El Món - Noticias y actualidad de Cataluña
CCMA, 40 años de construcción nacional y el reto de una transformación

La Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), nacida como Corporación Catalana de Radio y Televisión (CCRTV), cumple 40 años el próximo martes. El 30 de mayo del 1983 el Parlamento de Cataluña aprobaba por unanimidad la ley de creación del organismo, conocido como la Corpo en el argot de varias generaciones de periodistas del país. El nombre, cambio de siglas al margen, es poco popular, pero es el ente bajo el cual funcionan Televisión de Cataluña (TV3 y el resto de canales) y las emisoras de Catalunya Ràdio. Tres meses y diez días después de aquel 30 de mayo, el 10 de septiembre de 1983, empezaba su andadura TV3, con una primera emisión, esta sí muy popular, presentada por el actor Joan Pera.

La primera emisión de TV3, el 10 de septiembre del 1983, con Joan Pera / CCMA
La primera emisión de TV3, el 10 de septiembre del 1983, con Joan Pera / CCMA

Cuatro décadas después, los medios públicos catalanes han contribuido a la construcción –o reconstrucción– nacional de Cataluña después de la dictadura de Franco, se han consolidado como un referente y se han convertido en un blanco habitual de críticas, polémicas y batallas políticas. Todo esto indica que ocupan un espacio central en la sociedad catalana, de forma que la CCMA ha cumplido su misión fundacional. Pero llega a este aniversario en un momento en que tiene que afrontar una transformación en profundidad: después de haber alojado durante años a los medios más modernos del sur de Europa, la Corporación tiene que revertir ahora el proceso de envejecimiento que se ha producido, acentuado en los últimos años por los cambios tecnológicos. Los analistas coinciden a decir que el tren no se ha perdido, pero admiten que hay que acelerar por no caerse de él.

Lengua y cohesión social desde TV3 y Catalunya Ràdio

Lo primero que menciona cualquier implicado en la historia de la CCMA es la lengua. La normalización del catalán, devolverlo a la vida pública, era una de las principales funciones del encargo fundacional de la Corporación. Directivos de varias etapas, en conversación con El Món, coinciden al asegurar que lo ha cumplido con creces. «Sin TV3 y Catalunya Ràdio no se explica el proceso de normalización de la lengua, la cultura y la cohesión social que hemos experimentado», afirma con rotundidad la actual presidenta del organismo, Rosa Romà. «Hemos sido y somos medios de referencia que garantizan el acceso de todo el mundo a contenidos informativos, educativos y de entretenimiento en catalán, cosa que el panorama audiovisual no garantiza por sí solo», añade.

La presidenta de la CCMA, Rosa Romà, a la comisión parlamentaria / Sílvia Jardí
La presidenta de la CCMA, Rosa Romà, en la comisión parlamentaria de control / Sílvia Jardí

Esta función, según Romà, es «una misión de servicio público capital» que continúa existiendo ahora, 40 años después, en un momento de «claro retroceso del uso social de la lengua» en la calle, agravado por la «presencia ínfima del catalán en las plataformas de video, que marcan la tendencia creciente del consumo audiovisual». Por eso, considera que «el reto no se ha acabado, al contrario».

Además de esta realidad que describe, la actual presidenta responde a las críticas que han arreciado durante los últimos años por un supuesto exceso de presencia de otras lenguas –básicamente, el castellano– en las emisiones, sobre todo en TV3. «Los datos demuestran que la presencia de otras lenguas en nuestros canales y emisoras se ha reducido a la mitad respecto de hace unos años», defiende. «Es una ignominia muy bestia decir que TV3 se ha castellanizado», remata Vicent Sanchis, director de TV3 entre el 2017 y el 2022. «Lo dije mientras estaba yo y lo digo ahora, que ya no estoy ahí. No es cierto. Lo que se ha castellanizado es la sociedad catalana y, si vas a buscar opiniones de ciudadanos o de expertos, encuentras lo que encuentras», insiste.

