El empresariado catalán está de celebración. El fracaso de la OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell ha sido un balón de oxígeno para el sector privado del país, que enfrentaba un futuro inmediato sin una de sus principales fuentes de financiación si la ofensiva de la Vela tenía éxito. El presidente de la patronal Foment del Treball, Josep Sánchez-Llibre, se ha congratulado en una breve comparecencia de la «fidelidad e integridad» del accionariado del banco catalán; a quienes ha felicitado por «no haber caído en vender duros a cuatro pesetas». Ha celebrado, de hecho, el rol de todos los actores que han participado en la derrota del Banco de Bilbao; también del gobierno español, con su irrupción para prohibir la fusión entre las dos entidades durante entre tres y cinco años. Aunque Sánchez Llibre a menudo es crítico con la entrada de las administraciones en la economía, en esta ocasión ha celebrado la postura del presidente, Pedro Sánchez, y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. La Moncloa, asegura, «no ha sido intervencionista» contra la OPA.
«Las condiciones que ha puesto el ejecutivo eran normales y objetivas en un mercado regulado», ha sentenciado el líder patronal. Así, Foment se desmarca de las abundantes críticas que ha recibido la Moncloa por las formas en su intervención en la ofensiva del BBVA sobre el Sabadell. Alguna de ellas, judicializada: cabe recordar que aún pesa sobre el ejecutivo español un recurso ante el tribunal supremo del mismo Banco de Bilbao por las condiciones que puso en fase 3. La Vela siempre ha mantenido -como varios juristas independientes- que la ley española de competencia no permite al Consejo de Ministros «endurecer las condiciones» impuestas por la CNMC a un proceso de OPA, «sólo mantenerlas o flexibilizarlas».

Reformas en la ley
Más allá de las celebraciones, Sánchez Llibre también ha reclamado una «revisión» del decreto de OPAs para «adaptarlo al siglo XXI». El líder patronal, sin embargo, pone el foco en los plazos de las operaciones, ante la evidencia de que «una oferta como esta no puede durar 18 meses». Aun así, no atiende las peticiones de otros actores políticos, financieros y jurídicos, que reclaman un esclarecimiento de la legislación que delimite el papel de las administraciones, y deje las decisiones en manos de los organismos públicos autónomos, como la CNMV o la CNMC. Cabe recordar que sobre el gobierno español también planea la sombra de Bruselas, que ha solicitado una opinión informada para explicar su intervención en la operación. La Comisión Europea, cabe decir, también ha criticado la legislación española, por considerarla excesivamente discrecional.
Un nuevo núcleo duro
Durante su intervención, Sánchez Llibre ha celebrado especialmente el rol de los accionistas minoritarios, que han rechazado masivamente la oferta del BBVA. A juicio del presidente de Foment del Treball, sería bueno que el Sabadell fomente una ampliación de estos perfiles, especialmente entre los clientes del banco, para «configurar un núcleo duro más resistente». «El Sabadell se ha consolidado como la cuarta entidad financiera del Estado español, y debe lograr un núcleo duro sólido para evitar más OPAs hostiles en el futuro», ha sentenciado. Cabe recordar que, por ahora, los minoritarios tienen un 40% de los títulos del banco vallesano, un 80% de los cuales los tienen depositados en el mismo Sabadell. La ratio se ha recortado en los últimos años, dado que habían llegado a atesorar cerca del 50% del banco. La patronal también considera que la labor del banco debe ir encaminada a «ganar tamaño», tanto en el Estado como a nivel internacional, para garantizar la solvencia y el crecimiento a largo plazo.