La urgencia ha llegado a las oficinas del BBVA. El próximo viernes 10 de octubre, solo una semana en el futuro, finaliza el período de aceptación de la OPA hostil que lanzó sobre el Banc Sabadell en mayo de 2024. Termina así un año y medio de disputa financiera que, a pesar de los mejores esfuerzos de ambos bandos, aún no tiene un final previsible, con el Banco de Bilbao avanzando en el capital vallesano, pero lejos de alcanzar sus objetivos. Según ha avanzado el diario Expansión, la Vela tendría asegurados, hasta el momento, derechos de voto equivalentes al 10% del valor del Sabadell. Este valor surge de la suma del compromiso del millonario mexicano David Martínez Guzmán, que ostenta cerca de un 3,9% de las acciones; las posiciones de los fondos pasivos y un pequeño número de minoritarios que habrían aceptado las condiciones del folleto de la OPA. El rotativo madrileño, citando fuentes de la City, aleja el éxito de la operación a 20 puntos porcentuales del mínimo del 30%, lo que dejaría un camino abierto para un segundo asalto.
Así, tal como detalla Expansión, se habrían sumado al intercambio unos 860 accionistas minoritarios del Sabadell, menos del 1% del total. Los minoristas, cabe recordar, concentran más del 40% del capital del banco; y una inmensa mayoría -el 80%- también son clientes. Por su parte, los fondos indexados -los inversores pasivos, que actúan de acuerdo con los movimientos del Ibex-35 y el peso de cada compañía en el selectivo- habrían comenzado a moverse, si bien en pequeñas dosis. Las fuentes financieras que informan a Expansión sitúan la adhesión de estos perfiles en un 30%, si bien el tamaño de estos es muy variable. El mayor de los indexados es, de hecho, BlackRock, el primer accionista del Sabadell, que recientemente redobló la apuesta por el banco catalán y igualó su posición a la que mantiene en el BBVA.
Vale decir que las primeras semanas suelen tener un cierto carácter de tanteo en OPAs como la que está llevando adelante el BBVA. Muchos de los inversores, especialmente los más grandes, se mueven en los últimos días del período de aceptación, a la espera de posibles movimientos de ambas partes de la disputa. Analistas consultados por Món Economia, de hecho, no descartan aún que la Vela guarde un último aumento del precio de la operación; si bien esta posibilidad se aleja cada vez más, dado que la ley otorga un margen de cinco días hábiles antes del final de la oferta. La puerta para hacerlo, entonces, quedaría cerrada entre este mismo viernes y el próximo lunes.

Objetivo: 30%
Tras los movimientos de ambos bancos en las últimas semanas -con un aumento de la oferta de un 10% y respectivos aumentos del dividendo a repartir entre los accionistas-, las aspiraciones del BBVA se han ido adaptando. Tras comunicar el nuevo intercambio a la CNMV –4,8376 acciones catalanas por cada una vasca– la mayoría de analistas advirtieron que las cifras eran insuficientes para alcanzar el 50% de aceptación; pero sí podrían garantizar el 30% de adhesiones. En caso de que las ventas finales se queden entre estos dos objetivos, el presidente del Banco de Bilbao, Carlos Torres, deja cada vez más la puerta abierta a renunciar al umbral de éxito de la mitad de los derechos de voto que marca por ahora el folleto de la OPA, y seguir adelante con la compra con solo un tercio de estos.
En tal caso, el BBVA se vería obligado a lanzar una segunda OPA por todo el capital restante del Sabadell, con un componente en efectivo y con un precio «equitativo» que debería pactar con el regulador bursátil español. Tanto el folleto como el mismo Torres contemplan esta alternativa, si bien la vinculan a las condiciones de mercado que se encuentren en el momento de asumirla: dependerá, dicen, de este precio establecido por la CNMV, de la cantidad de acciones que deban adquirir o de la coyuntura económica del momento. Según los cálculos del Sabadell, el costo de la segunda operación, de acuerdo con la capitalización actual del banco, oscilaría entre los 8.250 millones y los 12.000 millones de euros; un gasto que, a juicio de la gestora de fondos estadounidense Jefferies, dejaría un agujero en la caja del BBVA de entre 1.000 y 5.000 millones.