reconocido cardiólogo español, ha puesto sobre la mesa un debate necesario: el de las bebidas energéticas. En un contexto en el que su consumo crece entre jóvenes y adultos, el médico señala que no aportan nada esencial al organismo y, en cambio, pueden convertirse en un factor de riesgo. “Me parecen innecesarias”, afirma de manera tajante, diferenciándolas de otras bebidas como el café, que sí puede tener un papel moderado y positivo en la vida diaria.

¿Quién es José Abellán y por qué importa su opinión?

José Abellán es un cardiólogo con una amplia experiencia clínica, acostumbrado a tratar con pacientes que presentan problemas de hipertensión, arritmias y enfermedades cardiovasculares asociadas a estilos de vida poco saludables. Su palabra cobra relevancia porque su trabajo cotidiano lo expone directamente a las consecuencias del consumo excesivo de estimulantes.
En sus declaraciones recientes, ha querido subrayar que no se trata de demonizar todos los productos con cafeína, sino de establecer diferencias claras. El café, cuando se consume sin azúcar y en dosis moderadas, puede resultar incluso beneficioso. Sin embargo, las bebidas energéticas contienen una combinación de cafeína elevada, aditivos y edulcorantes que convierten su ingesta frecuente en una práctica peligrosa.

Las bebidas energéticas bajo la lupa médica

El crecimiento de este tipo de bebidas ha sido vertiginoso en la última década. En los supermercados, gimnasios y bares, cada vez es más habitual ver personas que recurren a ellas para resistir largas jornadas de estudio, trabajo o entrenamientos. No obstante, Abellán insiste en que esta solución rápida es engañosa.
Muchas latas incluyen entre 150 y 300 miligramos de cafeína, una dosis que supera con creces la de una taza de café de tamaño mediano. Además, a menudo se combinan con otros estimulantes como la taurina o la guaraná, que potencian sus efectos sobre el sistema nervioso central. A largo plazo, este cóctel puede derivar en palpitaciones, ansiedad, insomnio o incluso arritmias graves en personas predispuestas.

¿Qué dice la ciencia sobre sus efectos?

Diversos estudios han alertado sobre las consecuencias del consumo habitual de bebidas energéticas. La evidencia muestra que pueden incrementar la presión arterial, alterar la frecuencia cardíaca y, en algunos casos, favorecer episodios de taquicardia.
El problema se intensifica cuando estas bebidas se mezclan con alcohol, una práctica extendida en ambientes festivos. El resultado es un estado de falsa sobriedad: la cafeína disimula el efecto depresor del alcohol, lo que lleva a beber más sin percibir los síntomas iniciales de embriaguez. Esta combinación aumenta el riesgo de accidentes, conductas impulsivas y daño hepático.
A nivel neuronal, también se han detectado señales de impacto en la regulación del sueño y en la tolerancia al gusto dulce. El abuso de edulcorantes artificiales puede modificar la percepción del sabor y fomentar un consumo mayor de productos ultraprocesados.

Café vs. energéticas: la comparación necesaria

Uno de los puntos clave del mensaje de Abellán es diferenciar entre café y bebidas energéticas.
El café, consumido en una cantidad de una a tres tazas al día, sin azúcar y con una preparación adecuada, puede ser incluso protector frente a algunas enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Su efecto estimulante es más previsible y viene acompañado de antioxidantes naturales.
Las bebidas energéticas, en cambio, no aportan estos beneficios. Además de su exceso de cafeína, incluyen combinaciones artificiales que generan un efecto rápido pero poco sostenible. “Son un alimento a evitar”, enfatiza el cardiólogo, aclarando que incluso en sus versiones “light” o “sin azúcar” continúan representando un problema por su impacto fisiológico.

Los riesgos a largo plazo de un consumo habitual

El consumo ocasional de estas bebidas puede no representar un peligro inmediato en personas sanas. Sin embargo, el verdadero problema surge cuando se convierten en un hábito. La ingesta repetida de cafeína en dosis elevadas puede desregular la respuesta del sistema cardiovascular, provocando hipertensión crónica o favoreciendo la aparición de arritmias.
En jóvenes, el riesgo se multiplica porque sus cuerpos aún están en desarrollo y la presión social los empuja a recurrir a estos productos como símbolo de energía o resistencia. En adultos, el problema suele asociarse al estrés laboral y a la falta de descanso. En ambos casos, la consecuencia es la misma: una sobrecarga innecesaria para el corazón.

Consejos prácticos para cuidar el corazón

El mensaje de Abellán no se limita a prohibir, sino que quiere orientar hacia un estilo de vida más saludable. Algunos de sus consejos son sencillos pero efectivos:

  • Optar por el café filtrado o de máquina, siempre sin azúcar añadido.
  • Evitar el consumo diario de bebidas energéticas y reservarlas, si es necesario, para situaciones puntuales.
  • Prestar atención a las etiquetas y calcular la cantidad de cafeína ingerida en un día.
  • No mezclarlas con alcohol bajo ninguna circunstancia.
  • Recordar que la mejor fuente de energía sigue siendo el descanso adecuado, una dieta equilibrada y el ejercicio regular.

Una advertencia que invita a reflexionar

La postura del cardiólogo José Abellán es clara: las bebidas energéticas son innecesarias y su consumo puede acarrear más perjuicios que beneficios. Su advertencia quiere despertar conciencia en una sociedad que demasiado a menudo prioriza la inmediatez por encima de la salud.
“Me parecen innecesarias”, resume con firmeza, abriendo la puerta a una reflexión más amplia: ¿hasta qué punto dependemos de estímulos artificiales para rendir en el día a día?

El reto es recuperar hábitos sencillos que aporten vitalidad sin poner en riesgo el corazón. ¿Y tú, cuántas veces al mes recurres a una bebida energética para mantenerte despierto? Comparte tu experiencia y ayúdanos a difundir un mensaje de prevención que puede marcar la diferencia.

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