El BBVA y el Banco Sabadell son conscientes de que la OPA hostil que los enfrenta desde hace un año y medio ha llegado a los minutos de descuento. Y lo ha hecho, además, sin un resultado claro. Entre el rechazo de los accionistas minoritarios y los movimientos entre bastidores de los fondos institucionales, más tibios de lo que esperaba la directiva vasca a favor de su proyecto, el período de canje se cerrará en poco más de 24 horas. Las cúpulas de los dos implicados, en consecuencia, apuran las horas para intentar convencer a los inversores que aún no han tomado una decisión. La batalla entre los primeros ejecutivos -el presidente, Carlos Torres, por el lado vasco; y el consejero delegado, César González-Bueno, por el catalán- se está librando en el terreno de los derechos de voto: el Sabadell hace un diagnóstico muy poco halagüeño para el oferente, y ve prácticamente imposible que llegue al 50% de los títulos alcanzados; mientras que el BBVA lanza lecturas que lo aproximarían al 70% de la propiedad del banco vallesano.
En una reciente entrevista con el digital OnEconomia, González-Bueno ha recordado que los accionistas retail, que agrupan más del 40% de las acciones de la entidad, «siguen en el 1% de aceptación, y no habrá avalancha final». A juicio del CEO, «los dueños del 40% de los títulos no quieren esta operación»; lo que alejaría sustancialmente el éxito del BBVA. En recientes declaraciones públicas, el ejecutivo ha apuntado que, de acuerdo con sus informaciones, el BBVA tendrá muy difícil llegar siquiera al 30% de adhesiones que abre la puerta a la hipotética segunda OPA y, si lo hace, será «rozando el palo». En cuanto a los institucionales, entre los gestores activos que sí querrían acceder a la OPA y los pasivos, que dedicarán acciones en línea con la que estimen que será la aceptación general, el Sabadell asegura que «el apoyo a la operación será del 15%». «No supone, en absoluto, conseguir una mayoría significativa», ha apostillado.
Parte de la herida que sufre la operación de compra ha sido la prolongación de los tiempos, que atribuye a los ritmos del BBVA. El retraso más significativo, recuerda, fue el provocado por la fase 2 de estudio de la CNMC. El lento estudio del expediente partiría de las maniobras del Banco de Bilbao, que fue «el único que habló» con el regulador, y «presentó hasta siete borradores diferentes» del documento que acabó siendo el folleto.

Torres, esperanzado
Por su parte, el presidente del BBVA parece mucho más optimista para sus posibilidades. En recientes cálculos avanzados por Expansión, la Citi de Londres asegura que ya se habrían comprometido un 20% de las acciones del Sabadell, teniendo en cuenta el cálculo de los institucionales de gestión pasiva, como BlackRock. A pesar de la lejanía con el 50%, Torres mantiene la esperanza, y recuerda que «el 75% de las adhesiones se producen los últimos días». En una entrevista en Catalunya Ràdio, se ha mostrado «plenamente convencido» de que llegarán al 50% de aceptación. Ha reiterado, además, el argumento del «colapso» de la acción del Sabadell una vez se retire la OPA. El banco catalán «ha duplicado su cotización desde el inicio del proceso y ahora tiene la oportunidad de consolidar el valor». Al finalizar, ha rechazado los argumentos y la perspectiva de los accionistas minoritarios, muchos de ellos clientes del banco, pequeños empresarios que se financian con el capital sabadellense. «Si yo fuera un minoritario -ha advertido- me fijaría en el ejemplo de David Martínez, porque sabe de qué habla».