Uno de los lemas estrella del presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, en su defensa contra la OPA hostil del BBVA, ha sido que «el mundo de hace un año no es el mismo que el mundo de ahora». Lo explicaba a la cúpula del banco opante, cuando Carlos Torres y Onur Genç -presidente y consejero delegado- usaban de referencia para calcular la prima de la operación el valor de los títulos vallesanos de mayo de 2024, cuando la presentaron por primera vez. Entonces, la cotización era un 80% inferior a la actual, en línea con las subidas intensas que ha experimentado desde 2023, bajo el amparo de las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo. Desde el jueves por la noche, sin embargo, el mundo de Oliu ha vuelto a cambiar: con el fracaso de la OPA, la influencia del BBVA ha sido expulsada del precio de la entidad catalana. El primer directivo de la entidad, César González-Bueno, defendía tras conocer los resultados que “tiene un gran presente y un mejor futuro de manera independiente, después de la gran transformación”. Y el mercado se impacienta porque lo demuestre: «Ahora veremos si es capaz de convencer a los accionistas de que su valor actual es correcto«, alerta el director de wealth management de la gestora de capital Rhombus, Rubén Borràs, en conversación con Món Economía.
Oliu y Torres cerraron el período de aceptación con alertas cruzadas: desde la presentación de resultados del primer semestre del año, la cúpula de la Vela comenzó a extender el argumento de que el precio de la acción del Sabadell estaba inflado por la OPA y que, por tanto, un intercambio sería favorable para los inversores catalanes. Los primeros datos les dan la razón: el Sabadell ha cerrado el primer día sin OPA con una herida cercana al 7% de su cotización, mientras que ha impulsado a los rivales cerca de un 6%. Ahora bien, desde el Vallés ven el bache como algo temporal, que se estabilizará cuando terminen de salir del capital todos aquellos inversores oportunistas que solo buscaban las rentabilidades adicionales que podría haber ofrecido una segunda OPA. Además, a ojos del head of equity de Trea Capital, Xavier Brun, la caída «no ha sido muy relevante». «Se ha descontado la prima política, y nada más«, sostiene Brun.
Desde Sabadell, durante las semanas clave de la OPA, fueron un paso más allá. En las respuestas del consejo de administración a las dos ofertas oficiales del BBVA, hicieron cálculos sobre el potencial de crecimiento de la acción. Comparándose con el resto de bancos que operan principalmente en el mercado español -CaixaBank, Unicaja y Bankinter-, las matemáticas de González-Bueno y el director financiero, Sergi Palavecino, situaban el potencial de la acción catalana entre los 3,8 y los 4,2 euros, en máximos de década y media. El mercado, aunque reconoce que la entidad puede tener todavía vía para crecer, ve demasiado lejana esta proyección. Para la analista del sector bancario de Renta 4, Núria Álvarez, el Sabadell será una entidad «especialmente difícil de valorar», por la volatilidad que ha impreso la OPA y por su concentración en la rama del crédito a pymes -su firma, de hecho, aún no ha hecho los cálculos tras la caída de la oferta-. Como Borràs, Álvarez fía el rendimiento del Sabadell, más que a sus fundamentales, a la capacidad de la directiva de entusiasmar a los inversores en los resultados del tercer trimestre. «El mercado necesita nuevas indicaciones. Esperamos que usen el tercer trimestre para actualizar el plan estratégico», analiza la economista.
El consenso del mercado, a primera vista, se aleja de las tesis vallesanas. El promedio de las proyecciones de los 13 analistas que observan el crecimiento del Sabadell no llega a los 3,3 euros, muy lejos de los cálculos de Oliu y González-Bueno. «Se me haría muy extraño que el mercado valorara el Sabadell en 4 euros«, duda Borràs; que considera que la primera batalla que deberá enfrentar la directiva es la de demostrar a los inversores que las valoraciones actuales no partían de un calentamiento especulador a raíz de la OPA. Brun descarta este vínculo; pero también una escalada significativa a corto plazo. «El Sabadell, ahora, está cotizando a precio. Se moverá con el sector bancario: cuando suban los tipos de interés, subirá; y, si bajan, bajará», argumenta el experto de Trea. Está de acuerdo el director de inversiones de Rhombus, que sostiene que, tras la caída de este viernes, «el Sabadell no cotiza muy lejos de su valoración real«.

