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Adiós a la hinchazón abdominal: el consejo del doctor Gonzalo Guerra para comer mejor

¿Te sientes hinchado después de comer? ¿Te molestan los gases y no sabes cómo evitarlos? El doctor Gonzalo Guerra, especialista en aparato digestivo, tiene un consejo muy claro: “Hay que volver a comer como lo hacían nuestros abuelos”.

Comer rápido, con pantallas y rodeados de estrés ha convertido un acto cotidiano en una trampa para el estómago. El experto señala que no se trata solo de lo que comemos, sino de cómo lo hacemos. Cambiar los hábitos puede ser la clave para dejar atrás la incomodidad abdominal.

¿Por qué nos hinchamos?

“La mayoría de la gente no tiene ningún problema orgánico, lo que tiene son malos hábitos”, advierte el doctor Gonzalo Guerra. Hoy en día, el problema de la hinchazón abdominal y los gases no es solo consecuencia de algunos alimentos, sino del ritmo de vida actual.

Comemos rápido, con pantallas, estresados, y esto impide que el sistema digestivo funcione bien. El estómago no es inmune al estrés: tragamos aire cuando hablamos o masticamos rápido y generamos gases con alimentos mal digeridos.

Para Guerra, el origen de muchos de estos problemas es sencillo: hemos olvidado la manera pausada y consciente de comer que tenían las generaciones anteriores.

Los errores más comunes en la mesa

“Los ultraprocesados y las bebidas carbonatadas agravan el problema”, explica el especialista. Muchos culpan a ciertos alimentos cuando en realidad la culpa es de el exceso de productos industriales y del mal hábito de engullir sin saborear.

El médico critica las modas que demonizan alimentos saludables mientras se normaliza comer precocinados o bebidas azucaradas. Para él, la educación alimentaria es el primer paso para mejorar la salud digestiva.

Masticar mal, hablar con la boca llena o no hacer pausas son pequeños detalles con un gran impacto. Volver a mirar el plato y dedicarle tiempo es esencial para reducir gases.

Volver a la cocina de los abuelos

Para el doctor Guerra, la solución está en la sencillez. “Para evitar la molesta hinchazón y los gases hay que comer como se hacía antes, como comían nuestros abuelos”, insiste. Cocinar en casa, con ingredientes básicos, sin prisas ni pantallas encendidas.

Las comidas de antes eran más equilibradas: legumbres, verduras, raciones moderadas, menos fritos y nada de ultraprocesados. Recuperar este hábito no es nostalgia vacía, sino un consejo práctico.

Hoy muchas familias comen frente al televisor o el móvil, sin prestar atención ni al gusto ni a la cantidad. Recuperar la sobremesa pausada puede ser más importante de lo que imaginamos.

El papel de las legumbres

Otro error frecuente es huir de las legumbres por miedo a los gases. “No hay que tener miedo a las legumbres”, subraya el doctor. Al contrario: son un alimento rico en fibra y nutrientes, esencial en la dieta mediterránea.

El problema no son las legumbres en sí, sino la manera de cocinarlas o la falta de hábito. Introducirlas poco a poco, cocerlas bien y combinarlas con verduras ayuda a hacerlas mucho más digestivas.

Evitar completamente las legumbres es ceder a mitos y perder una fuente barata y saludable de proteínas vegetales.

Hábitos para un intestino feliz

Gonzalo Guerra lo resume con claridad: “Es fundamental reeducar la manera de comer”. Esto implica:

  • Comer despacio y masticar bien.
  • Evitar distracciones como el móvil o la televisión.
  • Cocinar más en casa, con productos frescos.
  • Reducir ultraprocesados y bebidas carbonatadas.
  • Mantener raciones moderadas.
  • Hacer un poco de ejercicio diario para estimular el tránsito intestinal.

El especialista también alerta sobre las dietas milagro que prometen resultados rápidos pero generan miedo irracional a ciertos alimentos. Para él, la clave está en el equilibrio y la sensatez.

Comer como antes para vivir mejor

¿De verdad hemos olvidado cómo se comía antes? El doctor Guerra nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la comida: volver a la cocina tradicional no es un capricho, sino un paso hacia la salud.

Al final, no se trata de grandes sacrificios, sino de pequeños gestos diarios que suman bienestar. Comer en compañía, saborear sin prisas, cocinar con cuidado. Como lo hacían nuestros abuelos.

¿Y tú? ¿Te animas a recuperar estos hábitos? Comparte tu experiencia y ayúdanos a difundir un mensaje que puede cambiar vidas.

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