Hay lugares donde el agua parece hablar en voz baja, donde cada piedra conserva una memoria antigua y el tiempo avanza con la misma suavidad que tu propio paso. Cuando alguien te propone una escapada que combina calma, naturaleza y esos sabores que reconoces sin pensar, sientes que la aventura comienza mucho antes de llegar.
Imaginar un lugar donde el agua emerge caliente directamente de la tierra no es habitual. Aquí no es solo un refugio para descansar. Es cultura, es tradición, es una forma de salud que el pueblo ha hecho suya. Caminando por sus calles, te das cuenta de que han crecido siguiendo el latido de las fuentes termales, como si todo el trazado urbano hubiera sido dibujado por la misma agua. Cada paso resuena con historias discretas, casi subterráneas.
Las pistas que te llevan al pasado
Desde el principio, nada es del todo explícito, pero las señales están ahí. Una piscina antigua medio escondida, una estructura de piedra que recuerda rituales que hoy solo intuimos, fachadas modernistas que florecieron cuando la palabra salud comenzó a traer viajeros. Todo parece hilar un mismo relato: fuentes que curaban, aguas que restauraban, tradiciones que han llegado hasta aquí sin prisa.
Caldes de Malavella: el cambio de paisaje
Y en este punto, el nombre ya puede ser revelado. Caldes de Malavella, en la comarca de la Selva, Girona, es el escenario de este sorprendente equilibrio entre historia y vida cotidiana. Un pueblo con término romano, balnearios emblemáticos, fuentes que no dejan nunca de brotar y una arquitectura modernista que respira con naturalidad entre los campos y los bosques que lo rodean. Un paisaje donde la gastronomía también se convierte en parte del relato, sincera y cercana, como quien invita a sentarse sin formalidades.
Patrimonio termal e historia romana
Las termas romanas de Sant Grau son uno de los elementos más destacados. Son vestigios bien conservados del conjunto romano de Aquae Calidae. Hay una gran piscina central ornamentada y varias estancias a su alrededor que permiten imaginar cómo vivían los romanos cuando venían a relajarse en estas aguas. Se observa la estructura original, los canales, las cámaras de tratamiento, todo en medio de un espacio que preserva mucho de su autenticidad.
También se encuentran aquí fuentes únicas: la Fuente de la Mina (o Raig d’en Mel), con una temperatura de unos 60 °C, es usada tanto para baños como para consumo local. Y la Fuente de los Bullidors, que fue una de las primeras fuentes públicas. Estos elementos conectan historia y vida diaria.
Balnearios y relax modernista
Los balnearios de Caldes han desarrollado con el tiempo una oferta que mezcla elegantemente la estética antigua y las comodidades actuales. El Balneari Prats y el complejo Vichy Catalán son ejemplos que conjugan arquitectura con jardines, espacios termales, tratamientos y un ambiente diferente al de la costa. No hay ruido de playa, sino brisa y calma, paseos entre pinos, y una sensación de bienestar.
Paisaje y entorno
No todo está en el agua. El pueblo está rodeado de campos de cultivo, bosques y rutas que invitan a caminar o a ir en bicicleta. Rutas termales que enlazan fuentes, edificios modernistas, pueblos con historia como Hostalric, Amer, Osor. Un itinerario rural que puede ser tranquilo, visualmente impactante, ideal para desconectar.
Gastronomía de las raíces
Los restaurantes locales juegan un papel muy importante. Se come bien allí. Productos de la tierra, carnes, verduras, aceites propios, recetas de siempre, reinterpretadas con cuidado. Comer al final del día, en masías o restaurantes con encanto, sirve para completar la experiencia: relax físico + placer del paladar.
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Cómo planificar esta escapada
- Dónde alojarse: Hay hoteles con servicios de balneario, casas rurales con encanto, pequeños establecimientos que hacen sentir como en casa. Elige alguno que tenga spa o acceso fácil a las fuentes para que puedas disfrutar del agua sin complicaciones.
- Qué llevar: Ropa cómoda, bañador, calzado para caminar, ropa de abrigo para las noches frescas, protección solar. Si quieres visitar las termas romanas, lleva una toalla y prepárate para sentir el eco del pasado bajo tus pasos.
Por qué Caldes de Malavella no es solo una alternativa
Está lo suficientemente cerca de Barcelona y Girona para hacer una escapada de fin de semana o de puente. No hace falta hacer grandes viajes, pero sí dejar atrás el ruido y la masificación costera.
Ofrece un combo difícil de superar: historia antigua + spa y balneario + gastronomía + naturaleza suave. Es ideal para quien busca relax, pero no renuncia a buena comida, a paisajes, a respirar.
Caldes de Malavella es el lugar que demuestra que no hace falta ir muy lejos para encontrar algo excepcional. Aguas que llevan milenios dando vida, arquitecturas que hablan, árboles, calma y sabor: todo lejos de los gritos, cerca de los sentidos. Si quieres regalarte una escapada que nutra cuerpo y espíritu, esta puede ser la tuya. Reserva con el corazón ligero y la mente abierta.