Un entorno menos favorable
A diferencia del bienio 2023-2024, el Sabadell ya no puede confiar en «vientos de cola» macroeconómicos para acelerar su crecimiento, según Brun. Antes del asalto del BBVA, el Banco Central Europeo sostenía una política monetaria restrictiva, que mejoraba sustancialmente el negocio de la banca. Más aún de la española, que recibía los beneficios de unos créditos caros, pero no estaba presionada para remunerar el ahorro de sus clientes. «Llegará el momento en que tendrán que pagar mejor los depósitos, porque los niveles actuales no son justificables. Entonces, tendrán que encarecer los préstamos para equilibrar los resultados, y el crecimiento se frenará», añade Álvarez.
La potencial mala mar financiera, sin embargo, encuentra al Sabadell en buenas condiciones. Según Borràs, bajo la gestión de González-Bueno y su equipo, el banco catalán ha cerrado muchas de las brechas que mostraba antes de la pandemia. «Ahora es un banco saneado y rentable; y debe demostrar al mercado que es una empresa fuerte», argumenta. Buena parte del rechazo de los accionistas a la propuesta del BBVA proviene de esta transformación. De hecho, muchos de los inversores -especialmente los minoritarios, que en muchos casos ya llevan años formando parte del capital- han multiplicado por varios factores su inversión inicial. «Hay gente que compró las acciones a 30 o 40 céntimos, y ahora las ven a 3 euros. El banco ya aporta valor, se ha puesto en otro nivel», celebra el especialista.
El buen rendimiento del último lustro, sin embargo, puede convertirse en una carga a ojos del mercado. Las expectativas sobre la gestión de González-Bueno tras la victoria en la OPA serán, según Álvarez, exigentes; y el entorno complicará un crecimiento como el que han protagonizado recientemente. «A futuro, será mucho más difícil expandirse, porque todos quieren crecer orgánicamente. Si todos los bancos quieren ganar cuota de mercado, alguno tiene que perder», ironiza el analista. De hecho, el mismo BBVA, por boca de su consejero delegado, ha declarado este mismo viernes que este fracaso les llevará a centrarse en el «crecimiento orgánico» en el mercado español. «Cuando todos aspiran al mismo mercado, simplemente no hay pastel para todos», asegura el economista de Renta 4.
Además, como advierte Brun, la competencia por su núcleo de mercado -las pequeñas y medianas empresas- se ha vuelto feroz en los últimos meses. Con la batalla financiera, otros competidores han visto espacio para colarse en el mercado de financiación de las pequeñas empresas: CaixaBank lo elevó un 20% en los primeros seis meses del año; y el Banco de Bilbao lo ha hecho en un 16% para las empresas independientes y en un 33% para los franquiciados. «Cada vez hay un giro más claro de la banca hacia mercados fuera de las hipotecas, porque son mucho más rentables»; asegura Álvarez.

El Sabadell en la Europa de la concentración bancaria
Borràs, más optimista que el resto del mercado, reconoce al Sabadell su capacidad de subsistencia -y rentabilidad- en solitario. «Es un banco sólido, con un nicho de mercado, consolidado y que hace muy buen trabajo», elogia. Sin embargo, el mar financiero parece estar dejando atrás este tipo de perfiles. A pesar de que Oliu asegura que, incluso con la tendencia europea a la concentración bancaria, «hay lugar para entidades regionales y especializadas»; la consolidación del sector parece «imparable».
En este sentido, tanto los accionistas minoritarios como el mismo banco han defendido que una fusión dentro del Estado, como la del BBVA, no tenía mucho sentido estratégico; pero lo ganaría si la propuesta llegara de un gran banco transnacional. El presidente de la Asociación de Accionistas Minoritarios del Sabadell, Jordi Casas, ha apuntado, de hecho, que «la parte buena de esta OPA es que ahora todo el mundo sabe cuánto tiene que pagar si quiere el Sabadell». En este sentido, y a pesar de haber sobrevivido a la ofensiva vasca, el banco vallesano es «todavía muy opable». «Con la dimensión que tiene, no tiene capacidad para competir en este entorno», alerta Borràs; pero sí que podría convertirse en «un activo interesante» para un gigante comunitario que quiera establecerse en Cataluña, el País Valenciano y el resto de territorios donde el Sabadell concentra su negocio.