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“Comer comida basura tiene consecuencias”: así explica una experta la conexión entre mente y alimentación

Durante años trabajó en el sector financiero mientras acumulaba diagnósticos médicos: lupus, celiaquía, hipotiroidismo, endometriosis y gastritis autoinmune. La lista era larga y limitante. Hasta que un día decidió cambiar de rumbo.
Se formó en nutrición, abrió su propia clínica en línea y volcó todo su aprendizaje en un método que une nutrición funcional con psiconeuroinmunoendocrinología clínica.
Hoy es autora del libro El teu cervell està inflamat y una de las voces que con más fuerza alerta sobre lo que ella llama la “neuroinflamación silenciosa”.

Del lupus al cambio de vida

“Durante años arrastraba problemas digestivos, hormonales y diversas enfermedades autoinmunes (…) Al cambiar los hábitos empecé a estar mucho mejor que con años de medicación”, explica Garrido.
Aquel giro vital marcó su carrera: lo que comenzó como una búsqueda personal acabó convirtiéndose en vocación.

En 2024 recibió el premio Futur Empresarial de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Cuenca y su consulta digital no ha dejado de crecer.
Pero su motor no es el reconocimiento, insiste, sino la certeza de que “lo que comemos moldea nuestra mente tanto como nuestro cuerpo”.

El intestino, ese “segundo cerebro”

Para Garrido, la clave es mirar el intestino como un órgano que gobierna emociones.
“Tu microbiota controla más tu cerebro de lo que imaginas”
, afirma.
Explica que gran parte de la serotonina, neurotransmisor de la calma y la motivación, se produce en el intestino.
Si esta flora intestinal se desequilibra —por exceso de ultraprocesados, antibióticos o estrés crónico— aparecen señales de alarma: ansiedad, niebla mental, deseo compulsivo de azúcar.

En sus palabras: “Nos han hecho creer que la ansiedad es solo mental, pero tu microbiota habla con tu cerebro cada día”.

¿Qué significa “neuroinflamación silenciosa”?

El concepto central de su libro es lo que denomina neuroinflamación.
No se refiere a un dolor agudo, sino a un estado inflamatorio de bajo grado que, según ella, desgasta el sistema nervioso sin dar señales evidentes en analíticas rutinarias.
“La neuroinflamación es uno de los grandes enemigos invisibles del bienestar mental. Cansancio, falta de concentración, cambios de ánimo… señales que solemos atribuir al estrés o a la edad”, asegura.

Aunque la investigación científica debate el alcance de este fenómeno, la idea conecta con la experiencia de muchas personas que no encuentran explicación a sus síntomas en la medicina convencional.

Cuando el desayuno no es tan “saludable” como parece

Uno de sus mensajes más virales es la crítica al desayuno típico.
“Un zumo natural de naranja, unas tostadas y un café… para el metabolismo es igual que unas magdalenas”, afirma sin tapujos.
Con esta frase quiere romper la falsa sensación de salud que dan ciertos alimentos culturalmente aceptados.

Explica que el zumo, al colarse, pierde fibra y se comporta como azúcar libre; las tostadas suelen estar hechas con pan refinado y el café en exceso estimula sin compensar nutrientes.
El resultado: picos de glucosa, bajadas de energía y una cascada de inflamación que afecta tanto al cuerpo como a la mente.

Cómo lo aplica en la consulta

En su clínica en línea, Garrido rechaza protocolos rígidos:
“Cuando alguien entra en una consulta no sé cuánto tiempo durará la sesión, no miro el reloj, no sigo guiones cerrados. Busco entender cómo funciona ese cuerpo”.
Esta personalización, dice, es clave porque cada persona responde de manera diferente a la dieta y al estrés.

En sus planes incluye desde cambios en la alimentación hasta pautas de sueño, gestión del estrés y hábitos de masticación.
“Comer rápido, sin pausa, con el móvil en la mano… también tiene consecuencias. La digestión depende tanto del qué como del cómo”, repite a sus pacientes.

Entre la experiencia y la evidencia

Las afirmaciones de Elena Garrido generan interés y también debate.
La conexión intestino-cerebro y la influencia de la dieta en la salud mental están avaladas por investigaciones sólidas.
El concepto de “neuroinflamación silenciosa” es atractivo, pero aún no tiene protocolos diagnósticos universales.

Ella lo asume con naturalidad: no se presenta como científica de laboratorio, sino como alguien que ha unido experiencia personal, formación académica y práctica clínica para ayudar a otras personas.
“Yo sé qué es no reconocerse en el espejo, sentir que tu mente no es tuya. Y sé que cambiar la alimentación puede devolverte esa claridad”, afirma.

Pensar mejor comienza en el plato

Elena Garrido resume su filosofía en una frase simple: “Comer comida basura tiene consecuencias”.
No solo en la báscula, también en la concentración, en la energía y en el estado de ánimo.
Por eso insiste en mirar el plato con otros ojos: no como un conjunto de calorías, sino como un combustible para el cerebro.

La próxima vez que busques consuelo en un refresco o en una bolsa de bollería, pregúntate: ¿cómo me hará sentir dentro de una hora?
La respuesta puede ser incómoda, pero también liberadora: alimentar la mente comienza en la mesa.

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