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La ‘Nvidia china’ que vuela en la bolsa en plena burbuja de la IA

Las valoraciones de las empresas vinculadas a la IA en Estados Unidos no son tan prometedoras como lo fueron durante 2025. Alrededor de la presentación de los resultados trimestrales de Nvidia para el tercer período del curso, el mercado comenzó a enfriarse con fuerza. Lejos de los máximos de más de 200 dólares por acción, el fabricante de GPUs que dirige Jensen Huang ha caído hasta los 180 dólares entre temores por la sostenibilidad de su modelo de negocio y el de sus clientes. Las amenazas para la empresa más valiosa del mundo -todavía lo es, a pesar de haber perdido valor respecto a aquellos cinco billones de valoración global donde alcanzó la cima- se han multiplicado. Alphabet, la matriz de Google, ya plantea alternativas con su propio hardware; y el consenso de los expertos es que ya es un rival más que considerable para llevarse la guerra de los chips. Este mismo viernes, además, el tejido innovador chino ha dejado una segunda sorpresa desagradable para la tecnológica de Santa Clara: Beijing ya tiene su gigante, y los inversores parecen confiar en él. Moore Threads, la Nvidia china que hacía ruido en los círculos tecnológicos desde el verano, ha salido a bolsa con el motor en marcha, y ha multiplicado por cinco lo que debía ser su cotización inicial.

Ya con varios productos en el mercado, dirigidos tanto a las empresas de IA como a los consumidores, Moore Threads ha roto cualquier definición de hype que se pueda aplicar al sector tecnológico. Después de cinco años de rondas y crecimiento, la compañía lanzó a finales de 2024 una oferta pública inicial para salir a la bolsa de Shenzhen. En primera instancia, los títulos se valoraron alrededor de los 114 yuanes, unos 15 euros por acción. Los compradores, sin embargo, no le han permitido mantener esta estrategia conservadora, y han completado una operación de más de 1.000 millones de dólares en solo una semana que ha llevado la acción a superar los 600 yuanes, más de 75 euros. Más explosivo aún: los inversores interesados hicieron ofertas por una cantidad de acciones que superaba por un factor de 4.000 la oferta inicial. Si Moore hubiera aceptado todo el capital que el mercado estaba ansioso por pagar, habría abierto su primera jornada en el parqué público chino con una valoración de más de 4.5 billones de dólares. Es decir, habría sido, ya de entrada, la empresa más valiosa del mundo, por encima incluso de Nvidia. Especialmente sorprendente fue para el mercado el lanzamiento de su modelo más potente, la MTT 4000, que, por primera vez, «compite» con las soluciones que la estadounidense puede ofrecer en China.

Moore Threads es, en buena medida, hija de Nvidia. Fue fundada en 2020 por James Zhang, quien fuera vicepresidente global de la multinacional estadounidense y capitán de sus operaciones en China. Ya en su primer año de vida, las tecnológicas chinas la declararon prometedora, y levantó rondas de inversión protagonizadas por socios gigantescos, del calibre de Tencent -la propietaria de la superaplicación WeChat o Riot Games-, ByteDance -la matriz de TikTok-, y Sequoia Capital o GVV Capital, dos fondos especializados en la alta tecnología del mercado chino. Desde un inicio, comenzó a explorar las aplicaciones de las GPUs para los centros de datos, esenciales para la IA. Ahora parece haberse centrado en eso, aunque mantiene soluciones dirigidas al mercado del consumidor, para los ordenadores de videojuegos, por ejemplo; como también lo hace su competidora transpacífica. Cabe decir que el capital no parece verla como una amenaza para todo el sector estadounidense, y parece centrar sus preocupaciones en Nvidia, que pierde casi un 1% de su valor y vuelve a vacilar alrededor de los 180 dólares por acción. Según la casa de análisis XTB, Moore se posiciona con este rally «entre los beneficiarios más visibles de la nueva iniciativa tecnológic-industrial de Beijing».

