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Gobierno e industria chocan por los objetivos de renovables para 2030

El Gobierno y la mayoría de los grupos parlamentarios catalanes se han visto obligados a acelerar la implantación de renovables en el Principado. Lo hacen después de un 2024 decepcionante, que terminó con menos del 20% del consumo eléctrico proveniente de fuentes alternativas. También a la sombra de una primera mitad del año de mala mar política, en la que la presión de varios colectivos, especialmente el sector agrícola, hizo caer el primer decreto de resiliencia energética, que buscaba -sin mayorías suficientes- fundamentar el sistema eléctrico del país con un mayor peso de las baterías para garantizar el almacenamiento eléctrico dedicado a los molinos y las placas. Seis meses después, el ejecutivo ha logrado sacar adelante el heredero del decreto, con el apoyo de una mayoría abrumadora del Parlamento; y ha activado una palanca que el sector reclamaba desde 2019: el Plan Territorial Sectorial de Energías Renovables (PLATER), que el Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) está presentando en una gira por las comarcas catalanas. El impulso regulador sirve para que todas las partes del proceso -administraciones, promotores y patronales- vean con buenos ojos el futuro de la energía catalana. La situación de partida, sin embargo, es poco halagüeña, como confirman las principales voces de la industria.

Según un informe publicado la pasada semana por la consultora Opina360, la transición energética se ha congelado en el conjunto del Estado. El tercer trimestre, el crecimiento de las energías alternativas fue sustancialmente menor de lo necesario, solo un 2% más que en el mismo período del año anterior; frente al 4,1% que escaló la generación no renovable, gracias a la dependencia de los ciclos combinados de gas. En Cataluña, el panorama es aún más sombrío: según el mismo estudio, entre julio y septiembre solo se instalaron 44 MW de nueva potencia renovable; todos ellos en fotovoltaica, sin ningún parque eólico puesto en marcha. En el territorio catalán, la generación renovable cayó un 4,5%, debido al empeoramiento de la capacidad de los molinos eólicos, que han aportado un 26,3% menos de potencia que hace un año. Así, en el período estudiado, el peso de las renovables sobre el total de energía producida es de un más que escaso 14,8%.

Con esta tendencia, Cataluña aporta solo el 4,2% de la potencia renovable instalada en el conjunto del Estado, unos 3.853 megavatios. A pesar de ser históricamente el primer consumidor, el Principado aún está lejos de los territorios líderes. Cinco regiones, según el informe de Opina, superan los 10.000MW: Castilla y León (16.281), Andalucía (15.046), Castilla-La Mancha (14.424), Extremadura (11.610) y Aragón (10.413). Todas ellas comparten una menor densidad de población que la de Cataluña, y una orografía más favorable; que, según las principales empresas del sector, contribuyen a evitar la oposición social a molinos y placas. Como ironizaba el experto Jaume Morrón, en conversación con Món Economia, Cataluña parece ser «pionera en el rechazo de las renovables».

La directora del ICAEn, Anna Camps, en la presentación del balance energético anual de Cataluña / ACN
La directora del ICAEn, Anna Camps, en la presentación del balance energético anual de Cataluña / ACN

Desacuerdo institucional

En este sentido, en una reciente entrevista con Món Economia, el presidente de EolicCat -la patronal de las empresas de energía eólica catalanas- Víctor Cusí alertaba que «vamos muy tarde». A su parecer, Cataluña «ya puede decir que es imposible alcanzar los objetivos de 2030». El Gobierno, cabe recordar, se marcaba el reto de llegar al 50% del consumo total del país proveniente de renovables en solo cinco años, un objetivo que ratifica la Prospectiva Energética de Cataluña (PROENCAT) en línea con las directrices europeas. Más allá, la aspiración de la Generalitat es llegar al 100% en el año 2050. Según Cusí, el reciente decreto de renovables, y especialmente el PLATER, contribuirán a acelerar los trámites y facilitar las gestiones para que los promotores aterricen en Cataluña. En este sentido, a pesar de que asume que el ritmo no será lo suficientemente alto para cumplir el compromiso 2030, instaba a «continuar trabajando para que, si no es entonces, sea en 2033, o en 2035».

El Gobierno, hay que decir, no está de acuerdo con esta apreciación empresarial. Para la directora del ICAEN, Anna Camp, hay posibilidades de alcanzar el recuento energético en el año 2030. Según informó en una jornada sobre la transición energética celebrada el pasado jueves en Barcelona, la administración está gestionando ahora mismo 814 proyectos de generación energética renovable. En concreto, 601 proyectos son de placas solares, 63 son molinos, y los 150 restantes corresponden a baterías. Para Camp, «si todo lo que está en trámite se acaba materializando, llegaremos al objetivo de 2030». A pesar del optimismo, la experta reconoce que «debemos acelerar» la tramitación, para lograr que todas estas iniciativas estén en marcha al final de la década. En total, ha anunciado la directora del ICAEN, los 814 proyectos en cola en Cataluña podrían generar más de 8.000 megavatios, que llevarían a Cataluña por encima de los 15.385 MW necesarios para contabilizar la mitad del consumo previsto proveniente de renovables. El horizonte 2030, cabe decir, también contempla reducir el consumo final de energía en un 30,3%, y también duplicar la electrificación del Principado.

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