El cardiólogo José Abellán lanza un aviso que muchos deberían escuchar.
El doctor José Abellán ha encendido las alarmas sobre una práctica que parece inofensiva pero no lo es tanto: combinar magnesio con ciertos fármacos.
Desde medicamentos para la tiroides hasta antibióticos, las interacciones pueden afectar la eficacia de ambos tratamientos.
Y no solo eso: incluso el momento y la forma del suplemento influyen en su seguridad.
Una moda saludable con riesgos ocultos
En los últimos años, el magnesio se ha convertido en uno de los suplementos más populares. Se promociona como remedio para el insomnio, el estrés, los calambres musculares e incluso el cansancio mental. La facilidad para conseguirlo y la percepción de que, al ser un mineral, no tiene efectos secundarios relevantes, han contribuido a su auge.
Sin embargo, detrás de esta tendencia se esconde un riesgo poco conocido. Según el cardiólogo José Abellán, muchas personas toman magnesio sin tener en cuenta su interacción con otros medicamentos, lo que puede generar consecuencias indeseadas. “No se trata de demonizar el magnesio”, aclara, “sino de utilizarlo con sensatez”.
Estas son las combinaciones que pueden ser peligrosas
El magnesio no actúa en el cuerpo de manera aislada. Su absorción y metabolización pueden verse alteradas por otros fármacos, y viceversa. El doctor Abellán ha señalado varios casos en los que la interacción puede ser perjudicial si no se toman precauciones.
Una de las más delicadas es la combinación con levotiroxina, un medicamento común para el hipotiroidismo. “El magnesio puede reducir la absorción de la levotiroxina si se toman juntos”, explica Abellán. Esto puede desregular la función tiroidea. La recomendación: separar las tomas al menos cuatro horas.
Otro caso relevante es el de ciertos antibióticos, como la ciprofloxacina o la doxiciclina. El mineral puede disminuir su eficacia si se administra al mismo tiempo. La pauta ideal, según el médico, es dejar tres horas entre el suplemento y el antibiótico.
También se debe tener en cuenta los protectores gástricos, como el omeprazol. Un uso prolongado puede disminuir la absorción de magnesio, lo que a largo plazo provoca síntomas como fatiga persistente o calambres musculares. “No es raro encontrar pacientes con hipomagnesemia por años de omeprazol”, advierte Abellán.
Los diuréticos, utilizados frecuentemente en personas con hipertensión o retención de líquidos, pueden reducir los niveles de magnesio en la sangre. En estos casos, es esencial que el consumo del suplemento sea controlado por un médico.
Finalmente, hay que tener cuidado con el calcio. Muchos suplementos multivitamínicos combinan ambos minerales, pero en realidad pueden competir entre sí. “Tomarlos juntos puede reducir la absorción de ambos”, señala el cardiólogo. La solución es sencilla: espaciarlos durante el día.
Formas de tomar magnesio sin comprometer otros tratamientos
No todo son peligros: el magnesio sigue siendo útil y necesario para muchas funciones del cuerpo. La clave es cómo y cuándo se toma.
El doctor Abellán recomienda optar por formas de magnesio con mejor absorción intestinal, como el citrato de magnesio o el bisglicinato. Estas variantes son mejor toleradas y más eficaces para los usos habituales.
En cuanto al momento, lo ideal es tomarlo una hora o una hora y media antes de ir a dormir, con un vaso de agua y lejos de las comidas principales o de otros medicamentos. Esta rutina no solo mejora la absorción, sino que también puede ayudar a conciliar el sueño.
Por encima de todo, Abellán insiste en no automedicarse. Aunque el suplemento esté disponible sin receta, si el paciente está tomando otros fármacos, debería consultar a su médico antes de incorporar el magnesio a su rutina.
Síntomas a los que deberías prestar atención
No siempre es fácil notar que algo va mal con un suplemento. Pero en el caso del magnesio, hay varios síntomas que pueden servir como señales de alarma. Si aparecen de manera sostenida en el tiempo, conviene revisar si se está tomando correctamente.
Entre los más frecuentes están la fatiga crónica, los calambres musculares recurrentes y una sensación general de cansancio o pesadez. También pueden aparecer alteraciones digestivas, como estreñimiento o molestias estomacales.
Si estos signos coinciden con el inicio del consumo de magnesio, o con un cambio en la rutina de otros medicamentos, podría tratarse de una interacción. En este caso, lo más sensato es consultar al médico para ajustar dosis o horarios.
El consejo final del doctor Abellán
Para el cardiólogo José Abellán, el mensaje es claro: “Si tomas magnesio, debes tener cuidado, sobre todo si tomas más fármacos”. No porque el magnesio sea peligroso en sí mismo, sino porque muchas veces no se valora su influencia en el contexto completo de la salud del paciente.
A menudo, las redes sociales promueven una imagen idealizada de los suplementos. Pero, como recuerda el especialista, cada cuerpo es diferente y cada tratamiento también. Lo que ayuda a una persona puede ser contraproducente para otra.
¿Tomas magnesio o estás pensando en empezar? Quizás este sea el momento de revisar con tu médico si es compatible con tu medicación actual. Y si decides continuar, que sea con toda la información en la mano.
Compartir este tipo de conocimiento puede evitar problemas a otras personas. ¿Lo sabías tú? ¿Quién más debería saberlo?