Vicenç Villatoro, director general de la CCRTV de abril de 2002 a enero de 2004, comparte este punto de vista. «Puede haber la casuística que sea, pero TV3 emite en catalán, y esto es lo que es relevante», remarca. «La Corporación siempre ha hecho cosas que no me han gustado, incluso cuando yo la dirigía, pero siempre la he defendido, porque globalmente siempre ha hecho el trabajo. TV3 existe y tiene sentido por la lengua. Las cadenas de la Forta [Federación de Organismos o Entidades de Radio y Televisión Autonómicos] de territorios que no tienen lengua propia nunca han entendido muy bien para qué existen, porque oferta ya hay suficiente. TV3 no se creó para ampliar la oferta, ni para reflejar la diversidad lingüística de Cataluña. Ya hay muchas opciones para ver contenidos en castellano», argumenta.

La construcción nacional: mirar al mundo desde Cataluña

Como en todo lo que ha hecho el catalanismo históricamente, la normalización de la lengua en el espacio público fue la base de la construcción nacional que se buscaba con la creación de los medios de comunicación públicos catalanes. «Además de lengua, un medio es un punto de vista. Lo que es noticia para uno no lo es, o lo es menos, para otro. La virtud de los medios de la CCMA es que explican el mundo desde Cataluña, que no se hicieron una tele y una radio antropológica, sino global y ambiciosa», resume Villatoro.

El papel de Jordi Pujol en la decisión de crear los medios públicos y de cómo tenían que ser aparece en todas las conversaciones con los implicados en la historia de la Corporación. «Tenía una idea clara de país y un plan para reconstruirlo que implicaba tener medios propios y una escuela propia. Ambas cosas han sido los grandes referentes, por eso son atacadas por los partidos más españolistas. Por alguna razón se fijan en estos dos elementos y no en los Mossos. Y TV3 es el más visible de todos, porque la escuela, que ha sido igual de importante, quizás ha tenido un papel más discreto», reflexiona Vicent Sanchis. El periodista y actual director general del Grup Món recuerda que el PSC, «que jugó muy a favor de la escuela, tenía más reticencias con TV3, porque le parecía que era una arma electoral del pujolismo». «Los socialistas se equivocan si creen que Pujol sacó rédito electoral de TV3. En cambio, sí que hemos sacado mucho rédito nacional», subraya.

'La mañana de Catalunya Ràdio', entonces presentado por Josep Cuní, el 1984 / CCMA
‘El matí de Catalunya Ràdio’, entonces presentado por Josep Cuní, en 1984 / CCMA

Esta visión es compartida por voces a priori alejadas del pujolismo, como por ejemplo Enric Marín, profesor de la UAB, decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación y secretario de Educación y Cultura de la actual ejecutiva de ERC. Marín fue nombrado presidente de la CCMA por el Parlamento en los últimos meses del segundo tripartito, el gobierno de José Montilla, y estuvo en el cargo del 31 de marzo de 2010 al 29 de marzo de 2012, de forma que convivió, con tensiones, con el primer gobierno de Artur Mas durante un año y tres meses. Desde esta perspectiva, su veredicto es que «Pujol tuvo una idea muy clara, más fácil de valorar tiempo después que en aquel momento, de lo que quería hacer en su primera legislatura, que fue la más importante». En aquella etapa, puso en marcha TV3 «de manera alegal» –que el Parlamento de Cataluña hubiera aprobado la creación de la CCMA no quiere decir que no topara con trabas puestas por el Estado– y «tenía muy claro por qué lo hacía». «Pujol no quería una tele de partido, quería que la audiencia se identificara con el país y no con el partido, tenía una visión más estratégica de la Corporación en clave de construcción nacional que la que tuvieron después sus sucesores», enfatiza Marín. Y, partiendo de este punto de vista, reivindica «un pujolismo de izquierdas» para la etapa actual.

Quién controla la ‘Corpo’?

