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El CSIC revela cómo ciertos alimentos pueden hacer la leche materna más protectora contra infecciones

Lo que comes mientras das el pecho puede marcar la diferencia. Un estudio reciente ha demostrado que una alimentación rica en fibra y proteína vegetal tiene efectos positivos en la leche materna y, por tanto, en la salud del bebé. Esta dieta no solo mejora la composición inmunológica de la leche, sino que refuerza las defensas naturales del recién nacido.

Investigadores del CSIC y otras instituciones científicas han revelado que determinados componentes de origen vegetal potencian la producción de inmunoglobulina A (IgA), un anticuerpo crucial en la protección del lactante frente a infecciones en sus primeros meses de vida. Esta sustancia, junto con una microbiota más equilibrada, forma una primera línea de defensa que acompaña al bebé desde su nacimiento.

Una dieta que fortalece desde el origen

El estudio, publicado recientemente en eBioMedicine, analizó los efectos de una dieta rica en legumbres, cereales integrales, frutas, verduras y grasas saludables, como las del aceite de oliva o el pescado azul. Se observó que estas madres no solo presentaban un mejor perfil inflamatorio, sino que su leche contenía mayores niveles de inmunoglobulina A, un anticuerpo natural que protege las mucosas del intestino del bebé.

«La dieta condiciona la calidad inmunológica de la leche materna y modifica la composición del microbioma», señalaron las investigadoras del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC). Esta modulación del microbioma podría ser la clave para entender por qué ciertos patrones alimentarios reducen infecciones comunes en los bebés lactantes.

Fibra y proteína vegetal: las aliadas inesperadas

Tradicionalmente, se ha subestimado el papel de la fibra y la proteína vegetal en la nutrición materna. Sin embargo, alimentos como las lentejas, los garbanzos, la avena o las nueces no solo aportan nutrientes esenciales como hierro, zinc y ácido fólico, sino que también estimulan la diversidad del microbioma intestinal de la madre. Este equilibrio intestinal favorece, a su vez, una leche más rica en componentes inmunomoduladores.

La fibra fermentable de estos alimentos actúa como prebiótico, alimentando las bacterias beneficiosas que luego se reflejan en una mejor composición de la leche. Por su parte, las proteínas vegetales aportan aminoácidos de alta calidad sin los efectos proinflamatorios de algunas fuentes animales, lo que ayuda a mantener una salud óptima durante la lactancia.

Más inmunoglobulina, menos infecciones

Los beneficios en el bebé son palpables. Los lactantes de madres con dietas vegetales bien planificadas mostraron menos episodios de diarrea, infecciones respiratorias y cólicos. Se sospecha que esta protección proviene de la mayor cantidad de IgA secretora presente en la leche y de una microbiota más robusta desde los primeros días de vida.

La IgA actúa como una barrera natural en el sistema digestivo del bebé, bloqueando la entrada de patógenos sin generar inflamación. Su presencia abundante en la leche materna se relaciona directamente con una maduración inmunológica más rápida y efectiva.

Lo que debes comer (y lo que debes evitar)

No se trata de seguir una dieta vegana estricta, sino de priorizar alimentos de origen vegetal con alta densidad nutricional. Entre los más recomendados están:

  • Legumbres: lentejas, garbanzos, judías.
  • Frutas y verduras frescas.
  • Cereales integrales como avena, quinoa o arroz integral.
  • Frutos secos y semillas (con moderación).
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Pescado azul en cantidades moderadas (fuente de DHA y omega-3).

Por otro lado, conviene reducir el consumo de productos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas trans, que pueden disminuir la calidad nutricional de la leche y afectar el equilibrio del microbioma materno.

Lactancia, ciencia y consciencia

Estos descubrimientos invitan a repensar el papel de la dieta durante la lactancia. Más allá del simple aporte calórico, la alimentación materna puede ser una herramienta poderosa para proteger y fortalecer al bebé desde el primer instante.

Aunque se necesitan más estudios a largo plazo, los datos actuales son contundentes: una dieta basada en plantas, bien equilibrada y rica en fibra y proteína vegetal, es una aliada silenciosa en la inmunidad temprana del bebé.

Alimentar salud desde el primer instante

En un momento en que cada elección alimentaria cuenta, este tipo de investigaciones refuerzan la idea de que la nutrición es mucho más que una cuestión de peso o estética: es una inversión en salud compartida.

¿Puede cambiar tu alimentación también la salud de tu hijo? La ciencia comienza a responder que sí. Comparte este conocimiento; puede ser el primer paso para mejorar muchas vidas.

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