El CEO de Nvidia, Jensen Huang, en China / EP
El CEO de Nvidia, Jensen Huang, en China / EP

Un arma geopolítica

La activación de Moore Threads como alternativa al núcleo de las tecnológicas estadounidenses es indistinguible de la guerra comercial que mantienen las dos grandes potencias del planeta ya desde antes del retorno del presidente Donald Trump a la Casa Blanca. Cabe recordar que la defensa del sector de los semiconductores y la prohibición de la venta de ciertas tecnologías a compradores asiáticos fue una de las medidas más controvertidas en términos geoeconómicos de la administración Biden, que solo se ha exacerbado bajo el gobierno republicano. A principios de 2025, el Despacho Oval puso restricciones a Nvidia para prohibir de facto la venta de sus microchips a China y a otros países que considera hostiles. En el verano, tras negociaciones con la multinacional, abrió la puerta a los dispositivos H20, los más básicos para el ámbito de la IA. El proteccionismo de la industria de los microchips ha calado tanto, sin embargo, entre los legisladores de Washington que este mismo miércoles un grupo de senadores de ambos partidos han presentado una nueva ley, bajo el título SAFE Chips Act, para atar al gobierno federal de pies y manos en términos de liberalización del comercio tecnológico con el rival asiático. «Negar a China acceso a nuestros chips es una cuestión de seguridad nacional», argumentaba Joe Ricketts, representante conservador por Nebraska y heredero de la compañía de trading digital TD Ameritrade.

Santa Clara, sin embargo, intenta convencer a los reguladores de que su obsesión por el mercado chino va más allá del beneficio. Huang ha asegurado en varias ocasiones que permitir vender tecnología estadounidense a los impulsores de la IA en China es una estrategia de bloqueo de su desarrollo; una especie de apaciguamiento que evitaría que Beijing inicie una expansión también como proveedor de infraestructura para la inteligencia artificial, especialmente para países emergentes. Es lo que el CEO ha llamado la «ruta de la seda de la IA»; un camino comercial -del cual la administración china nunca ha hablado y, según las declaraciones de varios oficiales tecnológicos de la jerarquía de Xi Jinping, no tiene constancia-. Aunque este proyecto global no parece constar bajo el nombre que le otorga el consejero delegado, es innegable que el PCCh quiere sentar las bases para conquistar el desarrollo de la inteligencia artificial. Al lado de Moore, ya ha escalado posiciones como fabricante Huawei, conocida en Europa por sus teléfonos móviles, pero que ya ha presentado un chip que puede llevarse todo el mercado que ha abandonado el H20; así como Cambricon, que está en pleno desarrollo de hasta cuatro dispositivos dedicados tanto al entrenamiento de modelos de lenguaje como a la inferencia con estos.

Imagen de archivo de un día de caídas en la bolsa de Nueva York / Bryan Smith - ZUMA Wire
Imagen de archivo de un día de caídas en la bolsa de Nueva York / Bryan Smith – ZUMA Wire

Cambio de equilibrios

Los vaivenes que sufre el mercado de la IA, que parece estar desplazando su polo de influencia desde la costa oeste de Estados Unidos a la China urbana, son solo un capítulo de todo un cambio de tendencia para el capital global, que varios analistas ya han identificado. Según Joan Esteve, director de inversiones de la boutique financiera Gesinter, la opacidad y la inseguridad jurídica que está imponiendo la administración Trump a la economía estadounidense la ponen en riesgo constante de fuga de capitales, y las empresas chinas podrían ser las principales beneficiarias. El experto identifica una chispa clara que puede hacer explotar la situación: el cambio de gobierno de la Reserva Federal, con el fin del mandato del presidente Jerome Powell, que podría terminar de enterrar la ya maltrecha percepción de independencia del principal regulador monetario del planeta. Este relevo puede «actuar como catalizador» de un ajuste que, por fundamentos financieros, parece inevitable. China, apuntan desde la firma, representa cerca del 20% del PIB mundial, y el 25% de todo el crecimiento acumulado del planeta, «pero pesa solo el 3% de los principales índices bursátiles».

También la banca estadounidense acepta este relato: en su previsión global de inversiones para 2026, la histórica JP Morgan asegura que el crecimiento de la IA en el gigante asiático «es un recordatorio del espíritu emprendedor» de su sector privado. «La recuperación de la bolsa china, impulsada por la IA, y la estabilización de los precios internos debería ayudar a elevar los ánimos de los consumidores», subrayan desde el banco; hecho que atraerá capitales que busquen entornos más seguros que los Estados Unidos. A esto se debe añadir una buena predisposición de los exportadores, que han logrado escapar con creces de la crisis de los aranceles; y a un sector del automóvil que ya agrupa dos tercios del mercado electrificado. Con todo, MSCI China, el principal índice bursátil del país, escalará «un 15% en 2026, y mantendrá la fuerza en 2027, muy por encima del promedio del 10% en la última década». La polaridad ha cambiado, y Nvidia, desde su podio, podría ser la primera víctima.

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