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“No basta con comer sano y hacer deporte”: el neurólogo que pide atención al cerebro

El neurólogo Antoni Callén insiste en que cuidar la salud no es solo cuestión de alimentación, sueño o ejercicio físico. El cerebro también necesita atención constante y específica para mantenerse activo y flexible a lo largo de los años. En sus palabras: “Cuando hablamos de hábitos saludables, a menudo olvidamos el entrenamiento cognitivo.” La advertencia pone sobre la mesa un tema que suele quedar en segundo plano: la importancia de ejercitar la mente para prevenir deterioros y mejorar la calidad de vida.

El entrenamiento cognitivo no es una moda pasajera ni un capricho de especialistas. Es, según Callén, una manera de estimular las funciones cerebrales con la misma disciplina con la que se entrena el cuerpo. La clave es incorporar ejercicios mentales variados y adaptados a cada persona, con el objetivo de mantener la mente despierta y flexible en el día a día.

El cerebro, el gran olvidado en la salud integral

Cuando se habla de bienestar, las conversaciones suelen girar en torno a dietas equilibradas, rutinas deportivas o técnicas de relajación. Sin embargo, el cerebro —ese órgano que regula emociones, memoria y pensamiento— rara vez ocupa un lugar prioritario. Para Callén, esta omisión es un error que conviene corregir.

El deterioro cognitivo no aparece de un día para otro. Suele gestarse lentamente, y el estilo de vida puede acelerar o frenar su avance. Mantener la mente en forma no garantiza una protección total contra enfermedades como el Alzheimer, pero sí ofrece herramientas para retrasar sus efectos y reforzar la capacidad de adaptación.

El mensaje es claro: cuidar la salud no es solo correr, comer sano o dormir ocho horas. También implica dar al cerebro lo que necesita.

Qué significa entrenar la mente

El término “entrenamiento cognitivo” puede sonar abstracto, pero Callén lo explica de manera sencilla: se trata de estimular diferentes áreas del cerebro con actividades específicas. No basta con leer siempre el mismo tipo de libros o resolver los mismos crucigramas. La variedad es crucial, porque cada zona cerebral responde a desafíos diferentes.

El entrenamiento cognitivo es un gimnasio para la mente. La lectura fortalece la comprensión y el vocabulario, los juegos de lógica activan el razonamiento, y las actividades manuales potencian la coordinación y la memoria. Incluso la interacción social es considerada por el neurólogo como una forma de estimulación valiosa, porque obliga al cerebro a adaptarse, recordar, conversar y gestionar emociones.

Actividades cotidianas para estimular cada zona

No se necesitan grandes inversiones ni herramientas complejas para empezar. Callén recomienda incorporar prácticas sencillas y accesibles a la rutina diaria. Entre ellas, destaca:

  • Lectura diversa, que activa la memoria verbal y la imaginación.
  • Sudokus, crucigramas o rompecabezas, ideales para trabajar la concentración y la resolución de problemas.
  • Ejercicios de cálculo mental, útiles para reforzar la agilidad numérica y la memoria de trabajo.
  • Juegos de mesa y dinámicas sociales, que combinan memoria, estrategia y comunicación.
  • Actividades manuales, como tocar un instrumento o armar un cubo de Rubik, que integran coordinación y creatividad.

Lo importante no es solo qué actividad se elige, sino cómo se combina. El cerebro agradece la variedad y responde mejor cuando se le desafía en múltiples direcciones.

Cuánto tiempo dedicar al entrenamiento cognitivo

Uno de los obstáculos más comunes es la percepción de falta de tiempo. Muchas personas creen que entrenar la mente implica largas horas de estudio o ejercicios complicados. Callén desmonta este mito con una recomendación práctica: treinta minutos, tres veces por semana, son suficientes para notar beneficios.

La constancia importa más que la intensidad. No se trata de pasar horas frente a un tablero de ajedrez, sino de generar el hábito de poner el cerebro en movimiento de manera regular. Un paseo conversado, un rato de lectura o un juego con amigos pueden ser tan valiosos como una sesión formal de ejercicios mentales.

El entrenamiento cognitivo se adapta a cada persona. En aquellos que ya muestran signos de deterioro, puede servir para ralentizar el avance y mantener la autonomía. En quienes gozan de buena salud, actúa como prevención y refuerzo.

Lo que la ciencia confirma (y lo que aún no sabe)

Callén es claro al señalar que el entrenamiento cognitivo no es una panacea. La evidencia científica aún no confirma que prevenga de manera definitiva enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Lo que sí muestran los estudios es que ayuda a retrasar síntomas, mejora la calidad de vida y potencia la reserva cognitiva, ese “colchón” de capacidades que permite enfrentar el deterioro con más herramientas.

El reto es distinguir entre la promesa real y las expectativas exageradas. Algunos programas digitales ofrecen resultados casi milagrosos, pero la ciencia pide cautela. El entrenamiento mental funciona mejor cuando se integra con otros pilares de salud: ejercicio físico, alimentación equilibrada, descanso reparador y control de factores de riesgo como hipertensión o diabetes.

La mente no puede entrenarse de manera aislada. Necesita un entorno saludable y equilibrado para desplegar todo su potencial.

Un hábito que puede transformar la vida diaria

Al final, el mensaje de Callén se resume en una invitación a mirar la salud desde una perspectiva más amplia. El cerebro también forma parte del cuerpo, y descuidarlo es una contradicción. Al igual que se cuida el corazón o los músculos, también la mente merece su espacio en la rutina.

El entrenamiento cognitivo no exige disciplina extrema ni cambios radicales. Requiere, más bien, pequeños gestos constantes: leer un capítulo al día, jugar en familia, aprender una nueva habilidad, conversar con amigos o simplemente resolver un desafío mental antes de dormir.

Callén lo resume con claridad: “La salud no es solo física; también es mental. Y entrenar la mente es un acto de cuidado personal.”

¿Y tú? ¿Qué harías hoy para poner en forma tu cerebro? La respuesta puede ser el primer paso para integrar un nuevo hábito saludable en tu vida.

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