Hablar de salud mental no debería ser un acto de valentía, sino una rutina. Así lo plantea la psicóloga Zara Díaz, quien ha lanzado una reflexión tan sencilla como profunda: “Ir al psicólogo debe ser tan normal como ir a la peluquería”. Una frase que, por directa y cotidiana, está abriendo un necesario debate en las redes y medios.
En tiempos donde la ansiedad, la depresión y el estrés han dejado de ser términos clínicos para convertirse en parte del vocabulario cotidiano, la voz de especialistas como Díaz cobra fuerza. Su mensaje no solo reivindica el papel del psicólogo en la vida diaria, sino que invita a replantear la manera en que entendemos el cuidado emocional.
Ir al psicólogo sin tabúes
Durante años, la figura del psicólogo estuvo rodeada de un halo de “urgencia” o “gravedad”. Se iba a consulta solo cuando la situación era insostenible. Hoy, sin embargo, el paradigma está cambiando. Zara Díaz, psicóloga y divulgadora, representa una nueva generación de profesionales que apuestan por integrar la salud mental en la rutina de autocuidado.
“No esperamos a que se nos caiga todo el cabello para ir a la peluquería, ni dejamos que se nos caigan los dientes para visitar al dentista”, explican muchos colegas de profesión para apoyar esta postura. La terapia no debe ser el último recurso, sino una herramienta cotidiana para prevenir, conocerse y crecer.
Un estigma que aún persiste
A pesar del aumento en la visibilidad y la conversación social sobre salud mental, el estigma continúa vivo. Muchos temen ser juzgados o considerados “débiles” por admitir que necesitan apoyo psicológico. Este temor, heredado culturalmente, frena el avance hacia una sociedad emocionalmente saludable.
El mismo lenguaje cotidiano delata esta percepción. Aún se utiliza la palabra “loco” para descalificar o bromear sobre estados mentales. Se ocultan citas con psicólogos, se habla en voz baja sobre medicación emocional, y se minimizan los síntomas para no “parecer exagerados”. En este contexto, la declaración de Zara Díaz no solo es valiente, sino profundamente transformadora.
La salud mental es salud
El cuerpo y la mente no funcionan por separado. De hecho, la mayoría de las dolencias físicas tienen una raíz o un componente emocional. Dolores musculares, insomnio, fatiga crónica o problemas digestivos pueden estar directamente relacionados con el estrés, la ansiedad o la tristeza prolongada.
Ir a terapia es una forma activa de cuidar ese equilibrio. “Así como vamos al médico cuando algo nos duele, deberíamos ir al psicólogo cuando algo nos inquieta por dentro”, señalan muchas campañas de concienciación. En consulta se ofrecen herramientas para gestionar emociones, mejorar relaciones, tomar decisiones o afrontar cambios.
La importancia de hablarlo a tiempo
Uno de los grandes beneficios de normalizar la psicología como parte del autocuidado es la detección precoz. Hablar antes de que duela. Reconocer patrones antes de que se enquisten. Preguntarse “¿cómo estoy realmente?” sin esperar un colapso emocional.
Este enfoque preventivo permite que muchas personas descubran, por primera vez, que sus emociones no son “rareza”, sino respuestas lógicas ante experiencias vitales. Que lo que sienten tiene nombre, tiene sentido y, sobre todo, tiene solución. Y que no están solas.
Cuidarse también es hablarlo
Zara Díaz ha dicho en voz alta lo que muchos piensan y aún pocos se atreven a afirmar: ir al psicólogo no debe ser un tabú, un secreto ni una rareza. Debe ser tan común como cortarse el cabello, hacerse una revisión médica o apuntarse al gimnasio.
En una sociedad que comienza a entender que el bienestar no es solo físico, sino también mental, su mensaje llega como una bocanada de aire fresco. Y tú, ¿cuándo fue la última vez que te preguntaste cómo te sientes de verdad?
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