Otro máximo directivo de la Corporación que vivió peligrosamente su mandato fue Villatoro, todavía en la etapa en que implicaba ser director general, antes de la ley del 2007 que creó el cargo de presidente del Consejo de Gobierno y lo puso por encima. Habiendo trabajado en TV3 como redactor de 1984 a 1990, fue director general en una época «peligrosa y delicada», la de los últimos años de Pujol como presidente. «El maragallismo interpretaba que TV3 había sido el factor determinante para que el PSC no ganara las elecciones de 1999 en escaños, a pesar de ganarlas en votos, y había un tira y afloja muy fuerte. La oposición creía que en TV3 no salía nada que no estuviera bendecido por el gobierno catalán, y el gobierno veía que había Carles Francino presentando el TN y Júlia Otero en otros espacios, y sentía que se le escapaba de las manos», recuerda.

«Lo que más me preocupó fue evitar que hubiera una ruptura, que no se rompiera TV3, que no se rompiera la herramienta», explica Villatoro. La clave fue «que todo se debatía internamente y con criterios profesionales». «El caso es que ni la Corporación ni la televisión se pueden dirigir con disciplina militar, son espacios donde confluyen visiones diferentes que se van modificando de manera dialéctica», concluye.

«Hay una idea equivocada del control desde la cúpula. En mi etapa [en la fase álgida del Procés], el españolismo me acusaba de manipular TV3 para que fuera independentista y los independentistas, al menos una parte, me veían como un botifler, y decían que tenía miedo del 155, cuando en realidad se aplicaban y se aplican criterios profesionales y hay equilibrio y debate interno», argumenta Sanchis. Tanto él como Enric Marín señalan a las televisiones españolas, «públicas y privadas», como espacios donde realmente la información es sesgada. «Podemos ser muy críticos, pero cuando me tengo que informar y voy pasando canales y llego a TV3, no hay color. En cuanto al seguimiento del Procés, en Telecinco había cosas que eran de denuncia, y la Sexta, que se supone que es la progre y que iba a un público catalán indeciso, tenía un sesgo clarísimo, y ¿quién controla la Sexta? TV3 tiene que pasar cada mes por el control del Parlamento», concreta Marín.

La nueva presidenta de la CCMA, Rosa Romà, junto a Sigfrid Gras (TV3) y Jordi Borda (Catalunya Ràdio) / Parlamento de Cataluña

El debate sobre el modelo de gestión de la Corporación es constante y no desaparece a pesar de los cambios legislativos, la creación del Consejo de Gobierno y la potenciación del papel del Parlamento para desgobernamentalitzarla. «Cuando se preparaba la ley del 2007, se decía que con la nueva norma quizás se desgobernamentalitzaba pero a cambio se partiditzaba. Quizás habría que pasar a la siguiente fase con mecanismos que tienen en otros países, pero la perfección no existe en ninguna parte. Una televisión controlada por el Parlamento no acaba de ser de nadie y hay un equilibrio», defiende Marín.

Vicent Sanchis también ve el modelo actual como el menos malo posible desde el punto de vista del control político. «Los partidos intentan incidir, pero no está claro que lo logren. Los responsables son nombrados por el Parlamento y puede haber recelos, pero al final hay un equilibrio», corrobora. Y, para Villatoro, lo más importante son las personas que ocupan los cargos. «Cuando yo estaba, en el consejo de administración había gente muy buena y aunque hubieran sido propuestos por partidos estaba claro que querían que las cosas fueran bien», rememora.

El éxito de los informativos, el gran argumento

La audiencia de TV3, que hace años que es líder indiscutible, es uno de los principales argumentos de la CCMA. Pero los responsables de la CCMA de todas las etapas subrayan el éxito permanente de los informativos, que rozan muy a menudo el 30% de cuota de pantalla y en determinados momentos lo superan. «El que da el liderazgo son los informativos, y esto indica que hay una identificación de la población con TV3, que no es cierto que no sea una televisión para todos los catalanes», subraya Villatoro. Sanchis se añade a la reivindicación en referencia a la etapa del Procés, que vivió él como director de Televisión de Cataluña. «Se quiso hacer creer que TV3 era un instrumento del independentismo, pero el relato tuvo un éxito relativo. Sí que se plantó la semilla de la desconfianza entre un sector de los catalanes, pero la audiencia incluso subió, porque al final lo que se ve es el trabajo», concluye.

