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BBVA tropieza en bolsa y hunde la prima de la OPA al Sabadell hasta el 1,1%

El de la Europa decimonónica, que miraba a Francia con odio y envidia a partes iguales, sigue bien vivo. «Cuando París estornuda, Europa se resfría«, decía el refrán, siempre con un ojo en la capital gala de las Tres Gloriosas y la Comuna. París, en 2025, está en la UCI -«jugando a ser Roma», como decía Roger Medina en un reciente artículo en Món Economia-, después de hacer caer al cuarto primer ministro del mandato del presidente Emmanuel Macron, bajo el yugo de un poder legislativo ingobernable. Y el estornudo ha llegado incluso a los últimos rincones de Europa: la pulsión de muerte que parece haber embrujado el Hotel Matignon ha hecho un agujero en el CAC40, el principal selectivo bursátil del país, que cerró el lunes con pérdidas de más del 0,6%; y ha arrastrado a los principales actores bursátiles del continente. Especialmente, la banca, que no tiene una buena relación con el riesgo y los desequilibrios políticos. Con una víctima más enferma que el resto: el BBVA, que ha perdido cerca de un 1,5% de su cotización desde la apertura del mercado. El resfriado, pues, ha dejado en cama y en reposo la OPA hostil sobre el Banc Sabadell, que ha vuelto a perder buena parte de la prima positiva que mantenía en las últimas semanas.

Desde la polémica mejora de la oferta un 10%, que dejó el canje en 4,8376 acciones catalanas por cada una de nueva emisión del banco vasco, los accionistas del Sabadell volvían a ver una pequeña plusvalía, una ganancia de valor ligera en caso de que decidieran entregar sus derechos de voto a la Vela. Durante la mayor parte de septiembre, esta prima ha permanecido alrededor del 3% -a años luz de las demandas del consejo de administración y los inversores minoristas vallesanos-. Ahora bien, con las oscilaciones de este lunes, que han hundido al Banco de Bilbao y han provocado una herida mucho menos profunda al Sabadell, la ganancia de la OPA se queda ligeramente por debajo del 1,1%, una cifra prácticamente testimonial. Con los títulos del banco oferente a 16,175 euros, y los del oferido a 3,307 euros, la distancia es inexistente. Aplicando la relación a la capitalización actual del Sabadell -unos 16.678 millones de euros-, la ganancia de la OPA se queda en 183 millones.

De esta manera, los inversores que piensen acudir al intercambio que ha puesto sobre la mesa Carlos Torres tendrían una ganancia por acción de poco más de tres céntimos, a los que se debería añadir otros seis céntimos por papel que surgen del dividendo ordinario del BBVA, anunciado el pasado 29 de septiembre como última maniobra para salvar una OPA que parece, al menos, amenazada.

El presidente del Sabadell, Josep Oliu / EP
El presidente del Sabadell, Josep Oliu / EP

Diagnósticos opuestos

Con un margen tan ajustado, los dos bancos implicados han puesto la sexta marcha para atraer a los inversores vallesanos. El período de aceptación, cabe recordar, finaliza el próximo viernes 10 de octubre, un mes y tres días después del lanzamiento del folleto de OPA, tras la pausa impuesta por la CNMV por la modificación de la oferta. El BBVA, atendiendo las declaraciones de su presidente en los últimos días, da por ganada la contienda. Este mismo fin de semana, en una entrevista en La Vanguardia, se ha aventurado a prever que alcanzarán un 70% de los derechos de voto vallesanos, una ratio que les permitiría controlar el banco sin ningún impedimento.

Sus homólogos catalanes, Josep Oliu y César González-Bueno -cabe recordar que Torres agrupa las funciones de presidente y de primer ejecutivo, contraviniendo las recomendaciones del Banco Central Europeo- tildan este cálculo de «barbaridad», y lo rebajan a, como máximo, la mitad. De hecho, en el foro económico del diario madrileño Expansión, celebrado este mismo lunes, González-Bueno ha avisado que «será muy difícil» para los oferentes llegar al 30%, la cifra que marca la posibilidad de lanzar una segunda OPA obligatoria, en metálico y a precio equitativo. Oliu, sin embargo, ha pedido que si, como prevé, la Vela no atrae el 50% de los derechos de voto, «cada uno siga su camino». Por ahora, solo el tiempo y los minoristas sabadellenses conocen el desenlace.

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