Sin embargo, algunos psicólogos advierten que este nivel de empatía puede convertirse en un riesgo emocional.
La hiperempatía, aunque menos conocida, es una realidad que afecta la salud mental de muchas personas.
Cuando hablamos de empatía, a menudo nos referimos a esta capacidad positiva de ponernos en el lugar del otro. Pero, ¿qué pasa cuando esta habilidad se convierte en una carga emocional constante? Para muchos profesionales de la salud mental, la hiperempatía es un fenómeno que merece más atención. Lejos de ser una habilidad exclusivamente deseable, puede derivar en agotamiento, ansiedad e incluso pérdida de identidad emocional.
¿Qué es la hiperempatía?
La hiperempatía es una sensibilidad emocional extrema que lleva a algunas personas a absorber el dolor ajeno como si fuera propio. A diferencia de la empatía «convencional», no se trata solo de entender al otro, sino de vivir su emoción con la misma intensidad, o incluso más.
No se considera un trastorno clínico, pero sí un patrón emocional que puede tener consecuencias si no se regula. Las personas que la padecen a menudo tienen una disposición a implicarse profundamente en los problemas emocionales de los demás, incluso cuando no se les ha pedido ayuda.
Cuando la empatía se convierte en una carga
Una dosis adecuada de empatía mejora las relaciones humanas y facilita la convivencia. Pero, en exceso, puede provocar efectos contrarios. Los psicólogos advierten que la hiperempatía desgasta, especialmente cuando no va acompañada de una buena gestión emocional.
Estas personas sienten que deben sostener al otro emocionalmente, aunque eso les genere un gran malestar. “Siento que no me puedo desconectar del sufrimiento de los demás. Es como si lo viviera en carne propia”, explican algunos testimonios recogidos por especialistas en salud mental.
Señales que podrías estar viviendo con hiperempatía
Aunque no existe una «prueba» formal para detectar la hiperempatía, los psicólogos señalan ciertos indicios que pueden indicar que una persona la está experimentando:
- Te cuesta separar tus emociones de las de los demás.
- Te sientes culpable si no puedes ayudar emocionalmente a alguien.
- Te resulta difícil poner límites o decir “no” sin sentir angustia.
- Te sientes emocionalmente agotado después de estar con personas en crisis.
- A veces no sabes si lo que sientes es tuyo o de los demás.
Estas señales no implican un problema en sí mismas, pero pueden volverse perjudiciales si interfieren con el bienestar propio.
Riesgos emocionales y sociales del exceso de empatía
La hiperempatía no solo afecta la salud emocional, sino también la vida social y profesional. Las personas que viven con esta condición suelen evitar situaciones sociales intensas por miedo a quedar emocionalmente desbordadas. También pueden experimentar ansiedad crónica, insomnio o síntomas de estrés prolongado.
En el entorno laboral, por ejemplo, pueden tener dificultades para poner límites, asumir cargas emocionales ajenas y vivir situaciones de agotamiento profundo. Este tipo de agotamiento, conocido como fatiga por compasión, se observa con frecuencia en profesionales del cuidado: médicos, psicólogos, trabajadores sociales.
Además, la hiperempatía puede afectar la construcción de vínculos sanos. La dificultad para distinguir entre lo propio y lo ajeno puede generar relaciones desequilibradas, donde la persona hiperempática siempre da más de lo que recibe.
Cómo gestionar la hiperempatía sin dejar de ser empático
Ser empático no implica dejar de cuidarse. Para aquellos que viven con una alta sensibilidad emocional, los psicólogos recomiendan una serie de estrategias:
- Practicar la autoconsciencia emocional: aprender a identificar lo que uno siente y separarlo de lo que sienten los demás.
- Establecer límites sanos: no toda ayuda requiere un compromiso emocional total.
- Tomar distancia emocional sin culpa: se puede dar apoyo a alguien sin absorber completamente su dolor.
- Hacer actividades de descarga: caminar, meditar, escribir o hablar con alguien de confianza ayuda a descargar el peso emocional acumulado.
- Buscar apoyo terapéutico si los efectos de la hiperempatía afectan la vida cotidiana.
La clave está en reconocer que cuidar de los demás no debe significar olvidarse de uno mismo.
Cuidar al otro sin olvidarte de ti
La empatía es una cualidad poderosa, pero también necesita límites. Como toda virtud, su exceso puede volverse contraproducente si no va acompañado de herramientas para el autocuidado. Vivir con hiperempatía no te convierte en una persona débil ni problemática; simplemente indica que necesitas regular el contacto emocional para no agotarte.
¿Hasta qué punto estás absorbiendo emociones ajenas que no te pertenecen?
Detectarlo a tiempo puede marcar la diferencia entre una vida emocional equilibrada y una sobrecarga invisible. Compartir, comentar o simplemente hablarlo puede ser el primer paso hacia una empatía más sana y consciente.