Veu del Consumidor
Fue al Lidl solo por pistachos y terminó gastando mucho más: “Odio este supermercado”

Esta es la historia de una clienta que, entre la ironía y la frustración, ha compartido en las redes su última experiencia en el supermercado Lidl, y que se ha vuelto viral en cuestión de horas.
La escena es fácil de imaginar: una compra rápida, sin lista y con un único objetivo. Pero entre pasillos llenos de ofertas tentadoras, productos de temporada y esa sección sorpresa donde nunca sabes qué encontrarás, la resistencia se derrumbó. “Odio este supermercado, porque siempre logra que gaste más de lo que quería”, confesó en un video que ya acumula miles de reproducciones.

La fuerza de la sección “no alimentaria”

Según explica la protagonista, todo comenzó en la sección de frutos secos. Allí tomó el paquete de pistachos que quería, pero al girarse, una estantería llena de accesorios de cocina llamó su atención. Un molde para hacer galletas, una taza con mensaje y una botella metálica reutilizable terminaron sumándose al carrito. Este efecto no es casual. Especialistas en marketing aseguran que la colocación estratégica de los productos “no alimentarios” en supermercados como Lidl provoca compras impulsivas. El elemento sorpresa, combinado con precios atractivos y rotación constante de artículos, crea un ambiente propicio para que el cliente compre cosas que no tenía previsto.

@ytusinfiltro

Decidme que no soy la única que va a por tomates y sale con una lijadora eléctrica 😅

♬ Funny video «Carmen Prelude» Arranging weakness(836530) – yo suzuki(akisai)

Cuando las ofertas dominan la voluntad

Mientras avanzaba por los pasillos, la clienta se topó con promociones de temporada: desde quesos de importación hasta pan artesanal recién horneado. “Pensé que solo miraría… pero cuando te das cuenta ya tienes media bolsa llena”, explica. La psicología del consumo indica que las rebajas y ofertas tentadoras estimulan el cerebro como si fueran una “recompensa rápida”. Esto explica por qué, aunque entremos con la idea de comprar solo un producto, terminamos saliendo con varios, especialmente si la compra se hace sin una lista previa.

Un fenómeno que muchos reconocen

Los comentarios en su publicación dejan claro que no está sola en esta experiencia. Muchos usuarios confesaron haber vivido situaciones similares: “Yo fui a por leche y salí con una parrilla eléctrica”, decía uno. Otros bromeaban diciendo que “Lidl no es un supermercado, es un parque temático para adultos con tarjeta de crédito”. Este sentimiento colectivo ha convertido la anécdota en un ejemplo más de lo que se conoce como compra por impulso, un hábito muy común y que los supermercados saben aprovechar con gran habilidad.

Cuando la compra termina siendo un placer culpable

A pesar de la queja inicial, la protagonista reconoce que todos los productos que compró le han sido útiles o le han hecho ilusión. Quizá, en el fondo, esto explica el “odio” con el que bromea: es la mezcla de sentirse atrapada por la estrategia comercial y, al mismo tiempo, satisfecha con el botín inesperado.
El poder oculto de los supermercados: el verdadero reto es salir con lo que habías planeado
Su historia recuerda que, en un mundo lleno de estímulos comerciales, mantenerse fiel a una lista de la compra es casi una hazaña heroica. ¿Y tú, has logrado alguna vez entrar al supermercado y salir solo con lo que tenías pensado? Si crees que es posible, comparte tu experiencia y desafía la tentación.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa