Muchos problemas visuales que llegan con la edad son irreversibles, pero el oftalmólogo Álvaro Fernández-Vega lanza un mensaje de esperanza: la detección precoz puede preservar la visión y evitar un futuro a oscuras.
El glaucoma, la degeneración macular o las cataratas avanzadas no siempre presentan síntomas iniciales, y aquí radica el gran reto. Fernández-Vega, referente internacional en oftalmología, insiste en que el momento de actuar es ahora.
La vista no se recupera, pero sí se puede salvar
El doctor Álvaro Fernández-Vega, especialista en cirugía ocular, es contundente: “Muchos problemas visuales ligados a la edad, como el glaucoma, son irreversibles, pero detectarlos a tiempo puede marcar la diferencia entre ver o no ver en el futuro”.
Con décadas de experiencia y miles de pacientes atendidos, su mensaje no solo alerta, sino que también ofrece herramientas para prevenir una de las pérdidas más temidas para los adultos mayores: la visión.
Glaucoma, el ladrón silencioso de la vista
“El problema es que estas enfermedades pueden no dar síntomas hasta fases avanzadas”, afirma el doctor. El glaucoma, en particular, roba la visión de manera gradual y sin dolor, lo que lo convierte en uno de los enemigos invisibles más grandes.
El daño que provoca al nervio óptico es permanente. Por eso, una revisión ocular anual puede ser el factor que marque la diferencia. “Una simple tonometría puede salvar la vista de una persona mayor”, insiste el especialista.
Una cultura preventiva que aún no llega
A pesar de la gran incidencia de enfermedades como el glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la mayoría de las personas no va al oftalmólogo hasta que ya ha perdido visión.
“Hay gente que piensa que ver borroso es normal con la edad, pero no lo es. No deberíamos resignarnos”, explica Fernández-Vega. Reivindica una mayor educación visual desde la infancia y que las revisiones ópticas se vean como una parte esencial del autocuidado.
El envejecimiento y sus efectos oculares
El ojo, como cualquier otro órgano, envejece. Pero no todas las consecuencias son inevitables. La presbicia, por ejemplo, se puede corregir fácilmente con gafas. No así la DMAE o el glaucoma, donde la clave está en detectar antes de que los daños sean irreversibles.
Fernández-Vega detalla que los mayores de 60 años deberían hacerse al menos una revisión completa al año. “Muchos esperan a ver peor, pero cuando llegan, ya hemos perdido una batalla que podríamos haber ganado meses antes”, lamenta.
La cirugía ya no es ciencia ficción
Ante diagnósticos precoces, los avances médicos actuales permiten tratamientos mucho más efectivos. Desde intervenciones láser mínimamente invasivas hasta nuevos colirios que reducen la presión intraocular con menos efectos secundarios.
“Hoy podemos hacer cosas que hace veinte años eran impensables, pero aun así, nada sustituye una buena revisión a tiempo”, recalca el oftalmólogo. Su equipo aplica tecnologías de última generación, pero su gran apuesta continúa siendo la prevención.
Un llamado a mirar hacia el futuro
El mensaje es claro: si te preocupas por tu corazón o tu tensión, también deberías preocuparte por tus ojos. Fernández-Vega no busca alarmar, sino despertar una conciencia que aún es débil en muchas personas mayores.
“La diferencia entre ver o no ver en el futuro puede depender de lo que hagas hoy”, repite como lema. Y añade: “No se trata solo de ver mejor, sino de seguir leyendo, conduciendo, reconociendo a tus seres queridos. Se trata de calidad de vida”.
Ver o no ver, esa es la decisión
Cuando la vista comienza a fallar, a menudo ya es tarde. Pero no tiene por qué ser así. El oftalmólogo lo deja claro: “No podemos revertir el tiempo, pero sí podemos adelantarnos a lo que ha de venir”.
¿Hace cuánto que no te revisas los ojos? Comparte esta reflexión, cuida tu salud visual y anima a otros a hacer lo mismo. Ver el futuro comienza con una mirada a tiempo.