Si alguna vez has pensado que tu ensalada con burrata era la opción más saludable del menú, conviene que leas esto. Magda Carlas, médica y nutricionista, advierte que incluso las recetas más «fit» pueden sabotear tus objetivos si no tienes en cuenta sus calorías reales.
Cuidado con la «ligereza» malentendida
Es habitual que, al intentar comer más sano, busquemos alternativas frescas y apetecibles. Pero asociar automáticamente la palabra «ensalada» con «ligera» puede ser un error costoso para la báscula. La experta explica que muchas de estas opciones incluyen ingredientes muy calóricos y en cantidades que resultan contraproducentes para quien quiere perder peso.
El mito de la ensalada con burrata
Pedir una gran bola de burrata sobre unos tomates parece una elección saludable y sofisticada. Pero Magda Carlas advierte que «pensar que tomar una ensalada con una gran bola de burrata y unos tomates es ligero es una idea errónea». Aunque la presentación sea colorida y suene a dieta mediterránea, la burrata es un queso con un contenido importante de grasa y sal que puede desequilibrar tu ingesta diaria si no moderas las raciones.
Queso fresco: menos calórico, pero no inocente
Muchos también confían ciegamente en el queso fresco como opción «light» sin matices. «El queso fresco tiene más agua que el queso curado y por tanto aporta menos energía, pero lógicamente eso no significa que no engorde», aclara Carlas. Su ventaja radica en la mayor cantidad de agua que contiene, lo que lo hace menos energético por volumen. Pero si se consume en exceso, sigue sumando calorías.
«El único alimento que no engorda de la dieta es el agua, que tampoco adelgaza», enfatiza la especialista para subrayar que ningún alimento es mágico.
El engaño de las cantidades y las calorías ocultas
Para Magda Carlas, el problema central no es demonizar un ingrediente concreto, sino no considerar el conjunto de la dieta. «No hay ningún alimento que adelgace y no hay ninguno que no engorde si lo tomas en cantidad», insiste. Comer de manera saludable requiere reconocer que incluso lo que es nutritivo puede contribuir a aumentar el peso si se sobrepasan las raciones.
Esta visión desmonta la idea de que basta con cambiar ciertos alimentos para adelgazar automáticamente. Según la experta, muchas dietas fracasan por ignorar esta lógica básica y confiar en «etiquetas» de saludable sin revisar el plato completo.
¿Qué pasa con la densidad nutricional?
Además de las calorías, Carlas pone el foco en la densidad nutricional. Explica que el queso fresco, aunque es menos energético, tiene también «menos densidad nutricional que el queso curado», ofreciendo menos vitaminas y calcio por la mayor proporción de agua. Esto no lo hace «malo», pero sí significa que conviene conocer qué aporta y qué no.
Además, no todos los quesos frescos son iguales: varían según el tipo de leche utilizada. Este detalle puede llevar a confusiones sobre su perfil nutricional y su impacto real en la dieta.
Moderación y educación alimentaria: las claves reales
La recomendación de la experta es clara y honesta: «Cuanto más grasa y más sal tiene un queso, en general menos dosis debemos tomar». No se trata de prohibir alimentos, sino de aprender a moderar las cantidades y hacer elecciones informadas.
Por eso, si buscas perder peso o mantenerlo, el principio de moderación es innegociable. Una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, carnes magras, pescado azul y frutos secos no debe excluir nada. Pero incluso estos ingredientes «sanos» pueden hacerte ganar peso si no vigilas las raciones.
El agua, el único elemento sin calorías
Entre todas las opciones, solo el agua puede presumir de ser realmente inocua para la báscula. Magda Carlas lo resume con contundencia: «El único alimento que no engorda de la dieta es el agua, que tampoco adelgaza». Un recordatorio de que no hay atajos ni alimentos mágicos.
Un cambio de mentalidad para una dieta sostenible
En lugar de obsesionarse con «prohibir» o «permitir» alimentos concretos, Carlas defiende una mirada integral a la dieta. Comprender el valor calórico, nutricional y la calidad de los ingredientes es el verdadero camino para lograr objetivos de salud sin renunciar al placer de comer.
Lo saludable también engorda
Comer bien no es sinónimo de comer sin límite. Reconocer las calorías ocultas y practicar la moderación es la lección esencial. Porque incluso los ingredientes más frescos y saludables pueden sabotear tu dieta si no se consumen con sensatez.
¿Y tú? ¿Has pensado cuántas calorías escondidas hay en tu ensalada «ligera»? Comparte tus experiencias o reflexiona sobre tus elecciones diarias. ¡Comer conscientemente es la mejor receta para cuidarte!