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atalia Gennaro: “El azúcar altera las hormonas y acelera el envejecimiento en mujeres de más de 40 años”

En un contexto donde el enfoque preventivo gana terreno en la medicina, las declaraciones contundentes suelen despertar tanto curiosidad como prudencia. La doctora Natalia Gennaro, ginecóloga enfocada en medicina antiaging, sostiene que el consumo de azúcar afecta negativamente el equilibrio hormonal y acelera el envejecimiento, especialmente en mujeres que superan los 40 años.

Esta afirmación, expresada en varias entrevistas, plantea una pregunta importante: ¿hay fundamentos científicos suficientes para sostenerla?

¿Quién es Natalia Gennaro y qué dice exactamente?

Natalia Gennaro es médica ginecóloga con especialización en medicina regenerativa y antienvejecimiento. Su práctica clínica gira en torno a la modulación hormonal con hormonas bioidénticas, la nutrición celular y estrategias preventivas frente al deterioro metabólico.

En entrevistas recientes, Gennaro ha señalado que a partir de los 35 o 40 años, las mujeres comienzan a experimentar una disminución de hormonas esteroides como los estrógenos y la progesterona. En este contexto, afirma que el azúcar “altera las hormonas” al activar mecanismos metabólicos que acentúan estos desequilibrios.

“Durante la perimenopausia comenzamos a ser como pequeños diabéticos”, afirmó en una entrevista, en la que también recomendó limitar no solo el azúcar refinado, sino incluso la fruta, como medida preventiva.

Mecanismos biológicos: glicación, inflamación y cambios hormonales

La afirmación de Gennaro se fundamenta en procesos fisiológicos reconocidos en el campo de la medicina antienvejecimiento, como la glicación. Este proceso ocurre cuando el exceso de azúcar en sangre se une a proteínas o lípidos, alterando su estructura y función. El resultado son los llamados productos finales de glicación avanzada (AGEs), que se han asociado con el deterioro celular, el envejecimiento de la piel, la inflamación y la pérdida de elasticidad de los tejidos.

Otro proceso implicado es la inflamación crónica de bajo grado, una forma silenciosa de inflamación que puede activarse por una dieta rica en azúcares simples. Esta condición favorece un entorno fisiológico propenso al desgaste celular, que puede impactar en la regulación hormonal.

Desde el punto de vista endocrino, el consumo excesivo de azúcar provoca picos de insulina. Estos niveles elevados de insulina pueden alterar indirectamente la producción y el metabolismo de otras hormonas, afectando el equilibrio hormonal, que se vuelve más inestable durante la perimenopausia.

¿Qué dice la evidencia científica?

Los conceptos que menciona Gennaro —glicación, inflamación, desregulación hormonal— están bien documentados en estudios científicos. Sin embargo, la conexión directa y específica entre “el azúcar” y “el envejecimiento hormonal en mujeres mayores de 40 años” no está establecida de manera concluyente en la literatura médica.

Varios estudios han demostrado que el exceso de azúcares añadidos se asocia a un mayor riesgo de enfermedades metabólicas, disfunción mitocondrial y daño oxidativo. Todos estos factores pueden acelerar el envejecimiento celular en general. Pero esto no equivale a afirmar que el azúcar en sí mismo “altera las hormonas” de una manera clínica concreta.

Tampoco hay estudios que avalen categóricamente la idea de que las mujeres en perimenopausia se convierten en “pequeños diabéticos”. Aunque es cierto que esta etapa implica una mayor sensibilidad a la insulina, la manera en que cada mujer vive estos cambios varía mucho y depende de muchos factores: genéticos, ambientales, nutricionales y hormonales.

Recomendaciones con apoyo y prudencia

Lo que sí es claro es que moderar el consumo de azúcares refinados es una recomendación ampliamente avalada por entidades médicas y nutricionales, tanto para mujeres como para hombres de cualquier edad.

En este sentido, el mensaje de Gennaro puede verse como un llamado de atención válido para tomar conciencia sobre los efectos de la alimentación en la salud hormonal y metabólica. Sin embargo, debe interpretarse con cuidado. Afirmaciones contundentes como “el azúcar altera las hormonas” pueden ser útiles como alerta, pero también corren el riesgo de simplificar en exceso procesos complejos.

Reducir drásticamente el consumo de fruta o eliminar grupos de alimentos sin indicación médica puede ser contraproducente. La personalización es clave en nutrición y salud hormonal, y no hay soluciones universales.

Envejecer no es igual para todos: ¿qué podemos hacer?

El envejecimiento es un proceso multidimensional y altamente individual. No hay una sola causa, ni un único responsable. La genética, el estrés, la actividad física, el descanso y, por supuesto, la alimentación, forman parte de una trama que influye en cómo cambia cada cuerpo con el tiempo.

La frase de Gennaro tiene un rol provocador que puede ser útil si invita a investigar, preguntar y tomar decisiones informadas. Pero ninguna intervención debería sustituir la consulta con profesionales de confianza, ni basarse solo en declaraciones difundidas en los medios o en las redes sociales.

¿Y tú, qué piensas?
¿Crees que el azúcar ha afectado tu bienestar hormonal? ¿Estás atravesando una etapa como la perimenopausia? Comenta, comparte o consulta un profesional para tomar decisiones desde el conocimiento y no desde el miedo.

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