El sector vinícola catalán siempre ha sido un gran jugador en el mercado extranjero. La sequía y los problemas con el transporte o las materias primas de los primeros meses de 2023 no han conseguido hacer retroceder las ventas exteriores de un sector que, a pesar de las dificultades, continúa luchando por la supervivencia. En cifras, las exportaciones de vino y escumosos han aglutinado un total de 288,9 millones de euros desde principio de año, una cifra que supera ligeramente el acumulado hasta junio de 2022, que fue de 288,9 millones. Aun así, el sector del cava todavía reivindica que la situación se encuentra en la cuerda floja y, por lo tanto, hay que repensarse la manera en la cual se vende el producto al exterior. En este sentido, mientras el vino se encuentra en una situación estable, los escumosos quieren jugar a una liga más alta y, ante la inminente bajada del producto, aseguran que es hora de revalorarlo.
«El gran hándicap del sector es vender el cava al precio que toca», explica Eva Plazas, enóloga de la bodega Vilarnau, quien asegura que la sequía solo ha puesto sobre la mesa la necesidad de exportar el producto a un precio competitivo, pero a la vez, suficiente para que los viticultores puedan sobrevivir. «Es un problema que tenemos los catalanes, aprender a vender bien», reitera la enóloga. De hecho, la opinión de Plazas va en la línea de los datos publicados este martes por el Idescat, donde se indica que las exportaciones de escumosos han caído en valor, pero han aumentado en volumen. En concreto, se han exportado, el mes de junio de 2023, un total de 13.757,4 toneladas de producto (unidad de medida en la cual se calculan las exportaciones catalanas). Esta cifra ha superado las del mismo periodo de 2022, cuando se exportaron 13.088,6 toneladas. Aun así, pero, este año se han facturado un total de 37,1 millones de euros, cuando el año pasado la cifra era ligeramente más elevada, hasta los 37,2 millones de euros.
Si bien es cierto que la revalorización del sector es uno de los grandes retos de las bodegas, no hay ninguna duda que las exportaciones continúan siendo un activo muy importante para las compañías y este año no han sido ninguna pesadilla. Según los datos del mismo Idescat, el mes de junio, el total de facturación ha superado los datos del año pasado. En 2023, se han exportado un total de 21.901,7 toneladas, el que equivale a unos 61,3 millones de euros, ante los 59,5 millones (20.950,3 toneladas) que se consiguieron el mismo periodo del 2022. «No nos podemos quejar de los datos de este año», explica Anne Cannan, productora de vino del Priorat. Así pues, a pesar de que el sector se encuentra en un momento delicado, está claro que el extranjero todavía tiene en alto aprecio el producto catalán.

Los extranjeros los prefieren frescos
Por categorías, los escumosos se han llevado la parte más grande de las exportaciones de Cataluña, pero el vino tinto no se ha quedado atrás. Este segundo ha facturado un total de 22,1 millones de euros el mes de junio, con un total de 5.683,4 toneladas. Las cifras superan las del año pasado, cuando el mismo mes se exportaron un total de 4.401,7 toneladas, el que equivale a unos 19,6 millones de euros. «A principios de año nos avanzamos a las posibles dificultades del verano y ya empezamos a exportar el que se necesitaría por esta época», afirma Cannan, experta en producción de vino tinto. En este sentido, el sector no ha sufrido grandes cambios en la exportación, una tendencia, pero, que parece que cambiará el año que viene: «Tengo contactos que aseguran que las ventas veraniegas en los Estados Unidos están cayendo», lamenta la productora del Priorat.
De este modo, se confirma uno de los miedos más grandes de este sector: el cambio de preferencias del consumidor. No es ningún secreto que el cambio climático ha creado una nueva necesidad de consumir producto más refrescante. Esta tendencia hace aumentar las ventas de productos como los escumosos o los vinos blancos y rosados, pero deja fuera de juego al vino tinto. Tal como explica Plazas, «los blancos y los escumosos son más famosos que los negros este año y esto nos beneficia». Aun así, pero, los datos de exportaciones de vinos tintos continúan al alza, una situación que los expertos como Cannan creen que no durará y que «la carencia de ventas en el extranjero repercutirán en los datos del año que viene».
Un producto creciente, pero residual
Cataluña tiene tradición de ventas de vino y escumosos embotellados, en cambio, pero, el producto a granel va ganando terreno despacio. De momento, pero, las ganancias de esta clase de exportaciones no tienen una gran repercusión en el sector. Este mes de junio, el sector del vino a granel ha exportado un total de 2.236,6 toneladas, el que equivale a unos 1,3 millones de euros. Las cifras han caído en comparación el mismo mes de 2022, donde se facturó un total de 1,8 millones de euros, con 3.187,3 toneladas. Aun así, el acumulado de este año ha sido más elevado que el del año pasado, el que implica cierto repunte de este producto. En concreto, el Idescat calcula que en 2023 se han facturado un total de 7,9 millones en exportaciones de vino a granel, en cambio, en 2022, la cifra se quedó en unos 7,4 millones de euros en ventas al extranjero. «Tenemos constancia que hay algunas bodegas que trabajan a granel, pero es una cantidad muy residual», aseguran fuentes de la Federación de Cooperativas Agrarias.
Las exportaciones de los primeros meses de 2023 han estado más buenas del que se esperaba, puesto que han superado las del año pasado, marcadas por ciertas dificultades de transporte y crisis con el producto. El sector, pero, continúa sumergido en la carencia de producto que ha provocado la sequía. En este sentido, las soluciones a esta situación pasa para «insistir en el valor del producto que basura», confirma Plazas, quien también reconoce que Cataluña continúa siendo uno de los exportadores de vino y escumosos más importantes del mundo. Con todo, pues, el sector vinícola podría cerrar un 2023 con una facturación más elevada en las ventas en el extranjero que el año anterior, pero si no mejora la situación, podría ser el último para muchos viticultores.