 Carles Francino presentó durante años lo TN de TV3 / CCMA
Carles Francino presentó durante años lo TN de TV3 / CCMA

Futuro: la modernización y el debate sobre la reducción de plantillas

La discusión sobre el presupuesto de la CCMA y el volumen de las plantillas de los diferentes medios estuvo muy presente durante la etapa de los recortes que impusieron la política de austeridad de la UE a raíz de la crisis financiera de 2008, durante los gobiernos de Artur Mas. Se llegó a plantear una reducción drástica de personal y hubo una gran tensión. Actualmente, el debate se ha reorientado y va ligado a la necesidad de transformación del modelo. Los cuatro dirigentes de las varias etapas de la Corporación consultados están de acuerdo, con matices, en la idea de que la reducción de plantillas y de presupuesto no tiene que ser el objetivo. «La idea que TV3 y Catalunya Ràdio cuestan demasiado dinero es errónea, el debate no tiene que ser tanto presupuestario como tecnológico y organizativo. Hace 40 años se requería un tipo de plantilla diferente de la que hace falta ahora», reflexiona Villatoro.

Sanchis también cree que el debate tiene que ser de modelo. «Está claro que la CCMA es un mamut con artrosis, que se tiene que transformar y que en este proceso, adaptado a las nuevas tecnologías, tiene que llevar a una reducción de las plantillas, pero de manera gradual y pactada. De hecho, reducir drásticamente la plantilla incluso sería un problema económico, porque hay trabajadores públicos y se les tendría que indemnizar con cantidades altas», argumenta.

Para Marín es muy claro qué tiene que ser el núcleo de la discusión. «La media del gasto por habitante está por debajo de la media europea. Por lo tanto, tenemos que decidir si queremos ser Dinamarca o Marruecos», advierte. Descarta, en consecuencia, que el presupuesto sea la base del debate. Su análisis parte de la idea que, especialmente TV3, «tenía cartas ganadoras cuando se creó, porque las otras televisiones europeas se habían creado en la época del cine y después se habían tenido que adaptar y una nueva televisión que nacía ya en la época del video era innovadora desde el comienzo, inspirada en modelos europeos y americanos, no en el español». En cambio, «el siguiente tren, el de internet, se perdió».

A pesar de que, como es obvio, los medios de la Corporación tienen una gran presencia en internet desde hace unos años, el arranque fue discreto, y Marín asegura que cuando él llegó como presidente del Consejo de Gobierno vio que «no se había hecho la transformación tecnológica que hacía falta». El cambio del que habla consistía a «concebir la empresa como una herramienta de producción de contenidos para varias ventanas». «Si no adaptas las rutinas de trabajo, en la misma empresa conviven sectores obsoletos e innovadores y no funciona bien», advierte. «Ahora al menos hay un proyecto y lo que he visto apunta a la dirección correcta, pero harán falta dinero y voluntad política», anuncia. En todo caso, defiende lo contrario de plantear una reducción de gasto per se. «Si las cosas se hacen bien, el resultado será una plantilla más pequeña, más joven y más polivalente», aventura.

«Recuperar un terreno difícil» después de años de «carencia de capacidad de inversión»

En el mismo sentido se expresa la presidenta del actual Consejo de Gobierno. Una de las piezas fundamentales que señala Rosa Romà es el público infantil y juvenil, como inversión de futuro para la CCMA. «Incorporar al público más joven a nuestros contenidos y plataformas es uno de los retos más importantes», avisa. El nuevo Super 3, transformado en la plataforma SX3 y dos canales lineales, el S3 y lo X3, y la nueva OTT en preparación –se espera que se pueda ver en otoño– son los pilares de la transformación planificada. Según Romà, la estrategia es la «priorización digital y la creación de comunidades».

«Estamos yendo muy deprisa para recuperar un terreno difícil que no se había podido abordar con ambición desde hacía años por la carencia de capacidad de inversión», dispara. Con este planteamiento y con 40 años «de historia de éxito» a las espaldas, en palabras de Romà, los actuales dirigentes de la CCMA aspiran a un nuevo contrato programa que equipare el organismo catalán a las corporaciones audiovisuales europeas «en cuanto a los recursos destinados a este servicio público».

Nuevo comentario

Comparte

Icona de pantalla completa