La economía catalana habría sobrevivido con algunas heridas a los estragos de la guerra comercial lanzada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Así lo indican las estimaciones de crecimiento del PIB de la Generalitat para 2025 y 2026, que apuntan a dos años de crecimiento aún por encima del 2%. Los cálculos del Gobierno «confirman la normalización de la economía catalana» tras años de «crecimientos inusualmente intensos» que desacoplaron al Principado del entorno europeo. En concreto, apuntan a una expansión del producto interior bruto del 2,5% para el curso presente, que se moderaría al 2,1% el próximo. Se trata de un paso atrás de una décima respecto a las anteriores estimaciones del ejecutivo, un retroceso que atribuyen a «el escenario complejo para el comercio global, la atonía de la zona euro y el aumento de las importaciones«.
A pesar de la rebaja, este año el tejido productivo catalán duplicará las alzas previstas para el conjunto de economías de la OCDE, que se quedará en el 1,2%; y encadena cuatro años consecutivos con un «diferencial positivo» respecto a la media de la zona euro. Cabe decir que las estimaciones de la Generalitat son ligeramente menos halagüeñas que las de algunos de los observadores financieros que han valorado la economía catalana recientemente. Sin ir más lejos, en su último informe para el Principado, BBVA apuntó a una aceleración del 2,6% para el año, descontando también los impactos de la guerra arancelaria sobre el tejido económico. El Gobierno, cabe decir, otorga más peso que otros actores a los «riesgos que pueden ralentizar el ritmo previsto de crecimiento«, como las tensiones geopolíticas que persisten en Ucrania y Oriente Medio, la inestabilidad política en Francia o el endurecimiento de la continuidad de la guerra comercial, especialmente entre Estados Unidos y China.
Menos comercio internacional, más capital
Durante los años posteriores a la pandemia, las exportaciones fueron la principal palanca de crecimiento de la economía catalana, en parte impulsadas por la reapertura tras la crisis sanitaria; en parte por una inflación rampante que las hizo escalar en valor. Ahora, sin embargo, la inestabilidad internacional y la mala salud económica de algunos de los clientes preferidos de las empresas del país han forzado una desaceleración en el sector exterior. De hecho, la balanza comercial con el extranjero hará una contribución negativa al producto interior bruto tanto este año como en 2026, principalmente por un alza de las importaciones mucho más intensa que la que mostrarán las exportaciones. En concreto, el comercio internacional erosionará cinco décimas la evolución del PIB catalán en 2025, mientras que el año próximo restará un 0,2%.

Los otros platos de la balanza, sin embargo, muestran una mejor predisposición a crecer. La demanda interna pasará a ser la principal bolsa de contribución a la economía, con un valor añadido bruto del 3% este año y del 2,1% el próximo, ambas cifras a igual nivel o por encima de la media del PIB. En años anteriores, sin embargo, este monto era engañoso, en tanto que buena parte de este dinamismo partía del erario público, en buena medida gracias a los fondos europeos de recuperación Next Generation. En 2024, por ejemplo, el PIB creció un 3,6%, y las administraciones públicas gastaron un 5,3% más. Ahora, este monto va en clara bajada, con una expectativa del 2,5% para este año y un 1,8% para 2026.
El gasto de los hogares, amenazado por las turbulencias económicas globales, también retrocederá en los próximos meses, pero lo hará a un ritmo más lento que el del Gobierno y los Ayuntamientos. Se quedará en el 3,3% en 2025, prácticamente intacto respecto al curso anterior, y crecerá solo un 2,4% en 2026. Así, la aportación más generosa al PIB la hará la inversión privada, que se elevará un 5,1% este año. Varias entidades económicas, con la Cámara de Comercio de Barcelona a la cabeza, aseguran que se trata de una buena señal para la salud del tejido productivo catalán, en tanto que una mejor formación bruta de capital promete una escalada intensa en productividad total.
Sobre esta proyección, el Gobierno también estima que el mercado laboral continuará con una tendencia favorable, aunque menos intensa que en 2024. Este año, aseguran, el paro se mantendrá en el 8,4%, mientras que se reducirá al 8,2% en 2026. Así, el Principado «generará empleo, pero a un ritmo más suave» que recientemente; y creará unos 110.000 nuevos puestos de trabajo en el bienio estudiado.