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José Manuel Felices, neurólogo: «Estos dos síntomas pueden indicar un ictus inminente»

Reconocer un ictus a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Así lo recuerda el doctor José Manuel Felices, radiólogo intervencionista y experto en neurorradiología. Con un mensaje claro y directo, insiste en que cada minuto cuenta cuando el cerebro sufre una interrupción en su flujo sanguíneo. La detección precoz y la actuación rápida son la clave para salvar vidas y reducir las secuelas.

Los síntomas del ictus no siempre se presentan todos juntos, pero basta con uno para encender la alarma. La cara torcida, la pérdida de fuerza en un brazo o las dificultades para hablar son señales de alerta. Felices insiste en que la rapidez en la respuesta ciudadana y médica puede cambiar el desenlace de un paciente.

Qué es un ictus y por qué el tiempo es vital

Un ictus es una alteración súbita de la circulación sanguínea en el cerebro. Puede deberse a la obstrucción de un vaso (ictus isquémico) o a la ruptura de una arteria (ictus hemorrágico). En ambos casos, las neuronas afectadas comienzan a morir en cuestión de minutos.

En España se registran más de 120.000 casos de ictus cada año, lo que convierte esta enfermedad en la primera causa de discapacidad adquirida en adultos y una de las principales causas de mortalidad. Actuar rápido no solo salva vidas, también evita graves secuelas como la pérdida del habla, la parálisis o el deterioro cognitivo.

El doctor Felices lo resume con contundencia: “El tiempo es cerebro”. Cada minuto de retraso en la atención supone la pérdida de millones de neuronas.

Los síntomas más típicos: lo que debes observar

Según el especialista, hay dos síntomas especialmente frecuentes y fáciles de identificar:

  • Asimetría facial: cuando al pedirle a la persona que sonría, un lado de la cara queda inmóvil o caído.
  • Dificultad para mover un brazo: al levantar ambos brazos, uno cae o no responde como debería.

A estos se suma un tercer signo clásico:

  • Problemas en el habla: dificultad para pronunciar palabras, frases incoherentes o incapacidad para comprender mensajes simples.

Felices recuerda que basta con detectar uno solo de estos síntomas para sospechar de un ictus. No es necesario que los tres se presenten al mismo tiempo.

Para ayudar a recordarlo, se utiliza el acrónimo inglés FAST:

  • F (Face): cara caída.
  • A (Arms): brazo sin fuerza.
  • S (Speech): habla afectada.
  • T (Time): tiempo, porque la rapidez es decisiva.

La sencillez de esta regla permite que cualquier persona, incluso sin formación médica, pueda identificar un ictus y pedir ayuda inmediata.

Cómo actuar en los primeros minutos

La actuación ciudadana es el primer eslabón en la cadena que puede salvar la vida de un paciente. El doctor Felices recomienda seguir estas pautas:

  • Llamar al servicio de emergencias inmediatamente, indicando los síntomas y la hora en que han comenzado. Este dato es esencial para determinar los tratamientos posibles.
  • No trasladar al paciente por su cuenta, salvo que sea absolutamente inevitable. Los equipos de emergencias saben a qué hospital dirigir al paciente según los recursos disponibles.
  • Colocar a la persona en posición reclinada, ligeramente incorporada, nunca completamente estirada.
  • No darle agua ni alimentos, para evitar riesgo de atragantamiento si hay afectación de la deglución.

La rapidez en esta fase inicial es tan importante como la tecnología médica que se aplicará después en el hospital.

El Código Ictus: salvar vidas en cadena

En muchas comunidades autónomas existe un protocolo llamado “Código Ictus”, diseñado para movilizar recursos de manera inmediata. Cuando un ciudadano llama a emergencias y se sospecha de un ictus, se activa este mecanismo.

El objetivo es que el paciente llegue al hospital más adecuado en el menor tiempo posible. No todos los centros disponen de unidades especializadas ni de tratamientos de última generación, como la trombectomía mecánica, que permite extraer un coágulo del cerebro. Por ello, la coordinación entre ciudadanos, ambulancias y hospitales es vital.

Felices destaca que este protocolo ha conseguido mejorar notablemente la atención y reducir la mortalidad en los últimos años, pero advierte que su eficacia depende de que la población reconozca los síntomas y actúe rápido.

Prevenir es proteger: factores de riesgo

Aunque la actuación rápida es crucial, la mejor estrategia contra el ictus sigue siendo la prevención. Los factores de riesgo más importantes son:

  • Hipertensión arterial, presente en la mayoría de los casos.
  • Colesterol elevado y diabetes mal controlada, que dañan los vasos sanguíneos.
  • Tabaco, uno de los grandes enemigos del cerebro y del corazón.
  • Sedentarismo y mala alimentación, que aumentan el riesgo vascular.
  • Consumo excesivo de alcohol y estrés sostenido, que también influyen.

Adoptar hábitos de vida saludables, hacer controles médicos periódicos y tratar adecuadamente las enfermedades crónicas puede reducir drásticamente las posibilidades de sufrir un ictus.

Reconocerlo a tiempo puede salvar una vida

El mensaje del doctor José Manuel Felices es claro: “Estos son dos de los síntomas más típicos del ictus y debemos actuar rápido”. Reconocer una cara torcida, un brazo sin fuerza o un habla alterada no requiere formación médica, solo atención y rapidez.

Cada minuto cuenta. El ictus no espera y su impacto puede ser devastador. Difundir esta información es una herramienta de prevención tan poderosa como la medicina más avanzada. Compartir este conocimiento puede salvar la vida de un familiar, un amigo o incluso la tuya.

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