¿Por qué hay personas que parecen irradiar carisma y atractivo social sin esfuerzo? Un estudio internacional revela que ser «cool» no es solo cuestión de moda o actitud rebelde: hay rasgos universales que nos hacen percibir a alguien como socialmente atractivo. Descubre cómo la psicología explica este fenómeno que atraviesa culturas y generaciones.
Un equipo internacional de investigadores analizó las percepciones de casi 6,000 personas en 12 países y encontró un consenso sorprendente: ser «cool» implica seis dimensiones fundamentales. Extroversión, hedonismo, poder, aventura, apertura mental y autonomía son los ingredientes clave. El descubrimiento desafía la idea de que lo «cool» sea puramente subjetivo o relativo culturalmente y ofrece una visión fascinante de cómo nos conectamos socialmente.
¿Qué significa ser «cool» hoy?
La palabra «cool» evoca rebeldía, estilo, carisma. Pero sus raíces van más allá de la postura. Su origen moderno se sitúa en la cultura afroamericana del jazz de los años 40, cuando músicos como Miles Davis adoptaban una actitud fría, contenida y elegante para expresar dignidad y resistencia en un contexto de discriminación.
Desde aquí, el término se expandió a subculturas como el rock, el punk o el hip-hop, y finalmente se globalizó con la llegada de internet y las redes sociales. Hoy, ser «cool» significa muchas cosas diferentes: desde un influencer que marca tendencias hasta un activista social que se mantiene firme en sus ideales. Pero detrás de todas estas formas hay elementos en común.
La ciencia detrás de lo «cool»
Para desentrañar este concepto tan esquivo, un grupo de psicólogos sociales realizó un estudio exhaustivo en 12 países, incluyendo México, España, Estados Unidos, Japón y Nigeria. Más de 5,800 participantes valoraron qué características hacían que alguien les pareciera «cool».
El resultado fue notable: a pesar de las diferencias culturales, surgieron seis dimensiones universales. Según el análisis estadístico, estas seis dimensiones no solo aparecen de manera consistente en todos los países, sino que se correlacionan con la manera en que las personas eligen amigos, parejas o referentes sociales.
Este enfoque científico aporta una base sólida para entender por qué ciertas personas generan admiración y deseo de imitación: no se trata solo de estética, sino de transmitir valores y actitudes que favorecen la conexión social y la reputación.
Los seis rasgos universales de lo «cool»
1. Extroversión
La capacidad de conectar con los demás de manera abierta y sociable. Las personas extrovertidas generan confianza, dinamismo y a menudo son percibidas como líderes naturales en entornos sociales.
2. Hedonismo
El disfrute de la vida y la búsqueda del placer sin excesos destructivos. Un toque hedonista sugiere vitalidad, optimismo y ganas de experimentar cosas nuevas.
3. Poder
La capacidad de influir en los demás, tomar decisiones y marcar el rumbo. Aunque puede sonar autoritario, en el contexto de lo «cool» se interpreta como confianza y determinación.
4. Aventura
El gusto por lo desconocido, la disposición a correr riesgos. La aventura simboliza valentía, curiosidad y una vida menos monótona.
5. Apertura mental
La capacidad de aceptar ideas nuevas, culturas diferentes y cambios sociales. La apertura mental transmite empatía, tolerancia y adaptabilidad.
6. Autonomía
La capacidad de pensar y actuar de manera independiente. La autonomía se valora como señal de autenticidad y seguridad personal.
Cada uno de estos rasgos puede variar en intensidad según la cultura, pero la combinación genera una percepción casi universal de «coolness».
¿Por qué queremos ser «cool»?
Ser percibido como «cool» no es solo un deseo superficial. La psicología evolutiva sugiere que es una forma de aumentar nuestro valor social y nuestras oportunidades de colaboración. A lo largo de la historia humana, las personas admiradas han actuado como catalizadores del cambio cultural: innovadores, artistas, líderes.
Ser «cool» implica ser capaz de atraer aliados, inspirar seguidores y negociar el estatus social sin recurrir a la fuerza. Es un lenguaje social implícito que todos comprendemos, incluso si no siempre podemos describirlo con palabras.
Además, la popularidad y el carisma son formas de capital social que pueden traducirse en recursos, oportunidades y bienestar. Por eso, aunque a veces nos resistimos a admitirlo, todos, en mayor o menor medida, buscamos esa aprobación social.
Cómo cambia lo «cool» en las redes sociales
Si antes la imagen de lo «cool» se construía en círculos reducidos, hoy las redes sociales han democratizado y multiplicado los modelos de referencia. Microinfluencers, activistas, creativos: todos pueden proyectar su estilo único a miles o millones de personas.
Sin embargo, esta exposición masiva también genera tensiones. La autenticidad, uno de los valores más apreciados, se ve amenazada por la sobreexposición y la presión por agradar. Muchas figuras «cool» deben encontrar el equilibrio entre la proximidad con los seguidores y la construcción de una imagen diferenciada para destacar en un mar de contenido.
El estudio subraya que, incluso en plataformas digitales, las seis dimensiones de lo «cool» continúan siendo reconocibles. La diferencia está en cómo se presentan y se negocian en cada contexto cultural y tecnológico.
Ser «cool» no es solo cuestión de estilo: es un fenómeno social con raíces evolutivas y culturales profundas. Entenderlo nos permite reflexionar sobre cómo nos relacionamos, a quién admiramos y por qué queremos parecernos a ciertas personas.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Qué rasgos consideras imprescindibles para que alguien sea realmente «cool»? Comparte tu punto de vista y continúa la conversación.