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L’estudi que traza el perfil psicológico de Cataluña: qué preocupa y cómo se identifican sus habitantes

¿Qué imagen tienen los catalanes de su propia sociedad? Un estudio reciente ha revelado datos sorprendentes sobre cómo se perciben, cuáles son sus prioridades y cómo entienden su identidad.

Más allá de la política o la lengua, la encuesta ofrece un retrato complejo: desigualdad percibida, preocupación por la meritocracia y un fuerte componente generacional en las opiniones.

Un estudio que radiografía la identidad catalana

La investigación realizada por el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat se ha propuesto ir más allá de las clásicas preguntas sobre independencia o lengua. Esta vez ha explorado cómo se describen los propios catalanes: qué valores consideran prioritarios, cómo ven la desigualdad o la justicia social y qué factores creen que determinan el éxito en la vida.

El objetivo ha sido construir un auténtico “mapa mental” de la sociedad catalana contemporánea. La muestra refleja la pluralidad de opiniones, pero también algunos consensos destacados. La fotografía que resulta está marcada por el debate sobre la equidad, la preocupación por la calidad de vida y la identidad cultural, en un contexto de transformaciones sociales y tensiones políticas que continúan muy presentes.

Autopercepción social y económica

Uno de los datos más destacados del estudio es la percepción generalizada de desigualdad. Más del 80 % de los encuestados considera que hay mucha o bastante desigualdad en Cataluña. Esta visión se intensifica entre los jóvenes y en entornos urbanos. Para muchos, la sensación de fractura social no es solo una idea abstracta, sino una experiencia cotidiana.

La meritocracia tampoco sale bien parada en la encuesta. Menos de un tercio de los entrevistados cree que el esfuerzo personal es el principal factor para “llegar lejos” en la vida. En cambio, la mayoría apunta a factores como la clase social, los contactos personales o incluso el azar. Esto sugiere un desencanto con la idea de que todos parten de las mismas oportunidades.

“La idea de que el éxito depende del mérito propio parece estar en crisis”, señala el informe, refiriéndose a un cambio cultural profundo que también se observa en buena parte de Europa, pero que en Cataluña se muestra con especial claridad.

La cuestión nacional: apoyo e identidad

Naturalmente, la identidad nacional sigue siendo un eje clave. El estudio recoge las clásicas preguntas de autodefinición nacional: alrededor del 46 % de los catalanes se sienten tan españoles como catalanes, mientras que cerca del 25 % se considera solo catalán. Estas proporciones han fluctuado en los últimos años, pero muestran cierta estabilidad tras la convulsión política del proceso.

En paralelo, el apoyo explícito a la independencia se mantiene en cifras cercanas al 40 %, con un rechazo que ronda el 50 %. Aun así, el informe subraya que estos datos ocultan diferencias generacionales marcadas: los más jóvenes tienden a ser más favorables a la independencia, aunque también hay un sector creciente que se declara “cansado” del debate.

La encuesta revela que, más que polarizada entre dos bloques homogéneos, la sociedad catalana vive en una especie de gris constante, con identidades múltiples y lealtades divididas que evolucionan con el tiempo.

Juventud y división generacional

El CEO destaca que la edad es una variable decisiva para entender la autopercepción de los catalanes. Entre los menores de 35 años, la preocupación por la desigualdad y el coste de la vivienda es especialmente elevada. También son los que menos confían en la meritocracia y los que más reclaman políticas públicas ambiciosas.

En el ámbito identitario, la juventud muestra más apoyo a la independencia y más identificación exclusiva con Cataluña. Pero también aflora una paradoja: son más críticos con la clase política y más escépticos con las instituciones autonómicas. Para muchos jóvenes, el catalanismo ya no se vive como un proyecto político unificado, sino como un debate fragmentado donde las prioridades se superponen con las preocupaciones sociales y económicas.

“No hay una sola generación independentista, ni unionista, ni abstencionista. Hay una generación preocupada por la desigualdad, la precariedad y el medio ambiente”, resumen algunos analistas al leer los datos.

La lengua como seña de identidad

El catalán sigue siendo un marcador identitario clave. Según la encuesta, más del 70 % de los encuestados considera importante proteger y promover el uso de la lengua catalana. Sin embargo, el nivel de uso cotidiano varía mucho según el territorio, la edad y el origen familiar.

En áreas metropolitanas y entre población de origen inmigrante, el castellano es la lengua más habitual en casa y en la calle. Aun así, incluso en estos grupos hay un consenso amplio de que es necesario preservar el catalán como patrimonio colectivo.

El estudio también revela que la defensa del catalán no se traduce automáticamente en apoyo a la independencia. Hay una parte importante de la población que combina el uso habitual del catalán con una identidad dual o con posiciones no independentistas.

Reflexión final y futuro

El retrato que emerge del estudio del CEO es el de una sociedad diversa, con tensiones pero también con consensos básicos. Hay una conciencia clara de la desigualdad y una crítica generalizada al relato meritocrático tradicional. Al mismo tiempo, la identidad catalana se articula de formas múltiples, con diferencias generacionales y territoriales que desafían los clichés más simplistas.

La lengua, la pertenencia nacional, la preocupación social y el desencanto con la política forman un mosaico complejo. Comprenderlo es clave para cualquier proyecto colectivo que aspire a ilusionar a la sociedad catalana en el futuro.

¿Y tú, cómo lo ves? ¿Te sientes reflejado en estas percepciones? Comparte tu opinión y ayúdanos a ampliar esta conversación.

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